Entrevista de trabajo
Han transcurrido más de cuatro años desde que perdí a mi bebé. Me instalé en una parte alejada de Estados Unidos con mi padre y Matías. Mi hermanito está cada día más grande y más hermoso, y Felipe y yo nos hemos conocido mucho mejor, recuperando el tiempo perdido. Nos hemos convertido en una familia unida, alejados del dolor y los recuerdos amargos que dejamos atrás.
No he querido saber nada más de Troy. Cada día en el aniversario de la muerte de mi bebé, Rachel se las ingenia para enviarme fotografías de ellos tres juntos, presumiéndome que son una familia feliz. Las imágenes de Troy, Rachel, y su hija Katia siempre me provocan un nudo en el estómago, recordándome el bebé que perdí, no hay día que no piense en mi Ethan.
La primera vez que recibí una de esas fotografías, sentí una oleada de rabia e impotencia. Querían mostrarme lo felices que eran sin mí, mientras yo intentaba reconstruir mi vida. Pero con el tiempo, aprendí a no dejar que esos recuerdos me consumieran. Cada vez que llegaba una nueva fotografía, me enfocaba en lo que había ganado en lugar de lo que había perdido.
Felipe se ha convertido en un pilar de apoyo constante, siempre ahí para recordarme que merezco ser feliz, sin importar lo que el pasado me haya arrebatado. Matías, con su inocencia y alegría, es la luz que ilumina mis días oscuros. Hemos construido una vida sencilla pero plena, lejos del caos y el dolor del pasado.
He asistido a varias entrevistas, pero en ninguna he obtenido el puesto que deseo. Así que decidí conformarme con lo que encuentre, porque, a pesar de haber terminado mi carrera en finanzas, sé que debo empezar desde abajo. La vida ha cambiado para mí. Ya no soy una heredera millonaria que heredará la empresa de su familia.
Mi empresa y las propiedades de Derek ahora pertenecen a Troy. Se las cedí porque era lo justo, ya que Derek obtuvo todo defraudando a sus padres. Actualmente, tengo una vida normal. Tuve que trabajar para pagar mi universidad, aunque Felipe me ha ayudado, pero él no es precisamente millonario.
Cada día es un desafío, pero también es una oportunidad para demostrarme a mí misma que puedo salir adelante por mis propios méritos. Felipe siempre ha estado ahí para apoyarme, recordándome que el verdadero valor no se mide por la cantidad de dinero que poseemos, sino por nuestra capacidad de levantarnos y seguir adelante.
Llegué a la empresa Star Corporation muy nerviosa debido a todo lo que pasó. Esta compañía es una de las más prestigiosas de Estados Unidos y era mi última opción. No creo que me contraten por todo lo que ocurrió en el pasado, pero debo intentar.
Al entrar al imponente edificio, mi nerviosismo aumentó. Las paredes de vidrio, las oficinas de diseño moderno y el ambiente de profesionalismo me intimidaban. Recordé las palabras de mi padre, quien siempre me decía que no me dejara vencer por el miedo. Inspiré profundamente y me dirigí a la recepción.
—Buenos días. Tengo una entrevista programada con el señor Anderson —dije, tratando de mantener la calma en mi voz.
—Claro, señorita. Por favor, tome asiento. El señor Anderson la recibirá en unos minutos —respondió amablemente la recepcionista.
Me senté en uno de los sillones de la sala de espera, tratando de controlar mi respiración. Miré a mi alrededor, observando a las personas que pasaban apresuradas, algunas con miradas concentradas en sus teléfonos y otras en conversaciones serias. Sentía que todos sabían exactamente lo que estaban haciendo y que yo era la única que se sentía fuera de lugar.
Habían tres mujeres adelante de mí y finalmente pasaron los minutos lentamente y ellas salieron.
Finalmente, la puerta de la oficina se abrió y un hombre alto y de aspecto serio salió a recibirme.
—Señorita Parker, soy el señor Anderson. Por favor, pase a mi oficina —dijo con un tono firme pero cortés.
Me levanté y lo seguí, tratando de no tropezar con mis propios pies. Al entrar en su oficina, me sorprendió la vista panorámica de la ciudad desde las ventanas. El señor Anderson se sentó detrás de su escritorio y me indicó que me sentara frente a él.
—Gracias por venir, señorita Parker. Hemos revisado su currículum y tiene un excelente historial académico ¿Puede contarme más sobre cómo qué espera lograr aquí en Star Corporation?
Tragué saliva y tomé otro profundo respiro antes de comenzar a hablar.
—Sí, por supuesto. Aunque he pasado por momentos difíciles, he aprendido a ser resiliente y a enfrentar los problemas con determinación. He trabajado duro para completar mi carrera en finanzas. Mi objetivo es contribuir al éxito de Star Corporation con mi dedicación y habilidades. Creo firmemente que mi pasado me ha fortalecido y me ha enseñado el valor del esfuerzo y la perseverancia.
El señor Anderson asintió lentamente, evaluando mis palabras. Sus ojos parecían escrutar cada detalle, buscando alguna señal de incertidumbre o duda. Yo mantuve la compostura, esperando que mi sinceridad y mi determinación fueran suficientes.
—Interesante, señorita Parker —dijo finalmente, entrelazando las manos sobre el escritorio—. ¿Cómo maneja el trabajo bajo presión? Aquí en Star Corporation, a menudo enfrentamos plazos ajustados y expectativas altas.
—Creo que la presión es algo que he aprendido a manejar bien —respondí, con una ligera sonrisa—Además, me gusta pensar que la presión me motiva a dar lo mejor de mí misma.
El señor Anderson parecía considerar mis palabras cuidadosamente antes de hablar de nuevo.
