IV-6

2575 Words

—Y… ¿el señor Razumov…? —Se quedó allí, sí. Supongo que entró en la casa cuando yo me marché. Recuerde que llegó aquí muy recomendado a Peter Ivanovitch, quién sabe si con importantes mensajes para él. —¡Ah, sí! De ese sacerdote que… —El padre Zosim, sí. O puede que de otros. —Y entonces usted se marchó. Pero, ¿puedo preguntarle si ha vuelto a verlo? La señorita Haldin tardó un rato en responder a esta pregunta directa, y después, en voz baja, dijo: —Esperaba verlo aquí hoy. —¡Lo esperaba! ¿Se encuentran ustedes en este parque? En ese caso mejor la dejo enseguida. —No, ¿por qué? Y no nos encontramos en este parque. No he vuelto a ver al señor Razumov desde ese día. Ni una sola vez. Pero lo he estado esperando… Se detuvo. Me pregunté por qué el joven revolucionario se mostraba tan

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD