Sacó del cajón la caja de preservativos, extrajo uno y devolvió la caja donde estaba, cerrando el cajón. Volvió a su lado de la cama y dejo el preservativo sobre su mesilla. No tenía ni idea de si lo usaría, si tenía el coraje de llegar tan lejos. Pero ahí estaba. Esperando Disponible por si decidía que estaba preparada. Se volvió hacia él. No se había movido, pero la miraba. Esperaba evidentemente preparado para lo que ella quisiere probado. Tocar era su prerrogativa. Así que se lo tuvo. Primero le toco la cara. Parecía la parte más segura. Grabó sus gruesas cejas negras, las perfectas orejas. Deslizo los dedos entre el cabello, espeso y suavemente de punta, cálido. El cerró los ojos y ella se incló para besarlo en los parpados. Un gemido suave y controlado escapo de la garganta de él

