POV ELIZABETH No había vuelta atrás. Desde el momento en que acepté la invitación de Adam, supe que esto terminaría en llamas. La tensión entre nosotros se había vuelto insoportable, un juego del que ambos disfrutábamos, pero que estaba a punto de salirse de control. La cena fue una danza peligrosa. Adam sabía exactamente lo que hacía cada vez que rozaba mi pierna bajo la mesa o inclinaba su cuerpo hacia mí con una sonrisa torcida. Yo, por mi parte, jugaba mi papel a la perfección, fingiendo indiferencia mientras el calor subía por mi piel. Sin embargo, cuando nuestros ojos se encontraban, la verdad se hacía evidente: estábamos al borde del precipicio. Después del incómodo encuentro con mi antiguo amante, Adam no ocultó su disgusto. Sus dedos se aferraron a mi muñeca con suavidad, pe

