Catorce

4033 Palabras
—Odio esto.— murmuró viendo cómo flaches me ciegan y no me permite ver con claridad. La mano en mi espalda baja me aprieta contra si y me empuja hacia la entrada del recinto. Me tenso pero luego me suelto. Esto es lo que odio mas. Que me este tocando. El se da cuenta pero aún así sigue haciéndolo. Su toque no es posesivo es ligero, tiene la palma caliente en su mano. Es agradable pero me enoja saber que me gusta que me toque. Por eso es que me pongo tensa. Me di cuenta que me estaba tocando cuando ya su mano la tenía alrededor de la mía. Mientras me arrastraba. Fue cuando mi cerebro comenzó a funcionar y retener su contacto. No entiendo porque hemos parado a que nos tomen una fotos ambos, si han llamado nada más a Zaddiel y me ha empujado a su lado para que ahora haya una foto o más de una foto juntos. Su mano sube un poco hasta mi espalda y suelto el aire retenido. Mi cuerpo parece agradarle el toque y no puedo permitir eso. —No ha salido tan mal — agrega burlón mientras pasamos las puertas. El aire acondicionado es lo primero que siento golpear mi rostro. —Luces adecuada para el evento y yo quiero un recuerdo de ti y de mi. No puedo evitar poner cara de desagrado. Lo dice como si fuera un trofeo el hecho de que me tiene bajo su mando. Caminamos juntos como una pareja o yo su maldita cita. No me suelta cuando saluda a personas al azar que se acercan cómodos bajo la presencia de un asesino. Esto es más de lo mismo. Eventos donde sociedad, política y submundo se mezcla como uno. Negocios, extorsiones, dinero y sobre todo movimientos ilícitos se ven en este tipo de reuniones. Estoy a punto de decirle que voy al baño para alejarme lo más que puedo. Entonces me aprieta fuerte sonríe a lo lejos. No sé a quién le da la sonrisa entre tantas personas. Esto me recuerda a la película el precio del mañana. Todos clase alta con sonrisas falsas, tomando champagne y hablando enérgicamente, riendo de manera avergonzada, unas mueven sus pestañas otros se rascan el bigote. Pero todas y todos son hipócritas aquí. Vistiendo sus mejores atuendos de unos cuantos Miles, hablando del dinero, la bolsa y la política. Quizas algunos otros temas más banales y retorcidos como sexo o juegos clandestinos. La verdad es que siempre me han parecido esta clase de eventos totalmente estúpidos e inapropiados que se prestan para nuevas extorsiones y secuestros exprés sin contar lavado de dinero por transacciones. Aquí se viene a elogiarte, levantarte el ego. Apremiarte por los logros obtenidos y el dinero que has hecho. Apenas das la vuelta te critican y te señalan. Otros más directos te roban porque te preguntan tantas cosas que das información demas. Para aquellos expertos que pueden desbancar tu dinero. Otros hablan de Transaccion de drogas o de carne. Esa gente es la peor. Ahora estás fiesta no solo las veo como altamente injustas y estúpidas si no también como una táctica para cerrar actividades ilicitas, aqui es donde la mayoría suele reunirse para hablar de sus transacciones, pagos o envios. Es más fácil de este modo ya que es un evento donde no hay que ocultar que tienes contactos con el submundo ya que cualquier mafioso puede ser político. Es una coartada perfecta. Noah y yo lo sabemos. Cómo por ejemplo yo y un montón de oro que es lo que puedo creer que papá se adueñó. ¿Que otras cosas puede tener papá? No creo que haga algo ilícito o conexión con el submundo. Lo más cercano a eso soy yo y no me ha pedido jamás nada, ni seguridad. Eso me hace pensar que quiza los eventos a los que tanto fui de pequeña tenían esta clase de acuerdos, después de todo con la familia de la que provengo se puede esperar de todo. Una vez presencie cómo mis abuelos pagaban un contrabando de armas. ¿Cuántas personas habrán Sido como yo? ¡Mira Diosito eso ocurría cuando yo era inocente! Los justos no debemos pagar como pecadores. Vaya mierda. Una mesonera pasa y elegante como nunca Zaddy me ofrece una copa de champagne la acepto y me la bebo casi en fondo. Las burbujas viajan hasta mi estómago. Está deliciosa y es de la buena. Lo que me hace saber que es cara. —¿Tienes edad suficiente para beber? — me pregunta caminando pegado a mi. Quisiera decir que me molesta un poco pero