Ya casi eran las 10 de la mañana y apenas despertaba, Jayden, con una resaca insoportable, tocó a su lado en busca de esa mujer de la cual él estaba seguro de que había tocado, besado y que había hecho gritar sin parar. Para su sorpresa estaba solo, pensó que eso era lo que ella sabía, que le tocaba marcharse una vez terminara la sesión.
Ninguna mujer se quedaba a su lado si él no se lo pedía, y en ese momento, ninguna llegaría a estar tan cerca como lo estuvo Gema. De eso se aseguraría él mismo, y también Calvin, repitiéndole una y otra vez lo que pasó con Gema.
Jayden se levantó y entró al baño y se sorprendió, su cuerpo no tenía rastros de haber tenido una noche llena de sexo, eso le hizo pensar un momento si lo que había pasado solo era producto de su ebriedad y el deseo de olvidar a su novia, o tal vez había tomado un baño antes de dormir.
Pero el evidente olor a sexo de la habitación, lo llevo a pensar que la obligó a que lo limpiará. De todas maneras, él era Jayden Arango, lo que pidiera se le daba.
Dejó de pensar en estupideces y decidió salir de una vez. Salió despreocupado encontrándose con Calvin fuera de la habitación en espera de él, Jayden decidió no tocar el tema, ni mencionar a la mujer, la cual él estaba seguro de que había pasado la noche con él.
Decidió enfocarse en su trabajo, en sus negocios y cómo haría para vengarse de la mujer que se había burlado de él. No por ella, sino por la cara de burla que tenía su enemigo, al besar a su novia.
Por otro lado, María interrogaba sin cesar a su amiga, debía contarle todos los detalles de lo que había pasado con ese hombre. Aunque no tan profundos.
Cataleya solo se echó a reír, no le mentiría a su amiga, había pasado la mejor noche de su vida y solo esperaba que valiera la pena, que producto de ese placer, naciera un hermoso bebé.
—Bien es poco, es la perfección pura, buen tamaño, lo usa muy bien, en mi vida había sentido tanto con un hombre —aseguró Cataleya sonrojada de solo recordar esa noche.
—No lo puedo creer, no puedo creer que te hayas salido con la tuya cata, eres una maldita loca. —Le dijo su amiga totalmente sorprendida.
—No te creas, también pensé que se me sería difícil, pero lo logré, aunque no sepa que soy yo y piense Calvin que eres tú, no importa.
—No me pienso acostar con ese hombre, no pienso tocar el hombre que ha tocado a mi amiga —declaró María indignada.
Se levantó de la silla frente a ella, y se sentó en el sofá, Cruzada de brazos.
Sabía que si ese hombre había quedado satisfecho con Cataleya, la buscaría tarde o temprano y sería Calvin quien le dijera a María para que volviera a satisfacer a su jefe, creyendo él que se trataba de ella.
—Sabes bien que Calvin no obliga a ninguna mujer a estar con un hombre, si tú le dices que ya no quieres nada con él, Calvin le dirá a su jefe y su jefe tendrá que entender —aseguró Cataleya dejando más tranquila a su amiga.
Aunque estaba segura de que ese hombre reconocería su voz en cualquier momento y cada gesto que ella había hecho.
—Debo irme lo antes posible, si me presento ante él, de cualquier manera me reconocerá, aunque estaba ebrio, no puedo arriesgarme —hablo Cataleya pensando en una solución rápida.
—Pero Calvin te va a preguntar por qué ese viaje repentino. Tú nunca te vas sin antes buscar un buen administrador en tu ausencia. —le recordó María.
—Yo me encargaré de dejar claro que ya no deseo seguir buscando al padre de mi hijo en este lugar, así que me iré a otro país, y que mejor administrador que tú —Mencionó Cataleya, su mejor solución.
—¿Y a dónde se supone que te vas? —indagó su amiga.
—Brasil, es un bonito lugar y mi hermano estará encantado de que cuide a su loca novia —declaró Cataleya con una sonrisa.
—Te voy a extrañar mucho, amiga, no quisiera que te vayas, pero sé que podría ser peligroso que te quedes con esa loca obsesión que tienes —Confesó su amiga con voz quebrada.
