Capítulo 5

1380 Palabras
“Éramos tan diferentes pero tan iguales a la vez. Dos almas rotas, vagando en un mundo cautivos por el sufrimiento” ************* Hoy era uno de esos días donde mi ánimo decaía, donde no me sentía yo. Donde cada recuerdo y lo tan inservible que soy llegaban a mi mente de golpe, me prometí cambiar, ser otra persona pero que puedo hacer cuando mi mente es un total caos, donde no puedo ni controlarme a mí misma. Odio estos días donde mi martirio se convierte en semanas y hasta meses. — ¿Vas a ir, guapa? — Salí de mi transe y mire al pelirrojo — ¿El viaje? — siguió hablando cuando se dio cuenta de mi rostro de confusión. Suspiro —No prestaste atención ¿Cierto? Asentí avergonzada. Soy algo distraída, por no decir que mucho. —Tendremos un viaje, a un pueblo pequeño a las afueras de no sé dónde. Valdrá suficientes puntos como para salvar el semestre ¿Iras? — me lo que de pensando un segundo. Un viaje, si es tan importante como para pasar todo el semestre por mi está bien. —Si claro, aunque se lo de viera preguntar a mamá, ella es muy exagerada con temas así, donde yo me tenga que alejar un tiempo de ella — caminamos hasta la cafetería. Hoy Neal no pudo venir por temas de salud. —Aun no me has presentado a tu mamá, quiero conocer a esa mujer que hizo a tan delicioso bombón — me sonroje, ocultando mi rostro tras mis libros. —Deja de decir esas cosas — rio mostrando su perfecta dentadura —Un día de estos te la presentare, he hablado de ustedes y ya les caen bien sin conocerlos — es cierto, a cada momento no se le pasa preguntarme por ellos y recordarme cuando los llevare a casa. Ya quiere conocer a los causantes de mi “gran cambio” Según ella. — ¿Y a quien no le caería bien? Si soy todo un galán — poso como diva y reí. Este chico alegras los días más negros de cada persona, incluyendo los míos. Entramos a la cafetería y nos dirigimos a nuestra mesa habitual con el almuerzo en mano. Después de unos minutos hablando de cosas triviales los demás chico llegaron tomando asiento a nuestro lado. El lugar se quedó en silencio y de inmediato supe el porqué, siempre es lo mismo cada vez que llega Catriel y su grupo, pero sobre todo él. Las miradas siempre van dirigidas para Catriel. — ¡Oh por Dios! Miren quien volvió de su viaje — la mire curiosa y dirijo mi mirada a donde todos veían. Mi boca se abrió con sorpresa y los murmullos no se hicieron esperar. Al lado de Catriel iba nada menos que Alaric. Ni por un momento pude apartar mi mirada de él, se veía increíblemente guapo, su rostro era de completa seriedad y llevaba un aire de grandeza igual que Catriel. Los dos parecieran los dioses del olimpo. No lo negare, la boca se me hizo agua al ver tales bellezas una al lado de otra, pero también mi curiosidad palpitaba por querer saber de dónde esos dos se conocían. Por una ráfaga de segundos Alaric y yo cruzamos miradas y puedo jurar que vi un atisbo de sonrisa en su rostro. Voltee rápidamente a donde los chicos e hice la pregunta que estaba quemándome la lengua. — ¿De dónde esos dos se conocen? — ellos me miraron interrogantes, creo que hice la pregunta incorrecta. Estúpida. — ¿Lo conoces? — pregunto Nathan. —Quise preguntar ¿Qué quién es él? Eso quise preguntar — sonreí con falsedad, creo que no se lo creyeron, al menos no Adrián que me veía con la misma interrogante. —Él es el dios de los dioses, el sexo hecho persona y todo lo increíblemente lujurioso que puedas encontrarte. Él es Alaric Dietrich un hombre que en momentos puedo ser un maldito bastardo y en otros momentos puedo hacerte llegar al cielo con solo respirar en tú presencia — me he quedado más que sorprendida, Dafne lo describía como si fuera realmente un ser supremo —Él es todo lo que una chica desea, así como Catriel. —Por favor, no es para tanto — Nathan y Adrián rodaron los ojos con fastidio. Y así se empezó una discusión por parte de aquellos tres. Mire hacia aquella mesa y me di cuenta de que Catriel me miraba fijamente. Verlo me hace recordar sobre el beso, mis labios pican de imaginarlos nuevamente juntos con los de él. Muerdo mis labios inconscientemente, Catriel ve esta acción y aprieta su mandíbula apartándome la mirada. Suspiro decepcionada y no sé por qué. —Voy al baño — le digo a los chicos, pero ellos ni se inmutan ya que su discusión es más importante. Tiro los restos de mi almuerzo y cuando me iba a dar la vuelta hacia la salida choco con alguien. —Disculpa — levanto la mirada y me quejo por lo bajo. —También es un placer volver a verte, pitufa — gruño por ese apodo que tanto me molesta. — ¿Qué quieres ogro? — algunas personas a nuestro alrededor clavaron la mirada en nosotros. —De ti, todo — rodé los ojos y pase por su lado. — ¿No te han dicho que te enojas fácilmente? — me siguió. — ¿Y a ti no te han dicho que eres un baboso? — sentí cada vez más sus pasos cerca de los míos. —No, al revés. Me han dicho que se la pongo babosa — se carcajeo sonoramente y lo mire con la cara totalmente roja. — ¡Qué asco! — grite, apresurando mis pasos, entre al baño y le puse seguro —Este chico, es tan… tan… ¡Dios! No lo soporto. Lave mi rostro y tras dar un largo suspiro, Salí. Me paro en seco cuando veo a Catriel recargado a la pared con el ceño fruncido, se acerca a mí con pasos decididos y yo solo no puedo reaccionar. Se queda a unos varios pasos de mí y aunque no estemos tan cerca puedo sentir ese olor que seguro es tan característico de él, cigarrillo con chocolate. —No te quiero ver cerca de él. Aléjate de él — lo miro sin saber de qué habla. — ¿De qué me estás hablando? —De Alaric. No te quiero ver con él — ¿Y a este qué? Saque valor y levante mi cabeza dando fuerzas a mis siguientes palabras. —A mi tú, ni nadie me puede venir a prohibir nada. Hablo con quién me dé la gana y eso a ti no te tiene que importar ¿Te quedo claro? — arque una ceja mirándolo seriamente. Catriel rio como si mis palabras se las hubiera pasado por el culo. —Escúchame muy bien niña — se acercó a mí con una sonrisa de lado y maldita sea, me hice pequeña a su lado —Eres mía y lo mío no lo comparto con nada ni nadie. Y si tengo que quebrarle los huesos a cualquier imbécil que se atreva a tocarte lo hare. Alaric puede ser mi amigo pero lo que ambos tenemos en común es que cuando algo llama nuestra atención haríamos lo que fuese por aquello. Me aleje de él y lo encare molesta ¿Cómo se atreve? —No soy tuya y no soy de nadie Catriel. No soy ningún premio que ustedes vengan a reclamar así por así… No quiero que te vuelvas acercar a mí o a tan solo atreverte a ponerme un dedo encima — esta vez la que se acercó a él fui yo. Catriel tenía la mirada inyectada en furia antes mis palabras —Te lo repetiré una vez más por si no te ha quedado claro. No soy tuya ni de nadie y si me acuesto con todos los de esta universidad a ti ni nadie eso le tiene que importar. Me aleje de él, de camino hacia mi siguiente clase, sin embargo antes de irme logre escuchar algo que me dejo un poco inquieta. —No juegues con fuego pequeña o terminaras quemándote.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR