Alexander apunta firmemente el arma a mi cabeza, no muestro lo asustada que estoy, simplemente me quedo quita mientras espero a que la baje o diga algo.
Sus ojos están firmes y muestran que no dudará en dispararme, pero algo lo detiene a hacerlo que si quisiera matarme ya lo habría hecho. Suspiró antes de levantar la mano y bajar el arma a mi corazón, arquea una ceja antes de que muestre algo.
-Dispara.
-No me retes, Bryce.
-Dispara, que no voy a cambiar mi forma de trabajo por los lujos que tienes-estoy segura de lo que digo.
-¿Lujos?
-Sí no aceptas mi forma de trabajo no tengo nada que hacer aquí.
Sus ojos se ponen un poco más oscuros antes de bajar el arma que tiene en las manos, me mira con molestia antes de darle el arma a Doris.
-Creí que podría ser interesante una mujer que me rete-acomoda el fino saco antes de mirarme con algo parecido a la decepción-. Pero me equivoqué. No quiero una mujer que me este retando y dándose el lugar que no le corresponde.
-No me dí ningún lugar-contesto en el mismo tono que él-. Sólo te recuerdo que se te aviso que yo no era de las que le gustan para coger, y me trajo ignorando la advertencia.
-Nadie me dice que hacer-gruñe molesto-. ¡Jasha!-grita y en menos de dos minutos aparece un hombre de una buena estatura a mi espalda-. Dile a Jordan que me mandé lo que guste de su selección, que le regreso a su perra y que la domestique.
Una sonrisa fría aparece en mis labios, esto está saliendo muy bien. Hay más formas de hacer qué me quiera. El hombre me dice que salga y niego despacio.
-Conozco la salida, gracias.
Me doy la media vuelta y camino a la salida dejando a Alexander echando humo por las orejas, no voy a dar mi brazo a torcer, le dijo cómo me manejo y que hago, no hizo caso.
Llegó a la zona donde los autos se vuelven comunes y no dudo en parar un taxi, al estar en él doy la dirección de mi departamento que está del otro lado de la ciudad. Suspiró antes de pensar en algo que pueda hacer para volver a acercarme a él, pero no creo que después de esta impresión me quiera de vuelta.
El auto da vuelta en una esquina y es cuando me mandan un mensaje diciendo que no me moleste en volver la siguiente semana. Suspiro de nuevo. Ahora ni de lo que hacía puedo seguir aquí, creo que mi plan se vino abajo, tal vez puedo...
Wonka.
Wonka me puede ayudar. Con esa esperanza tomo mi teléfono antes de mandarle un mensaje a alguien que me ayudó a meterme en esta mierda como prostituta. Y tengo que ser sincera que para eso tuve dejarlo entrar entre mis piernas y gemir con él por unos dos días.
Me uso toda la noche y no me dejo descansar más que para ir al baño, y cuando terminó de usarme dijo que tenía lugar entre las putas de Jordan.
Abro la puerta de mi departamento para pensar en el mensaje que acabo de mandar, me siento en el sillón que me dieron al llegar aquí.
Ya no tengo trabajo y ya no tengo la oportunidad de acercarme a Alexander como quería. La cagué.
Pero empecé como quería, Alexander tiene que quererme en su cama, en su vida, en todos lados. Y para eso... me levanto para abrir la puerta y ver qué Wonka ya está listo del otro lado del marco.
-¿Tan rápido te despidió?
-Duré un año.
-¿Qué sucedió?-hago la seña para que pase.
Al hacerlo me da un beso en los labios que no dudo en responder, toma mi cintura antes de pegarme a su cuerpo. Bajo mis manos a su pantalón para tocar por encima de la tela que cubre su m*****o.
Gruñe sobre mis labios antes de levantar mi vestido y romper mis bragas, me quejo un poco pero luego termina en el suelo. Se sienta en el sillón que estaba hace un momento y baja lo que me alejaba de una penetración de su parte. Toma un condón de su bolsillo izquierdo antes de ponerlo por ese largo y delgado m*****o. Me siento sobre él antes de envolver su largo con mi humedad.
Gruñe.
Toma mis caderas y empieza a moverme a su antojo, mis gemidos son libres y rebotan contra sus labios. En pocos minutos alcanzó el orgasmo que me regala y no dudo en gemir alto y claro, quedo jadeante contra su cuerpo.
-De verdad que estar contigo es la gloria-sonrío burlesca antes de bajarme de su cuerpo, acomodo mi vestido mientras él sigue con su pene al descubierto-. Cuéntame lo que pasó.
-Tuve el acercamiento que quería-me mira y bufa-. Me dejó ir porque no le gusta que le contesten y eso hice.
-Bryce, ya te dije que no te metas en esa mierda-se levanta para acomodarse el pantalón-. Puedo mandarte a Londres como era el trato inicial, y nadie tiene que saber que persigues al padre de Petrov.
-No. Sabes bien porque hago esto-ladea los labios antes de negar despacio-. Esos hijos de perra me dejaron en la calle y pienso devolverles el favor.