—Me alegra escuchar eso. Aquí valoramos mucho la capacidad de adaptación y la resiliencia. Quisiera saber también cómo trabaja en equipo. ¿Podría darme un ejemplo de una situación en la que haya trabajado en equipo para superar un desafío?
Asentí, recordando un proyecto universitario particularmente difícil.
—Durante mi último año en la universidad, tuve que trabajar en un proyecto con varios compañeros. Tuvimos que desarrollar un plan financiero detallado para una empresa ficticia. Tuvimos problemas iniciales de coordinación y diferencias de opinión, pero decidí asumir un papel de mediadora. Propuse dividir el trabajo según nuestras fortalezas individuales y mantener reuniones regulares para asegurarnos de que todos estuvieran al tanto de los avances. Al final, no solo completamos el proyecto a tiempo, sino que también recibimos excelentes comentarios de nuestros profesores por la cohesión y el detalle de nuestro trabajo. Aprendí que la comunicación abierta y el respeto por las ideas de los demás son cruciales para el éxito en equipo.
El señor Anderson me observó con una expresión que no pude descifrar de inmediato, pero luego asintió nuevamente.
—Esa es una respuesta muy alentadora, señorita Parker. Aquí en Star Corporation, valoramos tanto la iniciativa individual como la capacidad de trabajar bien en equipo. Me alegra ver que tiene experiencia en ambos aspectos.
Sentí un leve alivio al escuchar sus palabras. Aunque la entrevista aún no había terminado, sus comentarios me daban esperanza.
—Me gusta su actitud, señorita Parker. Creo que podría ser una excelente adición a nuestro equipo. La última palabra la tiene el CEO si todo va bien la llamaremos.
Sentí que mi corazón latía con fuerza, pero logré mantener la compostura mientras le agradecía.
—Muchas gracias, señor Anderson. Aprecio mucho esta oportunidad y espero con ansias la posibilidad de trabajar aquí.
Después de un apretón de manos firme y una sonrisa de despedida, salí de su oficina sintiéndome un poco más ligera. Había dado mi mejor esfuerzo y, aunque no sabía con certeza cuál sería el resultado, me sentía orgullosa de haber llegado hasta allí.
Cuando llegué a casa, me di cuenta de que mi padre estaba cocinando mi comida favorita. El aroma de las especias y los ingredientes frescos me envolvió, llenándome de una calidez reconfortante. Matías, mi hermanito, estaba en la mesa de la cocina, dibujando con sus crayones.
—¡Hola, Ally! —me saludó con entusiasmo, levantando la vista de su dibujo—. ¡Felipe está haciendo pasta con albóndigas!
Sonreí y le revolví el cabello con cariño antes de acercarme a la estufa, donde mi padre estaba concentrado en su tarea culinaria.
—Hola, papá —dije, apoyándome en el mostrador—. Huele delicioso.
Él levantó la vista y me dedicó una sonrisa.
—Hola, cariño. Quería sorprenderte con algo especial. Sé que has tenido un día largo.
—Gracias, papá. Realmente lo aprecio.
Mientras él seguía cocinando, me lavé las manos y comencé a ayudar con los últimos detalles. Preparar la cena juntos siempre había sido una de nuestras actividades favoritas, una especie de ritual que nos unía y nos permitía compartir nuestras preocupaciones y alegrías.
—¿Cómo te fue en la entrevista? —preguntó mi padre, echando un vistazo rápido mientras removía la salsa.
—Creo que bien. El señor Anderson fue muy amable y parece que les interesé. Ahora solo queda esperar la decisión del CEO.
—Estoy seguro de que lo hiciste excelente, Ally —dijo, llenándome de confianza con su tono seguro.
Nos sentamos a la mesa, disfrutando de la cena en familia. La conversación fluyó con naturalidad, llena de risas y anécdotas del día. Matías nos contó sobre su día en la escuela y sus nuevos amigos, mientras mi padre y yo compartíamos nuestras.
—Amor, sigo siendo socio de la empresa de los Cáceres. Estoy seguro de que Troy no tendría ningún problema en que tú regreses —dijo mi padre, mientras recogía los platos.
Suspiré y negué con la cabeza, sintiendo una mezcla de frustración y tristeza.
—No me interesa regresar allí, papá —respondí, tratando de mantener mi voz firme.
Mi padre me observó con detenimiento, una preocupación visible en su mirada.
—Te conozco, Allison. ¿Qué te preocupa? ¿Cuál es el puesto que solicitaste?
Bajé la vista por un momento, dudando en si debía decirle la verdad. Finalmente, decidí ser sincera.
—Asistente del CEO de Alessandro Clark —admití, esperando su reacción.
Me di cuenta de que mi padre me miraba de forma extraña, sus cejas fruncidas en una expresión de sorpresa y algo más que no pude identificar de inmediato.
—Alessandro Clark —repitió, como si el nombre le trajera recuerdos o pensamientos importantes
Mi padre se recostó en su silla, pensativo.
—Es un hombre muy influyente y su compañía tiene una gran reputación. Si consigues ese puesto, estarás trabajando con alguien muy poderoso, pero también muy exigente.
—Estoy dispuesta a asumir el reto, papá —dije, con determinación—. Necesito avanzar y construir mi propia carrera.
—Lo sé, hija. Solo quiero que tengas cuidado. Recuerda también si pasado con Troy.
—Gracias, papá. Siempre tengo en cuenta tus consejos. De todas formas creo que estaré descartada cuando se percaten de quién soy. Seguiré buscando trabajo.
Notas de la Autora:
Recuerden que deben leer la primera parte: Enamorada de mi tío
¿Recuerdan a los Clark y a Alessandro Clark?