Prólogo
Mía Miller, una joven chica de tan solo 16 años de edad. Tan normal como el resto, con ataques de emociones, que varían de felicidad al odio inmediatamente.
Para una joven que recién está comenzando a adaptarse a lo difícil que es la vida, y los cambios constante que trae la misma; el hecho de entender que el mundo no es rosa y que es más difícil de aquello que podemos ver a través de historias, el tener que cambiar de institución, vecindario y ciudad, no es algo que lo deje más fácil.
Eso le tocó a esta joven chica, abandonar esa ciudad donde vivió toda su vida y donde estaba adaptada. Dónde tenía un poco de aquello que podía llamarse suyo.
Vivir con su madre, quien guío y apoyó cada uno de sus pasos, cumpliendo rol de madre y padre. Viviendo día tras día teniendo recuerdos de un padre ausente, el cual no veía hace mucho tiempo. Había tenido que sobrevivir a lo difícil que era afrontar el divorcio de sus padres, y no solo eso, existir con una figura inexistente paterna en el hogar.
"Mudarse a un lugar, rehacer su vida y tratar de que todo vaya igual de bien como me iba en mi antiguo hogar".
"Nada de amores". Eran propuestas que me repetía constantemente desde que supe aquella noticia.
No lo cumplí. Sí, me adapté día tras día, mente abierta, alma soñadora. Pero incumplí mis propias reglas, conocí a un chico. Varios chicos.
Cuando se habla de un mujeriego generalmente pienso en un hombre que tiene una pareja estable y que no para de engañarla con cuanta mujer se le cruce. Porque nunca depende de qué mujer esté a su lado, lo valiosa o increíble que sea; el error nunca está en ella, si no en un comportamiento inevitable en cierta población de hombres.
También se me ocurre un joven que no quiere compromisos amorosos, que le gusta vivir libre y probar cuanta mujer se le antoje.
Ambos teniendo algo en común: son encantadores, teniendo palabras correctas, son vanidosos, y capaces de hacerte sentir única y la más hermosa del mundo. Acciones y palabras tontas que te envuelven en una red de la cual ves imposible salir.
¿No es cierto? ¿Pero qué hay detrás de sus palabras? ¿Es todo falso? ¿O en realidad detrás de todas esas palabras está un hombre de buen corazón?
Son preguntas que la mayoria de las mujeres se hacen día a día. Aquellas que se enamoran sin importar apariencias, comentarios externos. Aquellas que entregan todo ciegamente esperando recibir al menos un roce que erice todo su ser.
Y es cierto, el amor ciega, al punto que puedes tenerlo allí, frente a ti muchas veces; acompañándote en una sonrisa, tomando tu mano, y toma mucho tiempo darse cuenta sí realmente el amor vale la pena.
¿Preparado para esta aventura?