Capítulo III

2020 Palabras
Salvador se levanta, toma un vino y camina a donde su madre. -¿Dónde estabas Salvador? Dejaste a tus amigos preocupados. Me dijeron que bajaste con Beatriz y no regresaste. -Beatriz se fue a dormir mamá y tú deberías hacer lo mismo. -¿Yo? Yo vine al igual que tu a buscar unos vinos –Toma una caja de vinos que casi se le cae. -Yo te ayudo con eso ma –Dice Salvador conteniendo la caja de vinos que Lucia no parece poder cargar más tiempo. -Gracias hijo, vamos y que la fiesta siga –A medida que salen por el pasillo se escucha a Lucia cantando o gritando, quizá ambas. Espero unos instantes, subo en silencio las escaleras, me asomo y veo a todos dormidos en la sala, Salvador les está colocando sabanas encima a lo que me ve me hace señas para que pase, lo hago y paso por toda la sala hasta el pasillo donde está mi cuarto. -Te lo tenías guardado ¿no? Ya decíamos nosotros que te habías tardado mucho allá abajo –Dice Fernando que despierta a una de las rubias que tiene al lado y a la pelirroja que se sienta rápidamente en el mueble como si la hubieran despertado de un mal sueño, apenas estoy terminando de entrar al pasillo. Me volteo lo miro con mala cara y sigo caminando. -Tire una de las botellas al suelo y por eso nos tardamos y ahora haz silencio que me costó mucho que mi mama se fuera a dormir como para volverla a despertar. Cierro mi puerta y me tiro en la cama. Después de unas horas de sueño me levanto para continuar con mi trabajo en la cocina terminando de lavar los platos que faltan. Silvana y Agatha ya están en la cocina y ya han adelantado bastante, terminamos bastante rápido y adelantamos el desayuno para la familia y el resto de los invitados que quedaron. Entra Fernando a la cocina pidiendo un vaso de agua. Agatha se lo ofrece y yo me voy en camino a mi cuarto preparada para descansar aparte. -Beatriz ¿Podemos hablar un momento? -Si necesitas algo se lo puedes pedir también a Agatha. -No, es sobre Salvador –Agatha y Silvana me miran al extrañadas pero yo miro a Fernando con la misma expresión. -Lo que sea puede comentarlo con la señora Lucia –Lo dejo y me voy a mi habitación. Vaya imbécil dejándome mal en el trabajo. Al pensar en Salvador me doy cuenta de lo incomodo que va a ser volver a verlo. Me meto en la cabeza que simplemente fueron cosas de mi mente y intento concentrarme en cómo debo conseguir información sobre mi padre. Quizá deba infiltrarme en la oficina de Ramiro, ¿pero que podría conseguir allí? Quizá solo deba esperar que la señora Lucia este otra vez borracha y sacarle la información que sea necesaria, sea como sea también debo conseguir pruebas, algo para que Ramiro pague por lo que hizo, si es que lo hizo en todo caso… La conversación que escuche de mi Lila con mi tía no fue tan específica. Podía comenzar preguntando el porqué del odio al apellido “Rosalez”, quizá acercarme a Salvador no era tan mala manera después de todo, lo único que podía funcionar mal era que me despidieran en todo caso. Pero era la única forma, construir un vínculo del tipo que sea solo para lograr información. Los últimos fueron normales en la casa, nada nuevo, no habían comentarios fuera de lugar, nada que me diera una pista; pero también significa que podía estar entrando en confianza con la familia y esa era la parte del plan que requería más paciencia. Lo único resaltante fue lo de la señora Lucia pidiéndome disculpas por su comportamiento del día anterior a lo que Agatha me dijo cuando ya Lucia se había ido que siempre se ponía así cuando había alcohol así que seguramente solo me pediría disculpas por esta vez y quizá la siguiente pero llegara un punto donde simplemente no le importará, así me cuenta Agatha que pasó con ella. La señora Lucia una mañana me dijo temprano que el almuerzo y la cena tendría que ser un poco más exótica y me esmerara más, ya que al parecer eran las personas con las que tenían el trato con la concesionaría. L a familia que vi entrar por la ventana de la cocina estaba conformada por una chica con el cabello largo color ceniza amarrado en una coleta alta que seguro era la hija de los señores que venían detrás, el señor era calvo y llevaba un traje que me parecía que le quedaba grande y la señora se veía bastante joven parecía incluso hermana de su hija pero sabía que no era así por la descripción que Lucia me había dicho de la familia para saber que platos le podían gustar a cada uno. Debe incluir “pescado” me comentó a la hija de los Roberts le encanta el pescado. -Llego la “Sama loca” –Rio Silvana. -¿Cuántos platos crees que debamos hacerle esta vez? –Preguntó Agatha. -Mínimo 4 y seguro le dará una puntuación de 3/10. -Veamos cómo te va con Beatriz –Me dice Agatha –Es una chica insoportable y mimada, que se la de fina y por eso critica hasta lo mas mínimo. -Es la única forma de sacarle conversación al joven Salvador y Salvador no le da ni la hora –Ríen ambas. -Esta obsesionada con casarse con Salvador –Comenta Silvana –Pero la señora Lucia no esta tan de acuerdo con eso, dice que solo para hacer negocios está bien pero hasta allí, y Salvador solo le sigue la corriente a la hora de ya sabes… Me quedo mirando la hora, mañana tendría mi día libre, y me iría a mi apartamento a relajarme y poner música a todo volumen. -¿Ya sabes? –Pregunto inconscientemente mientras sigo mirando la hora. -Momentos íntimos –Ríe Silvana. Lo que hace que Agatha no opine más al respecto. Silvana y Agatha sirvieron los platos, sentí