Capítulo 4
No me costó saber a qué se refería exactamente con eso de punto débil, había perdido la cuenta de cuantos pequeños jadeos placenteros habían salido de mis labios con sólo los besos del chico en mis muslos, de hecho, puedo jurar que mi piel se había erizado un poco sintiendo su respiración cálida chocar con ella. Así como estaba tan nerviosa no negaba que lo estaba disfrutando, pero me parecía injusto que él pudiera colocarme así mientras yo no puedo hacerle lo mismo (aunque tampoco es que fuera muy experta que digamos), la parte inferior de la ropa interior lentamente fue bajando, inconscientemente lo detuve algo agitada por tantas emociones que mi cuerpo sentía en ese momento.
— Tranquila.
— Estoy tranquila—mentí sin alejar mi mano de la suya, esa que tenía sujeta la prenda, algo mordió mi labio inferior con poca fuerza, besó mis labios sorprendiéndome por completo. De acuerdo, éste no era mi primer beso, pero tampoco era necesario tener una gran experiencia en besos para saber que este jodido chico era...demasiado irresistible. Moví mis labios con los suyos recostando mi cabeza de nuevo en la cama, mis manos fueron a su cuello como si eso impidiera que se alejara, me reproché mentalmente cuando logró su objetivo dejándome expuesta ante él. Temí que prosiguiera con el brasier, pero no lo hizo, su piel era muy suave, podía jurar que más que la mía, bajé mis manos a sus hombros sintiendo que mis pulmones pedían oxígeno, pero no tenía en mente acabar con aquel beso lento pero intenso, sus brazos eran ciertamente fuerte pero no lo que yo definiría como completamente musculosos lo cual, para mi sorpresa, me gustó además de causar cierto placer raro al sentir las venas sobresalir un poco de sus antebrazos. Antes de iniciar el camino por su espalda gemí por primera vez entre sus labios tensándome inconscientemente, de un segundo a otro no quería que me besara, quería saber qué demonios me estaba doliendo ahora... ¿Y por qué ahora sí íbamos tan bien?
— ¿Qué estás...? —alcancé a decir escuchando otro gemido de mi boca.
— Shh—lo escuché cerca de mi oreja. Con mi mano intenté saber qué demonios pasaba, mis mejillas ardieron al hacerme una idea de que estaba haciendo. Volví a gemir al sentirle introducir dos dedos en mi intimidad que claramente jamás había sentido aquello. Gemí a los segundos sintiendo como los sacaba y los volvía a introducir sin lastimarme, no supe en qué momento comencé a disfrutarlo, pero quería más. Incliné mi cabeza hacia atrás apretando mis dedos en su espalda, sus labios volvieron a apoderarse de mi cuello y esta vez la sensación fue mejor.
— Oh, Dios.
Luego me arrepentiría de esto, pero... ¡j***r! ¿Cómo pude perderme esto? Gemí un poco más alto esta vez sintiendo mover sus dedos en mi interior, tragué con dificultad segura de que mi corazón iba a salirse. Mi mano siguió aferrándose a su espalda incluso cuando besó mis labios por poco tiempo.
— ¿Quieres que pare? —lo escuché susurrar con voz ronca. Mordí mi labio negando con la cabeza, ¿Cómo podía pensar esa atrocidad? —No te escucho, dulzura—dejó de mover sus dedos desesperándome al instante.
— No, no, sigue por favor—supliqué ansiosa de más.
Al sentirlo de nuevo los gemidos regresaron, podía escucharlos con claridad porque era lo único que se escuchaba en la habitación, el tirante izquierdo de mi brasier fue bajando lentamente por mi hombro, con los ojos cerrados y perdida por completo en la exquisita sensación de sus dedos moviéndose en mi intimidad jadeé algo alto en cuanto su boca mordió uno de mis pechos, mis uñas rasguñaron un poco su espalda obteniendo algo parecido a un gruñido de su parte. Para no lastimarlo la enredé en su cabello, era suave y me parecía que olía a fresas, sonreí un poco por ese "gran" descubrimiento. Gemí alto por sus labios succionando mi pecho, mi mano izquierda se aferró a la cama sintiendo mis piernas temblar un poco, un cosquilleo se concentró en mi vientre bajo, la tensión en mi cuerpo no era porque yo lo provocaba, el chico movió sus dedos más rápido mientras mordía, besaba o succionaba mis pechos haciéndome perder la cordura y entonces pasó, sentí que algo jaló de mí liberándome de aquella tensión, como si de repente algo hubiera explotado en mi interior, en cuanto sacó sus dedos volvió a besarme menos delicado que antes.
Había tenido mi primer orgasmo con un completo desconocido.
