En la feria veo los distintos puestos de comida y de artículos que hay en el lugar, hay de muchos que me llaman la atención como de libros por media Peseta, o cosas de esas.
Llevó nueve libros que me tomo mucho encontrar, camino por los puestos cuando me topo con una persona que quería ver desde hace unos días. Me sonríe y luego ve las bolsas que llevó.
—Vaya que te a caído bien la feria.
—Sólo vine por unos libros—le sonrió y consigo que el aire entre en mis pulmones.
—Interesante—ladea la sonrisa y tal vez me derrita aquí en medio de las personas que pasan como si este hombre no existiera—. Yo viene a buscar una cita para esta noche.
Me sonrojo pero ya me imagino que tipo de cita.
Lástima.
Me encojo de hombros y le doy la vuelta, toma mi brazo para jalarme, y estamparme contra su cuerpo.
—¿Qué me hiciste para que no te saque de mi cabeza?—trago un poco. No es tan alto, sólo me gana unos centímetros así que mis ojos se topan con los suyos, me lamo los labios y esto parece alterarlo, sus ojos adquieren un poquito de lujuria y los míos un poco más... De algo.
—Na...nada—sonríe por mi titubear, nunca me había sucedido, yo noy así.
Él me pone así.
—¿Te pongo nerviosa?—se burla.
—N...no... No, no me pones nerviosa—sus dientes se muestran bajo esos labios bastante atrayentes.
—¿Por qué tartamudeas entonces?—trago saliva despacio, no me había dado cuenta que me tiene sujeta de la cintura, y que estoy a escasos centímetros de rozar sus labios.
—Tengo que irme... Gracias por lo de la otra noche—me zafo de su agarre y tomo mis bolsas que se me cayeron en algún momento.
—Me dices tu nombre al menos—sus ojos suplican que lo haga.
—Sandy. Sandy Edwars.
Me suelta y comienzo a caminar en dirección a mi hogar.
Suspiro triste no debí darle mi nombre a un extraño, bueno, ya no soy una niña y la verdad, si quería que ese extraño me llevará a su departamento y me hiciera suya un rato.
Pero ya no pasará, nunca más.
Entro en mi departamento y acomodo los libros que compré, estoy acomodando el último cuando tocan mi puerta, abro la puerta para verlo parado sonriendo.
Se abalanza sobre mí y me besa labios, es un beso excitante, mis manos suben a su cuello y no pongo objeción cuando quita mi blusa, y camina sin soltar el beso que nos consume a los dos.
La puerta la cerro de una patada, así que no tengo problema con lo que sigue. Mis manos quitan los botones de su camisa, llegó a un punto en qué se separa y quita la camisa totalmente, además de que se baja el pantalón para luego regresarse a mis labios. Me abre las piernas para acariciar mis muslos.
Jadeo contra sus labios, le doy la vuelta pero se me olvida que estamos en el sillón así que caemos al suelo.
No me dice nada, sólo deja que baje su pantalón, me muerdo el labio cuando su erección se presiona contra la tela de su bóxer.
Mi pelo lo hace para atrás antes de bajar sus manos y quitar mi sujetador. Mi pechos quedan expuestos para él, aprovecha para besarlos y luego morder mis pezones. Me roba un gemido, luego otro.
Nos gira para terminar de desvestirme. Su bóxer es algo que él mismo se baja, me muerdo el labio al verlo totalmente desnudo frente a mí. De su pantalón saca un preservativo.
—Deja que yo...
—Traviesa, ¿Eh?—me muerdo el labio inferior y le quitó el preservativo. Muerdo el empaque y jalo con mis dientes, él me observa mientras lo hago, saco el preservativo, y entre los dos lo ponemos en su m*****o que está listo para perderse en mí—. No seré suave—advierte.
—No te limitó.
Entra en mi cuerpo para robarme vivos gemidos de placer y dolor, pero no sé que es más fuerte, sus penetraciones son rudas y duras, mis manos desde hace rato que están sujetas por las suyas al ras de mi cabeza.
No podré levantar mañana, no después de esto. Lame mis pechos mientras se interna en mí, gimo alto. Subo mis piernas alrededor de su cuerpo para que le sea más fácil entrar en mi cuerpo.
—Tu orgasmo está próximo—avisa aumentando mi deseo—. Siento como tú cuerpo se contrae.
Yo también.