es lo contrario. Y eso es justo lo que me molesta. Que su cuerpo se adapte a mi costado y que su calor no me resulte asqueroso. Con la mano que ahora está puesta en mi cintura me sostuvo contra la puerta la noche que entró a la mansión y con ella quizá mato a gente. Y mírame aquí comoda junto a un asesino ¿Que está mal en mi? Tanto nadar y nadar contra la corriente y ahora estoy flotando hacia el. Vive tienes que vivir Carajo eso hago pero aún así parece que la marea es más fuerte. No puede ser posible que me guste su toque. Tanto que trabaje para que el de Ashton se me fuera cómodo y solo basto un par de momentos con Zaddiel y me parece lo más adecuado. Aunque por las miradas de los tipos al rededor me gusta que me sujete así. Algunos lo piensan dos veces antes de ver mi acompañante y hacer que no han visto nada. Zaddiel en traje se ve s****l. No sensual. s****l. Todo de el irradia sexo sudoroso, morboso y asquerosamente divino. Su olor a cítricos y personal me tiene guindada. Debe ser eso. Que me atrae y mi cuerpo parece decirme que no importa que lo toque. Cuando lo ví listo tuve que bajar la mirada a mis zapatos y hacer creer que estaba incómoda. Es que suspire de fascinación cuando me estaba esperando en medio de su sala mientras se ajustaba los gemelos. ¡Maldición! Zaddiel me gusta y me atrae. Tengo el trastorno de Estocolmo. Y molesta como estoy suelto mi lengua. —¿Tu tienea edad suficiente para matar? — una media sonrisa con bufido se le escapa. —No es gracioso. Parece que me ignora por completo cuando otras personas se nos acercan y esta vez habla con ellos de manera cómoda. No puedo evitar mirarlo estupefacta mientras vocaliza de manera civilizada con ellos. Son mayores como la edad de mi padre. Cuando se despiden riendo por qué Zaddy ha dicho que la bolsa de valores es menos preciada hoy en día y el sistema bitcoin es quien da mas resultado ellos se marchan. Supongo que no les gusta hablar de los avances. —No tengo edad suficiente para quitar la vida de una persona pero tampoco decidí nacer en esta familia. — me susurra y siento sus labios en mi oreja. Mi cuerpo se estremece y cierro mis ojos. —Ahora. Te voy agradecer que te comportes. — muerde mi oreja y la sensación viaja por mi cuerpo. ¡Dios! ¿Lo peor? No haga nada para alejarlo. Sí, estoy padeciendo de trastorno o como se diga la enfermedad de Estocolmo. Por lo menos Zaddiel no ha atentado contra mi integridad física ni mental. Debería de saber que no es sano que me encuentre concentrada en su toque ni mucho menos que su calor me embriague. Me permito disfrutar de esta sensación mientras dure. Inclino mi cabeza para verlo y sus ojos enseguida me buscan. ¡Okey! Estamos muy cerca, tan cerca que su mejilla rosa mi nariz. Sus ojos están en los míos. Mi cuerpo comienza a sentir el calor que viene con la excitación, huele bien me veo tentada acercar y aspirar un poco solo un poco. Están varonil, tan atractivo y tiene que soltar algo que me haga sentirme tan atraída. No es normal. Jamás me he sentido así por alguien. Trago grueso bajo su mirada. Sus ojos cuelgan por un leve momento en mi boca, me la he pintado de rojo que se hace juego con los tacones. Sus ojos se oscurecen por un momento y es más difícil esto. La tentación se engloba justo en mi zona baja. ¡Dios! Necesito decir algo. —Hasta los momentos no me sueltas ni para ir al baño y no he dicho una palabra cuando se acercan hablarte sobre estupideces como la bolsa, la calle que no se ha arreglado en dos meses o el hueco de la avenida dos como si tú fueras el alcalde o gobernador en cuestión — ruedo mis ojos y me bebo lo que resta para aminorar que me estoy enloqueciendo con su tacto y olor. —¿Estas personas saben quién eres? —Solo creen que como tenemos ciertos privilegios y disponemos de otros tantos podemos ayudar.