— ¡Hola querida Halima! ¿Cómo has estado?— dijo Sylvia — ¡Yo bien! ¿Qué tal por allí?— preguntó Halima— ¿Qué necesitas mi niña? —Hablar con alguien— dijo Sylvia. — Bueno, aquí está mi oreja para escuchar mi amorcito, cualquier cosa que tengas que decirme, cualquier situación por la que estés pasando, aquí estoy yo; ¿a ver qué está sucediendo? — Halima, en menos de dos semanas estaremos nuevamente en América y tengo mucho temor, de cómo va a comportarse Hafid allá, él aún no olvida a Rachel— dijo Sylvia. —¿Estás segura? Yo pensé que ese tema era muerto para él— dijo la madre de Hafid. — Muy segura suegra, él aún la ama, me lo ha dicho, y la última vez que estuvo allá, se emborrachó, porque los recuerdos lo tenían abrumado— Sylvia le confió ésto a su suegra. — Me dejaste estu