Su m*****o se pone más duro y siento como crece un poco más al estar adentro de mí, muerde un lugar en mi cuello y yo no evitó gritar, me dolió.
Suelta mis manos y están suben por sus brazos, trazo los músculos de su espalda cuando me vengo. Araño su espalda mientras él gruñe contra mi cuello, llegó a su orgasmo.
Y lo sé por la forma brusca en la que entró.
Ambos respiraciones están agitadas, nuestros cuerpos tienen mucho sudor, fluidos no intercambiados y otras cosas más.
—Sin duda fue uno de los mejores orgasmos que he tenido.
—Lo mismo digo—se levanta y sale de mi cuerpo.
Se quita el condón y se cambia junto conmigo, observa el departamento y luego me sonríe de manera dulce.
—¿Vives sola?
—Sí... Mi papá vive en Escoriscia—estoy cambiada así que me es más fácil sentarme en el sillón—. Me mude aquí por cosas personales y pues... Llevo un año aquí.
Me sonríe ligeramente, de la nada me invita a comer, se lo acepto y ambos vamos a un restaurante que hay cerca de mi departamento.
Comemos con risas incluidas y todo lo que nos hace parecer una pareja pero sabemos que no es...
Me deja en mi casa a las ocho de la noche y se va a su casa.
Es triste que tal vez ya no lo vuelva a ver, aunque el me dijo que sabría de él, y que está vez tendríamos una larga conversación. ¿De qué? No sé, no me quiso decir por más que le pregunté.
Espero no arrepentirme.
[{(Alandher)]}
Entro en el Palacio sin que me vean, y de ahí me cuelo hasta mi recámara, suspiró y sonrió, tocan mi puerta y dejó pasar a Harry, ya que fue él quien tocó.
—Entonces si fuiste—estoy de espaldas y sin la camisa, así que no le digo nada para negar las marcas que Sandy le hizo a mi espalda.
Vaya que disfrute tener sexo con ella, y lo malo es que quiero escuchar esos gemidos de forma permanente.
—Sí.
—Cuéntame.
—Harry—alargo su nombre y se sienta en una de las sillas que hay en el lugar. Nunca le voy a ganar—. Bien. Su nombre es Sandy Edwars, vive en zonas bajas, y es... La noche en qué me escape fui a un bar, estaba todo bien, luego empecé a caminar de regreso y me perdí por un momento... Luego ví a unos tipos seguir a una chica, los seguí y la defendí...
—Y una semana después vas y te la coges.
—No es eso... Harry... Creo que... Normalmente cuando me acuesto con alguien no hay más, sólo eso, y... La lleve a cenar, y después la lleve a su casa.
Se queda callado por unos minutos que me parecen eternos, hablar con él es peor que hablar con mi padre, aunque no digo que hablar con mis padres es malo, sólo que Harry me entiende un poco mejor que mi papá.
—Alandher...
—Quiero que se repita el encuentro—ahora por primera vez desde que mi hermano y yo nos volvimos cómplices... No sabe que decirme.
—¿No sabes que decir?
—No, la verdad no.
Suspiramos cuando nos mandan llamar para algo que necesita mi madre, me pongo una playera negra, ya que una blanca mostraría lo que mi espalda tiene y de por sí me hará drama por no estar en toda la tarde y parte de la mañana, lo que menos necesito es que vea mi espalda arañada por ir a coger con alguien.
Llegó a la sala en la que se nos pidió estar a mí y a Harry. Esperamos a que mi madre entré.
Lo hace seguida de cierta bruja que me quiere para ella además de mi corona.
—Carmín estará con nosotros por dos semanas—anuncia mi madre.
Genial.
Ambas salen de mi despacho y quiero gritar mil cosas negativas.
—Regresando al tema que estábamos en tu habitación—suspiro y tomo un trago de whisky—. No sería bueno que la usarás para sólo...
—Ese es el problema... Que no quiero sólo coger con ella... La quiero para algo... Serio.
Escupe el whisky que estaba bebiendo, y luego mira que tan añejo es.
Dramático.
—Creo que puedo ayudarte en ese caso.
Me da miedo cuando se pone en ese plan, pero entre los dos movemos fichas para que tenga esposa antes de lo planeado y no necesariamente es con una de las mujeres que quiere mi madre.
A pesar de solo tener sexo con Sandyme gustó cómo es, lo sencilla que es, que no pide mucho para ser feliz. Y yo quiero hacerla feliz.