— se me acerca y me pongo a pensar si no puede estar sin tocarme. —Estas sonrojada Eira. — quito mi atención de el y veo hacia a la multitud. Me preguntó dónde estarán sus hombres. Su mano sube y baja en mi cintura. Tomando mi atención de nuevo. —. Para ellos yo solo soy hijo de mi padre y eso les basta. Alejando el pensamiento de lo bien que se sientes esas caricias sostengo sus palabras. —Tu padre — le digo atrayendo su atención a lo último. Su padre evidente es un Koch. Pero que aún no he conocido. Mi corazón comienza a bombear. En mi pecho estoy presintiendo algo mal. —Si mi padre. Zacarías Koch — agrega y noto que no le gusta pronunciarlo. Se me acerca nuevamente está vez su boca cerca de mi oido. Cada parte de mi cuerpo se hace papilla. No puede ser posible —Viene justo hacia nosotros por favor trata de poner esa cara que pones que no te importa el mundo y comportate. Eso quiere decir, cosita linda, que te muerdas la lengua. Estoy impresionada por su nivel de susurrar amenzante y que mi piel ahora está hormigando por mi cuerpo, dejando una sensación extraña y familiar. Subo mi rostro para ver cómo sus ojos ahora me ven con advertencias silenciosas. Quita su mirada y en los que se acerca un mesero me da otra copa el no acepta una. Trago asintiendo lentamente por qué en estos momentos me siento ansiosa y deseosa, lo último está mal. —Pero yo no sé quién es tu padre Zaddy— suelto incómoda y sintiéndome en desventaja. El suelta un gruñido y es cuando me doy cuenta que le volví a llamar "Zaddy" Bueno no estamos en condiciones de amistad pero me tiene agarrada de la cintura y yo estoy entre excitada, nerviosa y comoda. Una mezcla extraña quizá por eso he dicho su nombre en diminutivo. Coloco mi mano en su mano. Para llamar su atención. Cosa que deja de ver hacia al frente y me busca nuevamente. Admito que el también luce cómodo conmigo pero lo enmascara a la perfección si no es así. —Oh, bonita. Sabes perfectamente quien es. — luego se inclina más y me pongo tensa cuando su aliento rebota en mi cuello dejando una caricia. Lo nota pero no hace mas que decir: —Te pido que por favor controles tu impulso. Estoy aquí, estará bien. Entonces pienso en el tipo que me desmayo del golpe. ¿Podría ser el su padre? Aquí la gente le respeta. Anoche cuando me saco de la mansión todos lo miraron con miedo. Cómo si en algún momento el fuera contra alguno de ellos. Mi corazón se deboca en mi pecho. Está latiendo tan rápido e intento pensar quien es. Quien es el mal nacido al que mi padre le robó y me está usando como objeto de cambio. —¿Es el tipo que me desmayo de un golpe? Su mano se aprieta en mi costado y por un momento suelto un suspiro entre jadeo y sorpresa. Derepente busca mis ojos como si no pudiera creer lo que acaba de escuchar. Mis mejillas está vez se pone más intensas. Mierda. Pero para mí agrado el solo sonrió de medio lado y mátame, mátame lentamente. Pero esa sonrisa es la cosa más ardiente que alguna vez ví. Zaddiel debería de quitarse este traje, me trae con las hormonas alborotadas. Luego como si recordara algo que le he dicho sus fracciones se enfurecen. Algo que pensó no le gustó. —No. Ese idiota es Peter. — su tono es mordaz como si lo odiara. —Mi padre y tú ya tuvieron un encuentro... No hagas que te lo recuerde. Entonces abro mis ojos impactada y es cuando un hombre forrado en un traje de muchos miles. Ojos como el océano pacífico pero el profundo. Cabello castaño oscuro perfectamente peinado y sin barba. Ayer tenía barba. Hoy huele a perfume caro y tabaco. Me ve, no ve a mi acompañante me ve a mí. Traspasando odio, lujuria y lascivia. El recorrido más intenso y tenaz que me provoca la bilis se suba a mi boca. Sus ojos paran un momento en mis pechos y asiente para si mismo. Cómo si diera el gusto bueno de todo lo que me está observando. Cuando llega a verme me doy cuenta entonces. Zacarías Koch es más viejo que mi padre, quizás unos diez años más. Destila maldad, peligro y muerte. No del aura que sientes protección sino del que sabes que en cualquier momento es tu fin. Puedo dar fé que hasta podrido se ve y por más costoso que tenga su traje. Mi estomago se retuerce y la copa en mi mano amenaza con caerse. No sé que lo impulso pero Zaddiel toma la copa y enseguida cambia la posición y me toma de la mano. Fue tan rápido y tan manejable que no se si sentir alivio o preocuparme que su propio hijo me ayude. —Hola padre. — tono neutro. Nada comparado al que me ha hablado. —Hijo. — una mirada mínima. De vuelta a mi —Eira... Luces increíble así vestida. — entonces se me acerca y yo siento que voy a morirme si ese tipo me toca. Aprieto la mano de Zaddiel quien