8 La furia de Tatiana

1142 Palabras
Maggie ​La noticia del beso robado, o más bien, el chisme explosivo del beso, corrió como la pólvora por los pasillos de Westview High. La biblioteca, el lugar que se suponía era el refugio del conocimiento, se había convertido en el escenario de un escándalo que afectaba al rey de la escuela. Las r************* ardieron con memes y teorías, los susurros se hicieron más fuertes. De repente, de ser "la chica nueva, la cerebrito de Nueva York", me convertí en "la chica que Noah Carter besó sin su permiso". Y aunque una parte de mí se resentía profundamente por la violación de mi espacio, otra parte no podía negar la emoción cruda y la inesperada sensación de ser vista que me había invadido. ​El lunes siguiente fue un infierno social. Las miradas, los susurros, las risitas disimuladas. Sentía que mis gafas no solo aumentaban la imagen, sino que también aumentaban mi visibilidad ante el juicio general. Kit y Lola intentaron protegerme, caminando a mi lado con una firmeza protectora, pero era inútil. Todos parecían saberlo. La escuela se había convertido en un circo, y yo era el acto principal involuntario. ​Y, por supuesto, Tatiana también lo sabía. ​La vi en el almuerzo, el momento social más crucial y cruel de la preparatoria. Entró en la cafetería con su séquito – Trixie, Lexie y Candy – como si fuera la reina de Inglaterra desfilando, sus ojos, fríos y calculadores, buscando mi mesa. Cuando me encontró, su mirada era de puro veneno, una hostilidad palpable que hizo que el ambiente se congelara incluso antes de que llegara. ​—Mira qué tenemos aquí —dijo, su voz aguda y llena de desprecio, mientras se acercaba a nuestra mesa. Su séquito se detuvo detrás de ella como un muro de pelo rubio y ropa de marca. Tatiana se detuvo justo frente a mí, con los brazos cruzados y una sonrisa de hiena. —La 'chica nueva'. La que no entiende las reglas de Westview High. ​Jayden estaba a unas mesas de distancia con su grupo, pero noté que él y Noah se quedaron en silencio, observando la confrontación que se avecinaba. ​—¿De qué estás hablando, Tatiana? —preguntó Lola, con el ceño fruncido, poniéndose inmediatamente a la defensiva por mí. La lealtad de Lola era feroz. ​—Sabes perfectamente de qué hablo, perra —espetó Tatiana, sus ojos color caramelo clavados en los míos. La tensión era insoportable. —Noah es mío. Siempre lo ha sido. Desde que jugamos juntos en el arenero. Y nadie, absolutamente nadie, se mete con lo mío. ​Mi corazón latía a mil por hora, bombeando adrenalina por todo mi cuerpo, pero una extraña calma se apoderó de mí, un vestigio de mi espíritu neoyorquino que se negaba a ser pisoteado. ​—Noah no es propiedad de nadie, Tatiana —respondí, sorprendiéndome a mí misma con la firmeza de mi voz. Me obligué a mantener mi tono tranquilo, académico. —Y en segundo lugar, él fue quien me beso, no al revés. ​Tatiana soltó una carcajada burlona, una risa cruel que atrajo la atención de aún más personas. —¡Ay, qué ingenua! ¿Crees que un beso, un mísero beso robado, significa algo para 'Ice' Carter? Por favor. Él se acuesta con quien quiere. Te besa porque eres el juguete nuevo, el desafío. Y ahora mismo, se está acostando conmigo. Y lo que es más importante, él me elige a mí. Siempre. Yo soy la reina, la que estará a su lado cuando firme con la NCAA. ​Mis mejillas ardieron. La humillación me invadió ante la cruda revelación de su relación, pero me negué a mostrarlo. Cerré los ojos por un instante y me dije a mí misma: No es por él. Es por mi dignidad. Miré a Tatiana directamente a los ojos. ​—No sé de qué hablas, ni me importa cuál sea el estado de tu… arreglo con él —dije, eligiendo mis palabras con cuidado. —Y si tienes un problema con Noah y sus 'juguetes', arréglalo con él. A mí déjame en paz. Esta no es mi guerra, y yo no voy a pelear tus batallas de estatus. ​Trixie, Lexie y Candy se rieron a coro, un sonido de burla hueca. Tatiana se acercó un paso, invadiendo mi espacio personal. Su rostro estaba a centímetros del mío, su perfume era empalagoso, y su voz ahora un siseo bajo y peligroso que solo yo podía escuchar. ​—Esto es Georgia, niña. Las cosas aquí son diferentes. Hay jerarquías. Y tú eres la forastera, la que viene a romper el orden. Si no aprendes a mantenerte en tu lugar, si no sales de la órbita de Noah, te aseguro que tu estancia aquí será un infierno. Y créeme, tengo muchas formas de hacer que te arrepientas de haber siquiera mirado a Noah. Puedo hacer que tu vida académica sea insostenible. ​Antes de que pudiera responder con la réplica mordaz que se formaba en mi lengua, Kit intervino, pálida pero firme. ​—Tatiana, déjala en paz. No hay necesidad de esto. Estás haciendo una escena. ​—¡Cállate, Kit! Tú no eres nadie sin tu beca para el coro —gruñó Tatiana, volviéndose hacia su amiga con un desprecio escalofriante. Luego, me lanzó una última mirada de advertencia, llena de una furia palpable que me heló la sangre. —Esto no ha terminado, Maggie. Esto es una guerra. Y tú ya perdiste antes de que comenzara. ​Con un último desplante dramático, enderezando su falda y alisando su cabello, Tatiana se dio la vuelta y se marchó con su séquito, dejando un rastro de perfume dulzón y amenaza en el aire. ​La cafetería entera estaba en un silencio tenso. Miré a mis amigas. Lola tenía los puños apretados con furia contenida, Kit estaba pálida y se frotaba los brazos, y Chloe simplemente negaba con la cabeza, una expresión de disgusto en su rostro. ​—Dios mío, Maggie —dijo Lola, su voz baja. —Tatiana es una perra, pero cuando se le mete algo en la cabeza... es como una serpiente. ​—Lo sé —dije, tragando saliva. La verdad era que estaba asustada. Tatiana no parecía el tipo de persona que se detendría ante nada para proteger su territorio. Pero al mismo tiempo, una extraña y ardiente resolución se encendió en mí. La humillación y el miedo se transformaron en una obstinación terca. No iba a dejar que me pisoteara. No de nuevo. No después de todo lo que había pasado. ​Si esto era una guerra, entonces la iba a pelear. Y Noah Carter, el causante de todo esto, iba a tener que elegir un bando, o le haría la vida imposible a ambos.
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