Desperté sin haber recordado en qué momento me quedé dormida, sólo sabía que jamás creí sentirme tan agotada con sólo unas caricias. El sol intentaba escabullirse por las ventanas que seguían cubiertas por las cortinas, las sábanas estaban enredadas en mi cuerpo, seguía con sólo el brasier protegiéndome a medias, somnolienta aún me giré en la cama encontrándome completamente sola en ella. Intenté recordar donde había dejado mi celular anoche, cierto, en el sillón, me incorporé quedando sentada en la cama, recuperé mi ropa interior inferior colocándome de pie sintiéndome extraña, me senté de nuevo jurando que mis piernas habían temblado un poco, parpadeé varias veces bostezando, volví a levantarme caminando con paso lento hacia mi bolso. Me senté en la alfombra al recuperar el móvil, mi reflejo en la pantalla era un desastre, intenté desenredarlo con mis dedos recogiéndolo de nuevo en una coleta alta, miré la habitación de nuevo encontrando un profundo silencio, algo parecido a la decepción sentí al caer en cuenta que en efecto estaba sola.
"Vamos, Ella, ¿Creíste que despertarían juntos como una pareja?"
Suspiré bostezando de nuevo, revisé mi celular consiguiendo algunas llamadas perdidas de Sook. En los mensajes decía que quería invitarme al cine con algunos amigos, le respondí con algo breve diciéndole que lo pensaría. Al enviarlo noté un olor dulce y masculino, en cuanto noté que venía de mí recordé lo de anoche sonriendo como tonta, aunque me hubiera gustado llegar a más. ¿Debo suponer que le gusta hacerlo de esa forma o acaso tuvo compasión conmigo por ser primeriza? Sentí las ganas de escribirle, pero no quería que pensara que era una tonta ilusa. Algo en mi muslo derecho llamó mi atención, al tocar ese color morado dolía un poco, en mi abdomen había otros más y en mi pecho estaba el más grande, claro, eran moretones que había dejado, había estado tan enfocada en lo que sentía que olvidé decirle ese detalle, nada de marcas, me había parecido tan asqueroso cuando lo vi en Sook que ahora al tenerlos me hacía comerme mis propias palabras. Me recosté en la alfombra del suelo sin creer aun lo que había hecho anoche.
Al final terminé aceptando, había terminado los deberes más rápido de lo que tenía en mente, incluso había limpiado mi habitación teniendo disponible el resto de la tarde. En el último piso del centro comercial quedaba el cine, para mi mala suerte, las escaleras eléctricas estaban dañadas, tuve que subir seis pisos llegando cansada y sin aire, identifiqué a Sook con tres chicos y dos amigas de la universidad. En cuanto me identificó sonrió moviendo su mano, dos de los chicos notaron mi presencia, pero el otro parecía incómodo.
— ¡Por fin llegas!
— Lo siento, había algo de tráfico y las estúpidas escaleras no funcionan—expliqué algo cansada—Deberían colocar ascensores.
— Bueno, al menos llegaste—tomó mi mano acercándome a los demás. Saludé a las chicas mirando a los tres muchachos—Ella, ellos son Park Jimin, Kim TaeHyung y...un amigo de ellos, Jeon JungKook.
Éste último ni siquiera me miró, parecía más enfocado en ver las opciones de películas que había ahora, el más bajo sonrió presentándose.
— Gusto conocerte, Ella.
— Hola—sonreí un poco—Soy Kim Ella.
— Esperábamos por ti, ¿Estamos completos? —preguntó el de cabellos color ceniza a Sook. Ésta asintió siguiéndolos hacia la fila para comprar las entradas. Mientras las chicas iban conversando con ellos tomé a Sook de la muñeca, miré al chico de cabello castaño seguir a sus amigos. Me parecía conocido, no lo sé, lucía menor que los otros dos.
— ¿De dónde los conoces? —susurré.
— Jimin es amigo de Kumi—señaló a la chica que reía con él—Tae y el otro son sus amigos, mejores amigos, pero Kumi dice que parecieran novios ya que en ocasiones pueden ser muy cariñosos—eché un vistazo al chico, TaeHyung tenía sus hombros rodeado con su brazo, comentaban algo mientras señalaban las películas en cartelera, tenía unos Jeans desgarrados en las rodillas, botas negras, camisa blanca y una chaqueta café. Su cabello castaño lucía brillante además de suave, inconscientemente pensé en el chico de anoche cuando había enredado mis manos en su cabello. Entrecerré mis ojos pensando que ese muchacho junto a Tae era similar a lo que me imaginaba del chico de anoche—Pero desde que llegó no ha dicho una palabra, al menos no a nosotras, pareciera que no quiere estar aquí.
— Nadie lo obligó a venir.
— Tae dice que es su carácter, pero no lo creo—aparté la mirada en cuanto volteó a vernos. Miré a Sook y esta sonrió burlonamente—¿Por qué te fuiste ayer tan rápido? Iba a pasarte el celular para que le reclamaras...
— No debiste hacer eso—golpeé su brazo—Ahora se enojó conmigo.
— ¿Te llamó luego? —se sorprendió—Le dije que era un idiota.
— Sook—reproché-Nadie me ha llamado, sólo digo que fue innecesario, quizás debía hacer algo más...
— Tonterías—me interrumpió enganchándose de mi brazo—Se merecía el insulto, eres una buena chica no debía dejarte así.
Sonreí de lado agradeciendo no tener marcas a primera vista o ella estaría preguntando mucho, el chico que estaba con TaeHyung apartó la vista en cuanto nos acercamos. Que persona tan agradable, (sarcasmo)