Por un momento no se movió. Sus ojos esperaban respuestas de ella. Ella no tenía respuestas que darle. - Lo que quieras -se envió. Ella tiró de él y lo volvió a tumbar. - Hay más. Él le aparto el cabello de la cara y le acaricio una mejilla. - Te lo repito: lo que quieras -sonrió provocador-. Y lo digo en sentido literal. Lo grabó con la mirada y se detuvo en el abultamiento de los pantalones. Se le cerró el estómago con un miedo irracional. No lo permitiría. Era Rafael. Rafael, que nunca le haría daño. Él la agarro de la barbilla hasta hacer lo que mirara a los ojos. - ¿Qué problema hay? - Ninguno. Todo está bien -susurro-. Es ... bueno - se inclinó más cerca de él. Olía tan bien, un limpio, una loción de afeitar. El temor casi desapareció. Lo beso suavemente en los labios disf