un poco de nervios por la señorita de la que me habían hablado. Cuando regresaron a la cocina estaba nerviosa por lo serias que se veían. -Simplemente dijo que le falta sal. Se encogió de hombros dijo Silvana pero parecían igual de serias. -¿Por qué están así? ¿Les dijo algo? –Pregunto aun nerviosa. -Simplemente que al fin habían encontrado un servicio como el que esta casa merecía. Mientras sus padres reían. -Salvador tenía cara de querer salir corriendo de allí –Observó Silvana –Con esa chica hablando de sus uñas todo el día hasta yo; y también de todos los chicos que se mueren por estar con ella. Se escucharon unos pasos resonando por el pasillo a lo que Silvana y Agatha hicieron silencio mientras yo terminada de organizar ciertas cosas. -Con que tú eres la chica que preparo esos platos tan exquisitos –Se me acerca la chica de la coleta alta que ahora que puedo observarla de cerca tiene unos grandes zarcillos muy llamativos que cada vez que mueve un poco el rostro los mismos se mueve con ella, el escote que carga es bastante llamativo, traía un largo vestido morado que me parecía horrible, pero bueno cada quien con sus gustos –Soy Samanta, Agatha y Silvana saben quién soy seguro te han dicho o incluso Lucia. -Un placer Beatriz, am pues si me contaron ciertas cosas… que eres una invitada especial –Sonreí, tratando que se viera natural. -Debo decir que Lucia habla muy bien de ti y por lo visto no se equivoca tu comida es fantástica, pienso que se puede mejorar claro no es que sea un 10/10 pero seguro ahora me provoque venir más para acá –Silvana que esta de espaldas hace un gesto con los ojos imitándola lo que me hace sonreír sin que Samanta se dé cuenta de la verdadera razón por lo que estoy sonriendo. -Algún día quizá le pida a Lucia que vayas unos días a mi casa, quizá mi servicio también podría aprender algo de ti, me agrada que hayas estudiado en el extranjero… Bueno no las interrumpo con sus… cosas –Mira de reojo a Silvana y a Agatha –Hasta luego Beatriz. Cuando Samanta se fue Silvana susurro. -¿Piensas lo mismo que nosotras ahora? -Si –Respondí, pero el que le agradara mi comida solo sumaba puntos extras con la familia así que no estaba tan mal después de todo. Después de hacer la cena y tirarme a la cama a descansar, escuche música proveniente de lo que parecía ser el exterior, estaba algo alta y me sorprendía que la señora Lucia y Ramiro pudieran dormir con todo ese ruido, si es que estaban dormidos o quizá estaban haciendo otra fiesta en la piscina. Después de un rato casi a la media noche fui a averiguarlo, más por intentar mantener una conversación con Lucia para sacarle algo de información que por otra cosa. Sin embargo en la piscina solo estaba Salvador y Samanta. Samanta hablaba escandalosamente con Salvador mientras le mostraba su escote y Salvador no parecía escuchar una palabra de lo que decía pero si parecía estar atento al escote de Samanta. -Deberías invitarme más seguido, nunca lo haces –Tomo una copa de lo que parecía Champan y al hacerlo movía las manos tan bruscamente que le derramo un poco en la camisa de Salvador –Disculpa –Se abalanzo sobre Salvador que pareció más cerca de abrazarlo y de besarlo que de ofrecerle algún paño para secarse, Samanta besó a Salvador y él le correspondió de la misma forma. Si estaban tan concentrados en lo suyo podía fácilmente intentar encontrar a Lucia para que hablara sin que nadie la interrumpiera. Me quede un rato viendo la escena de Salvador y Samanta mientras esperaba pacientemente ver a Lucia por alguna parte, sin embargo ver que Lucia le estaba metiendo la mano debajo del pantalón me hizo reflexionar que debía moverme a otro sitio. ¿Harían eso seguido? Porque cualquiera que bajara por la escalera de caracol del piso de arriba podía ver semejante escena. Aunque por los pasos resonantes de la señora Lucia era difícil de no saber que venía… Me dirigí a la cocina para disimular que iba en busca de agua y me quedé allí un rato mirando por la ventana donde siempre solía mirar. Hasta que los pasos resonantes de Lucia y su voz ebria me avisaron que bajaba. ¿Vería la escena entre Salvador y Samanta? Me quedaría con la duda. -Beatriz –Sonó su voz entre alegre y sorprendida -¿Qué haces aquí tan tarde? -Vine por agua -Sonreí dulcemente. -Ay Beatriz, desde que llegaste a esta casa lo único que puedo pensar es la hora de la comida –No pareció escuchar mucho lo que dije y empezó a acercarse peligrosamente, me puso sus brazos por encima del hombro y sentí como me abrazaba apretujándome. -Para mí es de gran agrado trabajar para una familia así… tan unida. -¿Te parece? La verdad es que cuesta mucho sacrificio mantener una familia así. -Si también mi familia y yo hemos tenido dificultades sabe, por lo que suelen pasar todas las familias en algún momento… Sacrificios. -No no, pero seguro no estamos hablando de la misma magnitud de sacrificios –Se echa a reír apartándose de mí, buscando otro trago. -Sacrificios –Dijo, a ver si mi palabra logra resonarle en los oídos lo suficiente para que diga algo más. -Sacrificios –Responde ella atragantándose el trago –El poder del dinero –Ríe –Implica varios sacrificios niña, ninguno llega a esta posición con la manos limpias ¿eh? –Rio con ella. -A veces no hacemos siempre lo correcto pero lo que sea por el bienestar de nuestros seres queridos. -Exactamente, pareces entender lo que quiero decir Beatriz, me agrada.
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