-¿Dándole un hijo a Petrov?
Eso es parte del plan.
Pero no creo que le guste saber quién soy en realidad, y que me dio el heredero que tendrá todo y él nada. Pero debo seguir en el juego si quiero que esto siga.
-Ese es el plan.
-¿De verdad usarás a tu propio hijo para vengar a la muerte de tu...?-estoy por contestarle cuando escucho un toque constante en la puerta.
Uno desesperada que hace ladear los labios antes de ir a ella, sí es Jordan se enojará de ver a Wonka aquí adentro, y eso que no escucho los múltiples gemidos que solté hace unos minutos.
Abro la puerta para toparme con el hijo de perra que forma parte esencial del mi plan.
-Señor Petrov-saludo cortes.
-¿Qué hiciste para que te quiera en mi cama?-se adentra para atacar mis labios sin permiso, sube mis piernas a sus caderas para sostenerme así contra la pared.
Besa increíblemente rico.
Muerde mis labios antes de abrir más mis piernas y pegar esa dura erección que hay bajo su pantalón.
-Te deje lo de... ¿Alexander?-me baja para girarse a Wonka que le sonríe a quien me tiene sujeta contra la pared.
-Bruce Wonka-hace mucho que no escuchaba su nombre.
-Veo que también tienes preferencia-dice apuntando con sus ojos a mí.
Alexander me mira antes de regresar la vista a Wonka que no muestra nada, sólo una sonrisa canalla.
-Ya vi.
-Bueno, Buggles te deje el dinero de nuestro encuentro en donde siempre-nunca me deja dinero de nuestras cogidas porque con él son porque quiero-. Nos vemos otro día. Aunque lo dudo, por qué Alexander...
-No comparto.
-Exactamente.
Wonka sale sin decir algo más que haga que las cosas se enfríen un poco, al ver qué Alexander no hará nada decido alejarme de él para ir por un poco de agua que la necesito.
Me sirvo en un vaso normal antes de escuchar a Alexander reaccionar, no dice nada sólo camina a donde tengo un par de vinos y de entre los dos toma una copa de champagne que Wonka me dio hace meses, no dice nada antes de abrirla haciendo que el corcho salga volando por el aire.
-Ya le deposité a Jordan el dinero por ti-eso me hace recordar lo que pasó en su casa-. Por lo que le pagué, estarás conmigo el tiempo que yo quiera, bien pueden ser meses o días, incluso años. Así que no te puedes quejar si te tengo por años.
-¿Y podré seguir en mi departamento?
-Ni de broma-se queja-. No te dejaré donde no puedo vigilarte.
-No soy una cosa.
-Pero si mía por la cantidad que pague por ti-dice mientras sirve el alcohol que hay en la botella que abrió-. Así que tienes media hora para recoger lo que quieras de este lugar.
-¿No me ibas a coger?
-Hasta que te bañes y ya deja de... no he presentado de la manera correcta-me tiene un vaso para acomodarse en ese porte derecho que lo hace ver imponente-. Me llamo Alexander Petrov, hijo mayor de los Petrov, heredero a la mafia Korotkiy.
Lo que ya sabía.
Pero es un buen dato que me lo recuerde, quiero que lloré, que sufra como lo he hecho yo, pero la pregunta de Wonka resuena en mi cabeza y no estoy muy segura de querer usar a mi hijo... no sé, si hay fallas en mi plan puedo ir perfeccionandolas conforme el tiempo pase, así que necesito pensar un poco más, pero la primera parte ya está hecha.
-Así que deja de llamarme señor.
-De acuerdo. Alexander.
Asiente despacio. Le bebo a la copa antes de encaminarme a mi habitación para ir por un par de prendas, más bien por ropa interior, tacones y ropa para dormir. Tomo una camisa blanca que era de alguien importante y con eso obtengo la inspiración que deseo y necesito, cuando termino de empacar Alexander toma mi maleta y él mismo la lleva pisos abajo.
Lo sube al vehículo que trajo eso me hace sonreír, se me a figura al que usa Cruella de Vill. Solo que en color n***o. Sonrío por esa comparación, subo al vehículo para después verlo subir y encender el precioso auto en el que vamos, maneja por la ciudad sin miedo a que nos llenen de balas, pero la ciudad es suya al igual que yo.
Por el momento.
Musica clásica es reproducida por el reproductor del auto, es raro que un criminal tenga ese gusto tan extraño en música. No juzgo, todos tenemos gustos diferentes y motivaciones diferentes.
No me imagino a este hombre con un bebé en sus brazos y un cariño mostrado a ese pequeño, así que lo qué haré tal vez no afecte tanto por el bebé que me dará. Por el que nos unirá.
Llegamos a su mansión en menos de lo que puedo procesar, al bajar me pide que entre a la casa que Doris me dará mi habitación. Estoy por responderle cuando el auto se pierde en el camino hacia la puerta, maldición.
Bueno.