El hospital olía a desinfectante, a metal... y a despedidas. Ben aún tenía las manos manchadas de sangre cuando sintió que el mundo se rompía. No gritó. No lloró. Solo se quedó ahí, sosteniendo a su hija mientras el corazón de Felicia dejaba de latir a unos pasos de ellos. "Lo siento, hicimos todo lo posible", dijeron. Pero esas palabras no curaban nada. No devolvían nada. Felicia. Su risa. Su terquedad. La forma en que le hablaba al bebé a través del vientre cada noche. Todo eso se le escapaba de entre los dedos como arena húmeda. —Hola, Emma… —susurró él, apretando a la recién nacida contra su pecho—. Lo siento, mi amor. Te fallé… a las dos. Ese fue el primer día del resto de su vida. Uno donde el amor de su vida ya no estaba. Uno donde debía aprender a ser padre solo. Uno donde tendría que reconstruirse con los brazos vacíos y el corazón hecho trizas. Lo que no sabía entonces era que el destino, terco como siempre, tenía otros planes. Planes con nombre, con mirada firme… Y con una forma inesperada de volver a enseñarle lo que era amar.

Ėl la miro fijamente, le gustaba lo que veia, no era su tipo de chica pero le parecio tan sensual al verla bailar, el contoneo de sus caderas, no podia quitarle la vista de encima, la miraba con deseo pero no se acerco, parecia tan altiva, arrogante, por asi decirlo, fuera de su alcance, pero eso no le impido desearla.Ella sentia que alguien la miraba con insistencia, y volteo discretamente para encontrarse con su mirada, era un chico extraño, parecia en otro mundo, se le veia mal y sintio lastima por él, pero no le presto demasiada atención y volvió a concentrarse en su amigaÉl creyo haber visto desprecio en sus ojos y una llama se encendio en su interior, ahora era un reto, un capricho, la tendria al precio que fuera, la pondria de rodillas, ella no volveria a mirarle con desprecio jamás...

Dicen que en la preparatoria nadie es invisible, que todos encuentran un lugar, aunque sea pequeño. Yo era la excepción. Pasaba desapercibida incluso en las filas para almorzar, como si el aire me atravesara. No esperaba nada distinto; había aprendido a sobrevivir en silencio, a soportar los días como si fueran repeticiones en blanco y negro.Hasta que él llegó.Jarred no preguntó si yo quería ser vista. No me ofreció la opción de quedarme en la sombra. Simplemente, me señaló con esos ojos que parecían saberlo todo y, de pronto, la rutina se rompió. Mi mundo entero comenzó a girar en otra dirección, aunque todavía no sabía si era hacia la luz… o hacia la oscuridad.

April Smith lo tenía todo planificado: un esposo, dos hijos y una vida aparentemente estable. Pero todo se viene abajo cuando su marido es acusado de un crimen atroz, y ella se convierte en el centro del escándalo. Mientras lidia con el juicio público, la maternidad, y las heridas que siempre escondió tras una sonrisa, un secreto amenaza con arrasar lo poco que le queda en pie: está embarazada... y no sabe quién es el padre. Evan, un exitoso cirujano plástico y mejor amigo de su hermano, siempre supo que April era un territorio prohibido. Pero una noche lo cambió todo. Ahora, atrapado entre la lealtad, el deseo y una posible paternidad no planeada, deberá enfrentar el caos que ambos desataron. Entre el peso de un pasado silenciado, y un amor que nunca debió suceder, April deberá decidir si sigue huyendo... o si, por primera vez, elige vivir su vida sin pedir permiso.