Capítulo 3

1360 Palabras
Vamos en el auto y Ricardo va manejando, me ha dicho que vamos a cruzar a su casa para recoger algunas cosas para nuestro viaje, todo esto es real, él es real.  Me acerqué para darle un pequeño beso en su mejilla, con cuidado para que no se distraiga, pero en cuanto me acercó a él, me esquivó el beso, frunzo mis cejas.  — No me molestes — dijo con irritación. Abro mis ojos con sorpresa.  — Perdón amor, no quería molestarte —. Respondo apenada. Él simplemente me da una mirada llena de ira, no se pero ha inspirado miedo, dirijo mi mirada hacia la ventana del automóvil para ver el hermoso paisaje, pues he decido  no decirle nada a Ricardo mientras llegamos, tal vez está un poco estresado por la boda y el viaje  trato de entenderlo. Suspiro con un poco de tristeza ya que él nunca se había comportado de tal forma.  Después de conducir durante 20 minutos, llegamos a una gran casa, mire para lado y lado. La casa es enorme, se ingresaba en ella luego de atravesar un portón n***o que no permite ver dentro del terreno, todo el perímetro de la casa y sus jardines estaban rodeados por un enorme muro de color blanco con sus extremos más altos de color ladrillo, por encima de estos unos alambres electrificados daban la sensación de seguridad. Apenas se atravesaba el portón un corto camino llegaba a una fuente circular donde los vehículos podían girar para volver a salir, es como las casas de las películas.  La casa es de dos pisos y es totalmente blanca, la puerta de la entrada consistía en dos grandes aberturas de metal color negra con vidrios que permite ver la sala al ingreso, espacio que contaba con algunos pequeños sillones, había una gran escalera  con barandales blancos que permitía el acceso al segundo piso.  Al entrar a la casa se escuchaba risasz música con un poco de volumen y un ligero olor a cigarro, la verdad es un poco desagradable, descargo mi equipaje mientras tanto, Ricardo camina unos cuantos pasos y se dirige a una enorme puerta de color caoba, creo que es el salón, pues de ahí proviene todos los ruidos, yo me quedo en la mitad de la sala parada sin decir nada , no entiendo  porque Ricardo se está comportando de esa manera, mientras estoy en ese lugar logro observar todo mis ojos giran al rededor del lugar.  — ¡Ana ven acá! — gritó con enfado que me espanto, salgo corriendo hacia el enorme salón, tocó la puerta y escucho un hombre decir " pasa muñeca" , entró y miro y a ver el hombre que me acaba de decir muñeca quedó atónita, es Joel  el chofer de Ricardo, ¿pero qué está pasando por qué él se refiere a mi de esa forma?, Joel se levanta de su silla y se pone de pie frente a mi  y me dice con un tono burlón mirándome de arriba a abajo. — ¡Muchachos les presento a Ana mi premio! — habla este hombre y quedó muda al escucharlo.  — ¿Qué está diciendo este hombre? —, dirijo mi mirada hacia Ricardo pues estoy asombrada de lo que está diciendo Joel, él tiene una sonrisa de oreja a oreja, yo salgo de mi estado de shock y me dirijo hasta donde está Ricardo sentado, necesito una explicación y pronto. Lo miró fijamente mientras que él está tranquilo.  — Ricardo me puedes explicar ¿Qué es lo que está diciendo tu chofer? — gritó con enfado,  pues todos los hombres aquí presentes se ríen a grandes carcajadas, ¡idiotas!, Ricardo se pone de pie y me habla con un tono irónico.  — Ana, mi amor no hay nada que explicar simplemente eres el pago de una apuesta que debo pagar al señor Joel — dice sin más y yo quedo perpleja.  — ¡Qué!, no entiendo — Repito una y otra vez. Como que apuesta, soy su esposa…   — Yo no soy ningún juego ¿me estás escuchando Ricardo? —. Siento como mis lágrimas empiezan a resbalar por mi mejilla.  — Verás muñeca a el señor Joel aquí presente,  le gustas y mucho  y yo le debo una gran cantidad de dinero que más quieres que te explique, es obvio — dice con un tono burlón, dándome un beso en la mejilla y sujetándome de la cintura. A estas alturas me siento asqueada.  — Ricardo soy tu esposa, ¿cómo puedes hacerme esto?, no ves lo que estás haciendo, me estás hiriendo, no te importa que me acabo de casar contigo — digo llorando de rabia, no entiendo que es lo está pasando.  — Ricardo podemos hablar a solas por favor — le digo en forma de súplica —. Él rueda los ojos.  — Está bien, vamos afuera, no puedo ni quiero perder más el tiempo —. Me tomó del brazo fuertemente, siento que me está lastimando, lágrimas comienzan a aparecer.  — Suéltame… Me estás haciendo daño —. Le grito para safarme de su agarré.  Él suelta una risa sarcástica. — ¿Luego no querías que habláramos querida? — dice el muy hipócrita sonriendo, yo solo lo miro incrédula.  — Me puedes explicar, necesito una explicación, ¿Qué es lo que está pasando?, necesito la verdad, ya me canse de tus juegos —digo totalmente confusa. Él camina de un lado a otro y enciende un cigarro. — Ricardo mírame, dime algo por favor, te juro que no te voy a reclamar… pero por favor háblame, dime qué pasa, si tienes problemas de dinero juntos podemos solucionarlo yo te ayudo sólo exijo una explicación.   Siento como mis lágrimas ruedan con más fuerza  pero es de impotencia me duele el alma. — Ricardo por favor di algo  — Mi paciencia se va acabando, lo tomó del brazo y jalo para que me mire.  — Mmmm, haber muñeca por donde empiezo sin que hagas escenas —. Se toca su cabeza. — Joel no es mi chófer, no te asombres muñequita simplemente él se encaprichó contigo y yo decidí ayudarlo, ya sabes como la buena persona que soy, en pago de una deuda. La verdad lo que más me enfurece es que yo voy a tener que lidiar contigo — me dice el muy maldito señalándome con su dedo.  — Ricardo soy tu esposa no puedes decirme esto, yo no puedo pagar tus estúpidas deudas de juego de esa forma —. Le habló indignada.  — No te hagas la víctima queridita que no te queda,  lo único que me duele es que no voy ser tu primer hombre, lo demás me da igual —. Levanta sus hombros.  Las palabras de Ricardo caen sobre mí como un balde de agua helada. Ahora lo entiendo todo, Joel simplemente se estaba asegurado de que yo no estuviera con otra persona, por eso siempre me recogía cuando salía de la universidad él estaba asegurado su pago y yo estaba me estaba dejando llevar como borreguito al matadero, ¡Qué estúpida soy!, pero lo que más me duele es que no me ama Ricardo nunca me amo sólo estaba jugando con migo.  Llevo mis manos a mi cara y me siento en un pequeño sofá que hay en la sala, estoy sola con él y al parecer sin salida alguna, aún no logró procesar todo lo que me está pasando ¿por qué no le hice caso a María?, ella me digo una y mil veces, me lo advirtió, mi amiga siempre me dijo que Ricardo no era la persona que aparentaba, porque no hice caso a mis intuiciones con respecto a Joel me recriminó por todo en especial porque me casé ¡ Por qué, Por qué!, me repito una y otra vez.  Decido limpiar mis lágrimas para dirigirme hacia la puerta de entrada, yo no pienso participar en este juego, al fin y al cabo yo no le debo nada a nadie y no pienso quedarme aquí. Si Ricardo no me ama no tengo más nada que hacer aquí no le voy a permitir que me haga daño
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR