Capitulo 4

1696 Palabras
Fue tan divertido ver cada una de sus reacciones, desde que estábamos en la oficina hasta que llegamos. Es realmente muy fácil de molestar, por eso nunca se me hizo difícil hacerla sentir incomoda. Pero es que al mismo tiempo esta como ese sentimiento que me dice que la moleste y otro que dice que no lo hago, aunque siento que es inevitable no hacer más aun al ver su carita roja de furia por lo frustrada que esta debido a mi incesante empuje a su paciencia. Decidí dejarla ganar esta vez, en su mente ella debe pensar que sus habilidades a la hora del volante son mejores que las mías y en baso a eso fue capaz de adelantarme. Cuando realmente está demasiado lejos de la realidad, solo opte por no adelantarle. ¿Y que gane yo por mi buena acción del año?, que me insultara a través de la ventana. A pesar que no la veía directamente, no dudo de la sonrisa triunfal que se posiblemente se manifestó en su carita en ese momento. En cuanto me estaciono, veo tres automóviles; uno de la niña problema, y los otros dos de mi tío y mi padre respectivamente. Camino lentamente hacia la entrada, cuando posiciono mi vista a la entrada observo como mueve su pie de vez en cuando; ella hace eso cuando esta nerviosa. Sonrío imperceptiblemente por ese hecho. Cuando estoy a punto de subir la cera para tomar el camino de piedra hacia la casa sale mi tío. Él siempre ha sido una persona afectiva incluso conmigo, a pesar que no soy exactamente su hijo. Me trata como tal, así que cuando él también me ve, me dirige una sonrisa.   Charles la encarcela en sus brazos, aunque creo que mejor aportar que ella se lanza a él, como si tuviera meses que no lo ve. Me enternece ver ese tipo de comportamiento en ella, aunque es una mujer adulta a la cual solo le llevo un par de años, a veces actúa como una niña. Como en el momento que me llamo, para incitarme a que no viniera; cosa que obvio no iba a cumplir. —    Cariño, ¿Porque aceleraste?, quedamos en llegar al mismo tiempo — digo al momento que llego junto a ellos, por la manera en que cuadra los hombros me doy cuenta que se pone en guardia Antes siquiera de que pueda darme cuenta, ella se libera de sus brazos para entrar a la casa, a pesar que no sé si se le pueda llamar entrar cuando va casi corriendo para tratar de llegar lo más rápido que puede al interior; lo más que sus pequeñas piernas se lo permiten. —    ¿Cómo has estado hijo? —    Muy bien tío, no me puedo quejar. ¿Y usted como ha estado? —    ¡Excelente!, ¿Cómo te estas llevando con la pequeña Chloe? — me pregunta con una sonrisa; siento como si me pudiera analizar completamente —    Bien, pero hay ocasiones donde se comporta de maneras que no logro comprender del todo — le comento con sinceridad, después de todo a veces actúa como hoy. Y no sé qué hacer, la razón de porque la molesto es porque intento despejarme de ciertas cosas —    ¿Seguro que es eso? — vuelve a cuestionar, eso me hace fruncir el ceño —    ¿A qué se refiere? — no puedo evitar interrogarlo —    ¿No será que le estas poniendo las cosas difíciles? — da justo en el clavo —    ¿Yo?, por favor tío. Aquí tu sobrino sería incapaz de tomar ese tipo de actitud con ella, ¿Por quién me tomas? — le disparo la sonrisa más deslumbrante que tengo —    Aja si, vamos a hacer como que te creo… No le pongas las cosas muy difíciles, porque quizás después te puedas llegar a arrepentir —    Yo no haría eso jamás — trato de convencerlo a pesar que sé que no sirve de nada —    Si muchacho, solo recuerda que a algunas personas que le cuesta aceptar algunas cosas —    ¿A qué se refiere? Sus palabras me dejan en blanco, por mi mente pasan muchas cosas. Pero aun así, no le hacen justicia a lo que sea que él esté intentando decirme. Deja mi pregunta en el aire, solo pasa un brazo por mis hombros para guiarme hacia el interior de la casa como si fuera la primera vez que lo hago. Cuando llegamos, logro darme cuenta que todos están sentados en el sofá; la chica que me abandono en la autopista está al lado de la tía Aria, mientras que mis padres se encuentran abrazados en el otro sofá de dos plazas. Al momento que me ven entrar, se levantan al instante para recibirme. —    ¿Cómo estas muchacho? — mi padre es el primero en preguntar —    ¡Oye!, ¿Acaso es mi imaginación o en serio has engordado? — lo ataco al instante —    Deberías mostrarme más respeto Tristán, pero si realmente estas preocupado… Creo que si lo estoy, pero eso no me impide hacer algunas actividades extracurriculares — el tono con que lo dice, me arruina la broma; ese es mi padre, alguien