—Tú solo sé buena chica y buena administradora de este club, sabes que mi hermano no confía en nadie y nunca se te olvide que la lealtad vale más que miles de dólares —recalco Cataleya.
—Lo sé nena, lo sé, lo tengo bien claro —Respondió María con sentimiento.
Nunca olvidaría que Calvin y Cataleya, le ayudaron a sobrevivir con su familia dándole trabajo y un lugar donde vivir.
Mientras las amigas hablaban tranquilamente y se despedían, Jayden no sé quitaba de la cabeza a esa mujer con la que había pasado la noche, deseando preguntarle a Calvin de quién se trataba, pero luego recordaba la traición de su novia y dejó eso atrás.
Lo menos que buscaba en ese momento, era enamorarse nuevamente y ser traicionado.
—¿Le pasa algo, jefe? —preguntó Calvin al verlo muy pensativo.
—Solo pienso en vengarme de esa perra que me traicionó —mintió, en sus pensamientos solo estaba Cataleya.
—Pienso que lo mejor es dejarla, que piense que usted está mal, que le duele mucho su traición y de esa manera investigar más sobre qué relación tiene con el enemigo —Propuso Calvin.
Jayden se quedó en silencio, en realidad no le importaba ya qué relación tenía su ex, con su enemigo, desde que decidió traicionarlo, dejó de ser importante en su vida y aún más cuando el cuerpo de la mujer con la que se había acostado no salía de su cabeza.
Se dio cuenta de que Gema, no era el amor de su vida. Ahora solo sentía asco por ella, y su enemigo pagaría por burlarse de él y querer robar en su país.
Gema dejó de ser una mujer de admirar, ahora solo maldecía mil veces no haber visto el rostro de la mujer, pero estaba seguro que reconocería su perfume y su voz demandante en cualquier lugar.
Las horas pasaron y Calvin llegó a casa siendo sorprendido por su hermana con dos maletas y dos pequeños bolsos, eso significa que su viaje no era por un simple día.
—¿A dónde vas? —indago de brazos cruzados.
—Mi querido y guapo hermano, me voy a Brasil —anunció Cataleya con sonrisa.
—Porque tu viaje repentino, ¿qué hiciste?—interrogó Calvin de inmediato.
—Hermano deja de acusar a tu hermosa hermana, soy una mujer inocente de todo lo que me acusas, solo he decidido buscar al padre de mi futuro hijo en otro lugar —le dijo ella haciendo que él volteara los ojos.
—Deberías estar contento, cuidaré de tu novia muy bien —Calvin se echó a reír escandalosamente.
—Regina sabe muy bien cómo cuidarse, solo no le des trabajo —Demandó serio.
—Trabajo tendrá cuando tenga a mi hijo — dijo ella.
Inocente de todo, Calvin volteó los ojos y decidió abrazarla.
No estaba acostumbrado a separarse de ella, pero que se alejara de su jefe por su obsesión, era lo mejor. No deseaba que le pasará algo en un mundo de tanto peligro y ser la madre del hijo del mafioso más peligroso de Colombia, la rodeará de muchos enemigos y peligro.
Definitivamente, Calvin no sabía hasta dónde llegaba su hermana para obtener lo que quería.
Por otro lado, muy lejos de la ciudad de Bogotá, nerviosa por todo lo sucedido, Gema le anunciaba a su tío, el plan fallido y lo difícil que sería que Jayden confiara en ella nuevamente.
—Debiste asegurarte de que no te viera con ese imbécil, por lo menos hasta tener la seguridad de que estaba sin salida.
—No esperaba que ese imbécil me besara en los baños de mujeres. Una estúpida distracción que no valió la pena —habló Gema molesta.
—Tenemos que buscar la manera de derrocarlo. No puede seguir creciendo o terminará siendo irrevocable —Anunció el hombre misterioso.
Gema asintió y dejó a su tío solo. Fue a su habitación y pensó en lo peligroso que sería Jayden en ese momento, estaba segura que ese hombre se desvivía por ella.
Su mente divagaba, pensando que tal vez iría tras ella, exigiendo una explicación. Estaba tan segura que él, la amaba como a nada en el mundo.