solo ve todo. —Hueles divino... — antes que llegue a besar mi mejilla me meto en el pecho de Zaddiel. Dando mi espalda a su padre. Bien. Esto son los peores momentos que he pasado. Buscando un refugio en los brazos de un asesino quien me ha agredido dos veces y que por si fuera poco su padre es quien intento violar. Definitivamente yo o si pertenezco al submundo muy dentro o estoy ya en esa fase de loca. Me prometí que solo yo podía darme seguridad y parece que no es lo que sucede. Soy una chica que no demuestra debilidad, una auténtica valiente. ¿Mis barreras están bajando? Es eso posible. Estoy tan confundida ahora... Una mano cae sobre mi espalda descubierta, está tibia y yo me estremezco. Es Zaddiel y esto es peor porque se que es el quien me está tocando. —¿Me explicas hijo? — su padre suena molesto. Yo me tenso pero mi acompañante es todo lo contrario. Puedo sentir como respira con tranquilidad. Su brazo me envuelve y me obligaba poner la mejilla en su pecho. Parecemos unos auténticos enamorados. Cómo si fuera el caso. —¿El que? —¿Te la follaste?. — le pregunta bajo pero directo. Zaddiel parece no ofendido por el comentario pero yo si. Entonces me giro rotunda y enseguida todo cambia. Veo los ojos oscuros como el mar profundo lleno de inquietudes y secretos. Muerte y traiciones. Tiemblo recordando cómo me miraban anoche, que me sostenía y me pasaba la lengua de forma asquerosa y raposa. Sujeto mi lengua pero me recuerdo que esto no soy yo. Que me criaron en base a principios, honestidad y sobre todo en base a mi valor como Tremblay, mi apellido es inquebrantable, poder, fuerza y que jamás baje la cabeza ante nadie. Soy Eira Tremblay. —¿Importa eso? Después de todo tu quisiste hacerlo a la fuerza.— le hablo en el mismo tono. Bajo y potente. —Eira...— me dice Zaddiel a mi espalda. Me muevo para que quite su mano de mi hombro. Quizá si soy bipolar. Pero algo me dice que aquí no podrá hacerme nada y sobre todo qué también puede que mi sexto sentido me mienta pero se que no intentara nada, ninguno de los dos. En vez de eso me aprieta. Una advertencia. Me tengo que callar y morderme la lengua. Eso es lo que él quiere pero yo no quiero eso. Estoy consiente que puedo ser vulnerable pero soy un ser humano que tarde mucho en procesar información común y racional. Pero en cinco años me he empecinado que nadie más volvería a pisotear, ni ultrajar mi cuerpo, ni agredirme. Me levanté en mi familia y dejé atrás todo lo que duele. Me revele contra mi padre y posterior a ello he estado mejor estando fuera que teniendolo cerca. He aquí una clara evidencia. —¿Lo hiciste o no? — ignora mi prepotencia pero no lo mira a él me mira a mí. Tiemblo queriendo darle un solo golpe en esa nariz gruesa y hacerlo sangrar como lo hice con su hijo. Tiendo a ser agresiva, pero es por las circunstancias en las que me he tendido que ver y bajo las crianzas que tengo. Luego de vivir un pedazo de infierno las cosas te cambian. Para bien o para mal. Esto es una especie de secuela aferrada a mí. Quizá mi padre tendrá razón, soy una liga de apellidos fuertes y la sangre dentro de mi impide que baje la cabeza. Posible tengo más Tremblay que Halls. Después de todo mi padre parece un cobarde ante situaciones que el mismo se busco. Yo dando la cara por el como moneda de cambio. Pero eso no es lo que me hace ir al frente cuando me siento amenazada es la crudeza de que si voy a morir no lo haré llorando. No cuando se trata de mí. Pero aún así puedo tener segundos vulnerables. ¿Quien no quiere sentir el abrazo de alguien que proteja? —¿Que respuesta quieres padre? — me rodea la cintura y me pega contra su pecho. —Te recuerdo que estamos en un intercambio y que ella no puede ser tocada. —Como ella regrese no es problema tuyo. — alega y puedo sentir las olas de amenaza bajo ese tono —La última vez que tomas algo que me pertenece Zaddiel, por qué la próxima tendrá represalias. —¿Tuya? — le digo y Zaddiel me aprieta el estomago. El papá de Zaddiel da dos pasos acortando la distancia. Su hijo me trae de nuevo hacia mi y termino pegando todo mi cuerpo contra el suyo. —Si Eira. Eres mía, tu vida me pertenece, te tengo aquí — mueve su mano —Y no me importa si mi hijo te follo, la verdad tenemos