a quien nunca le puedo ganar —. Si dudas, puedes preguntarle a tu mama con confianza, ella te dará lujo de detalles —    ¡No gracias!, tuve suficiente en la mañana — intento frenar cualquier guarrada que pueda salir de sus labios —    Pero cariño no me diste tiempo de comentarte lo bien… La dejo a medio camino, no queriendo escuchar ninguna de sus historias sexuales en mi vida. No hay algo que dé más asco en esta vida, que tus padres hablando de esas cosas, y menos con lo abiertos que son con sus cosas privadas; no piensan en que tienen un hijo inocente. El cual no desea saber esas cosas para mayores de dieciocho años. —    ¡Dios que hice yo para merecerme esto! — exclamo en mi cabeza —. Siempre he sido un buen muchacho, además que peor castigo divino que escuchar a mis padres hablando de sus porquerías Espero recibir una respuesta, pero obviamente esa no llega. Así que decido olvidarme de todo, para luego encaminarme hacia mi tía Aria ignorando de una manera increíble a mis padres. Una sonrisa surca mis facciones al ver como se encuentra con los brazos abiertos, a pesar que me tengo que inclinar un poco para recibirla entre mis brazos. Aunque eso no me molesta para nada, ella es casi como un osito. —    ¿Cómo has estado tía?, aunque mal que digamos no estas. Estas exactamente igual que hace 18 años — me gano una sonrisa de su parte, y un bufido de su acompañante. Eso hace que mi sonrisa crezca aún mas —    No digas tonterías mi niño, hace mucho tiempo de eso. —    ¿En serio?, pero si estas preciosa. Ojala me tocara una mujer tan hermosa como tú — la sigo halagando —    Siempre tan cómico Tristán, nunca cambias —    Claro que no tía, siempre seré el mismo hombre guapo, que admirara lo hermosa que te pondrás cada año — en estos momentos, se encuentra riéndose descontroladamente por mis palabras —    ¡Oye muchacho!, estoy llegando a pensar que intentas conquistar a mi mujer — a pesar de sus palabras, sé que se está riendo ya que le da gracia mis palabras —    ¡No me atrevería! Para este momento, todos se encuentran sonriendo, ese soy yo. La persona que llego para alegrarle la vida a todo el mundo, aunque de todos lo que se encuentran aquí la señorita amargada en la única que se encuentra con el ceño fruncido y una obvia molestia en su rostro. Doy un vistazo alrededor esperando encontrar a un joven de cabello oscuro, y chaqueta de cuero; últimamente es lo único que viste, no sé qué vibra intenta dar pero es como si fuera lo único que hubiera en su guardarropa. —    ¿Dónde está Sebastián? — pregunto en general —    Esta con unos amigos — responde Aria, me preocupo al ver su entrecejo arrugado —    ¿Qué hay de malo con eso? —    Es que desde hace un tiempo para acá sale mucho, y nos preocupa que le pueda pasar algo. Además que ni siquiera nos avisa —    ¿Cómo es eso?, no se preocupen. Estaré al pendiente de el —    Te lo agradeceríamos, por favor es que realmente no nos escucha. —    No se preocupen, es el como un hermano para mí. Como voy a ignorar cuando está teniendo un mal comportamiento — les digo con sinceridad Me siento más tranquilo cuando veo que la preocupación que se encontraba en ellos disminuye un poco. No es mentira, realmente si me preocupo por ese chaval. Después de todo, lo vi crecer y en ocasiones me toco cuidarlo. Darle la espalda ahora, es lo mismo que ignorar a mi familia; porque sí, todos aquí nos consideramos como tal. —    ¿Cómo está la rubia más hermosa de todo Londres? — me acerco con los brazos abiertos, dispuesta a recibirlos entre ellos —    ¡Ni se te ocurra imbécil! — exclama molesta —    Me rompes el corazón cuando me dices así — retiro mis brazos, para luego colocar mi mano en el lugar de corazón. Acentuando mis palabras —    ¡Oh! ¿Tú tienes algo como eso? — ataca en mi contra —    ¡Claro que sí!, y late cada día mas. Y tú eres el motivo cariño… —    Justo cuando pensaba que no podías ser más estúpido — independientemente de sus palabras, sus mejillas sonrojadas me dan a entender otra cosa. Aunque no logro discernir que es... Antes de que pueda decir otra cosa, ella se dirige hacia el comedor. En una huida estratégica, aunque nuestros padres lo ocultan, se encuentran riendo levemente por el pequeño espectáculo que acabamos de protagonizar. Sonrío encantado de poder darle algo de emoción a su día a día. —    Vamos cariño, te estábamos esperando para comer — me comenta mi tía, asiento para luego acercarme a ella. Al instante paso mi brazo alrededor de sus hombros para dirigirnos todos con una sonrisa al lugar
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