Todo se va a la...

1145 Words
Antes de regresar a casa paso por la corte, solicito la lista de psicólogos forenses en la oficina de la jueza Ortiz. Su secretaria le anunció mi llegada y la mujer salió de su oficina para recordarme no salir del país y agilizar a medida de lo posible la visita con el terapeuta. Estaba genuinamente preocupada por la huida de mi hijo y tras la revisión del caso se sentía aún más preocupada por la situación familiar de Emiliano. —Desconozco la situación de su pareja, pero, me gustaría que ella también asistiera a una cita con la psicóloga, así como coordinar una visita con la trabajadora social mientras esté en la casa, si viven juntos. —Claro, ella está en casa así que coordinaré eso tan pronto como sea posible. Estreché la mano de la mujer y fui con dirección a mi casa, compré unas rosas rojas y fui directo a mi casa. Niza estaba sentada en la barra de la cocina diseñando. Le miré concentrada e intenté no hacer demasiado ruido mientras me acercaba, le puse el ramo al lado y ella sonrió. —Esto es real, es un ramo. —Son seis ramos en uno. Por cada semana que te extrañé. —¿Si?—preguntó y las intentó tomar, pero, estaban mucho más pesadas de lo que pensó, por lo que, las puso en la mesa y me dio las gracias con un beso y un abrazo. —¿Cuáles son tus planes cariño?—pregunté y le llené de besos. —Voy a ir con mi hija y hermana a almorzar, luego un café tal vez y más tarde estaré aquí solo para ver una peli con Emiliano y contigo. —Invita a Mily, si no hay problema con Olivia —asintió y me llenó de besos, le pasé las manos por el cuerpo mientras me inclinaba despacio para besarle, estaba viéndole a los ojos, disfrutando de su sonrisa y la ansiedad de su cuerpo por recibir al mío. Ella acortó la distancia y me besó con fuerza y pasión, le tomé del cuello mientras le besa para disfrutar más de ella y de su boca. Escuchamos golpes en la puerta que nos fueron difíciles de ignorar, mi novia sonrió y dijo que aprovecharía para tomar una pequeña siesta porque entre el jet lag y todo lo que habíamos compartido la noche anterior estaba muy cansada. Le di un beso en la mejilla y le dejé ir a la habitación. Fui corriendo a abrir la puerta de mi casa y me sorprendí al encontrarme con Maya. —Hice esta gelatina de gelatinas para Emiliano—Vi el molde y sonreí porque tenía más cubos de naranja que de los otros sabores como le gusta al niño más complicado de la ciudad.—Espero le guste. Te traje las cosas que me dejé la otra noche—Tomé a la gelatina y la camisa con el suéter que estaban calientes por la secadora. Le di las gracias a Maya y ella me dio una sonrisa antes de correr de vuelta hacia su auto. Fui a dejar la gelatina en el refrigerador e hice algunas llamadas de trabajo, así como respondí algunos correos, todo parecía estar bien al menos en lo laboral, después de acabar con algunos pendientes de la revista. Veo la hora, era casi la salida del colegio Mily para el almuerzo. El tiempo se va rapidísimo, pero mi novia no estaba dormida, estaba acostada de medio lado en dirección contraria al ventanal para no ser interrumpida por la luz. Me mira y sonríe. —Ya casi voy a cambiarme, Olivia. Me ha llamado y dice que pasa en quince minutos. Me acosté a su lado y le besé las manos, los nudillos y las puntas de los dedos, ella sonríe pregunté: —¿Hay algo que pueda hacer para disuadirte de salir de la casa por el día de hoy? —No, es una salida imposible de cancelar, amo demasiado a esas mujeres. —Me amas a mí y estás en la lista de míos —Niza rio y se acercó para pegar su frente con la mía. —¿Emilio tienes algo con ella, con Maya? —Le vi asombrado.—Pregunto por qué vi que vino a dejarte tu ropa. —Ahh, cariño, no, es solo ... Vino ayer y después del susto con Emiliano estaba llorando, notablemente asustada y avergonzada, así que le dejé verlo y noté que estaba mojada y le presté la ropa. Nada más. —Ni ella ni nadie —respondió con seguridad y una enorme sonrisa. —Te amo mucho. No debí preguntar; es solamente que... Me asusté. En fin, estábamos... ¿Separados? Y no sé siquiera saber. Ya sabes, no preguntes lo que no quiere escuchar —Dijo y fue a buscar la maleta que Olivia le había traído en la mañana, porque aparentemente solo iba a pasar a verme anoche e iría a casa de su hermana, pero, la acaparé. Mi novia se arregló rápidamente y su hermana pasó por ella. Unos minutos más tarde conversé con mi tía para que me diera su opinión de los psicólogos familiares e infantiles que estaban en la lista. —¿Qué gusto que llamaras?—me saludó. —¿Cómo está Emiliano? —Bien, hoy como siempre fue a la escuela, no han llamado, así que todo bien. —¿Durmió bien?—pregunté. —Como un tronco. —Me alegra —respondió. —Llamaba para ver si conoces a algún psicólogo de familia que esté relacionado con el equipo forense o que me recomiendes, te pasé la lista por mensaje. —Claro, voy a revisarlo y te digo. —Sí... Los dos nos quedamos en silencio por unos segundos hasta que mi tía preguntó: —¿Pasa algo? —No, no pasa nada. —¿Seguro? —Sí. —¿Qué pasa si terminé con alguien? Me acosté con alguien más y ahora me acosté con la persona que terminé. —Eres un adulto, ¿sabes lo que pasa Emilio? —Tienes razón. —¿Qué si no le digo? —¿Sabes la respuesta? —Ok... gracias, tía Emma. —La honestidad es fundamental en una relación para crear confianza, seguridad y alimentar el amor, piensa en eso.—suspiré agobiado. No tenía planeado nada, no fue por hacerle daño, más bien estaba ceñido en mi propio dolor, y ahora que reflexiono; fui estúpido y puedo arruinarlo todo. Yo sé que la amo y eso hace peor el que le haya sido infiel. —Lo hace mucho peor, lo que tienes que descubrir es porque siempre saboteas tus relaciones. ¿Te lo has preguntado?—Replicó mi tía y suspiré. — Me voy mocoso. Terminó la llamada y escuché la puerta de casa cerrarse. ¡Mierda! ¡¡¡REMIERDA!!!
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