la misma sangre y creo que no le molestara compartir con su padre. El sabe que tomo lo que quiero y lo hago cuando me da la gana ¿No mi pequeño? Zaddiel no dice nada. Yo me quedo quieta. Zacarías sonríe como el gato de Alicia el país de las maravillas y todo mi cuerpo comienza a temblar. No sé si es por miedo o por las ganas de tomar un arma y darle un tiro entre ceja y ceja. —Ahora pueden seguir en su jueguito de pareja. Iré a ver dónde está tu padre para terminar con todo esto. Disfrutalo mientras puedas Eira. Se da media vuelta y se marcha. No sé quién se quedó viendo mas tiempo la espalda del hombre si Zaddiel o yo. Pero ambos nos quedamos fríos o solo soy yo quien está con las venas heladas y la sangre caliente en la cabeza. Disfrutalo mientras puedas Eira. ¿Eso fue una advertencia? ¿Amenaza? ¿Que mierda estoy disfrutando? Y porque hablas de juegos. Aqui ninguno está jugando. Poco a poco la mano en mi cintura y el brazo se va soltando de mí. No me atrevo a voltear y ver la cara de Zaddiel estoy más que segura que querré golpearlo aquí mismo y ahora. ¿Porque mierda no le dijo nada a su padre? No es que me defienda se nota que yo puedo soltar mi veneno como siempre. La situación es qué... Es que... Bueno, pero soy estúpida ¿Que mierda voy a esperar de Zaddiel? Enojada camino sin rumbo para alejarme de la multitud. Detrás puedo sentirlo siguiéndome. Me sujeta de la mano pero me zarandeo para evitar que me vuelva a coger pero es estúpido hacerlo porque ya me tenía agarrada nuevamente y me trae consigo. Pongo una mano en su pecho antes de colisionar mi frente. —¿Que? — le suelto molesta —¿A dónde crees que vas tú? Estás bajo mi cuidado. —¿Tu cuidado? Acabo de escuchar claramente como tú padre dispone de mi como le de la gana, ¿Sabes? Algo me dice que si te dice que hoy mismo me lleves con el sabiendo que hará cualquier mierda conmigo me dejaras con moño y todo como regalo. Me lanza balas con los ojos. Se pone tan fríos como los de su padre la única diferencia que los suyos son como el color del cielo en verano. Hermosos pero fríos y calculadores. —Eso no va a pasar. — agrega muy seguro. Yo a diferencia suya no estoy muy segura. —¿Que? ¿El moño o sin el moño? Por qué a quedado más que claro quien manda a quien... —Es mi padre. —Puede ser el presidente, el Papa o la reina Isabel. Zaddiel pero nadie absolutamente nadie dispone de mi como le de la gana u objeto. No soy de tu padre y de ti tampoco, mucho menos del idiota que lo llamo papá. ¡Estoy harta de esta maldita situación! — suelto exasperada —¿Quién carajos se creen ustedes para tratarme de este modo? No tengo nada que ver con los negocio de mi padre, jamás me han interesado. Y ahora soy una maldita pieza fundamental en un jodido intercambio y que por si fuera poco tu padre también desea probar la mercancía y dañarla. — me alejo un poco cuando me suelta mientras niego. Se que no iré muy lejos pero vale la pena intentar. —Por que creeme, lo que me hizo anoche no se me olvida aunque actúe como si todo el tiempo me manosearan con una Glock 9 milímetros. No es mi fantasía s****l favorita. Se queda de piedra escuchando. No sé si le ha afectado el hecho que le diga toda esa mierda o que vete a saber qué. Ni siquiera quiero pensar. Está vez cuando me alejo simplente me deja ir. Atravieso las puertas y pasillos. No sé a dónde me dirijo pero llego a una puerta y aún enorme jardín. Camino siguiendo mis pies y la densa noche. Hay pocas personas aquí. Termino caminando y pasando una fuente hasta rodearla. Está tan alejada de las personas que a nadie le importa verme aquí. Miro al cielo y suspiro derrotada. —si estás allá arriba Zed Puedes responderme ¿por qué a mí? Ya que Dios no me responde. Solo puede estar en el cielo si Dios mismo le perdonará sus pecados. Quizá darme el regalo de vivir pudiera abrirle la tierra de los cielos. Pero no obtengo respuesta ni tampoco una señal divina. —Te crees igual que un Dios ¿He?... No me sorprende de tí.— hablo conmigo mismo y con él. Zed me dió la oportunidad de vivir de nuevo y aquí estoy envuelta en la mierda. Y digo de vuelta. Porque definitivamente luego de hoy yo misma me vengare de Zacarías Koch. Lo acabaré.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR