La llegada a Paris fue abrupta, había tormenta y tanto Diego como yo lo pasamos realmente mal en el aterrizaje, ninguno disfrutamos el viaje. Al salir vemos a un hombre que se acercó a nosotros, es humano, pero estaba claro que sabe lo que somos. –Bienvenidos, el Alfa Antoine me manda a buscarles, debe llevarles al Museo de L´Armee, es casi una hora de trayecto. –
- Soy Julia y este es Diego, ¿eres humano? - pregunté para que no quedarme con dudas.
– Sí, soy humano al servicio del Alfa, hay una serie de familias que servimos desde hace mucho, creo que en vuestra manada también las hay. - Va diciendo esto mientras nos guía fuera del aeropuerto y nos montábamos en un coche amplio. - Creo que es la primera vez que estáis en Paris, Tomaré el camino largo para que podáis ver algo desde el coche. - Y así hace. En el camino, tras una zona poco poblado llegamos hasta la ciudad y nos va indicando primero el estadio de Francia, todo siempre bajo la visión de la Torre Eiffel, el barrio de Sant Denis, luego la Chapelle, La catedral de Notre Dame, Los jardines de Luxemburgo y por fin, todo el centro de parís y el museo, que aparte de ser realmente un palacio está cerrado.
– Vaya, ¿Por qué nos entretuvimos en hacer turismo? Es tardes para entrar. – Estoy enfadada, habíamos tardado demasiado desde el aeropuerto.
– Lo hice con intención- Contesta el humano llamando abriendo la verja y tocando el claxon del coche dos veces. De dentro sale una joven loba, su olor era exactamente como el de Diego. Le miro, porque siento que él también se ha dado cuenta.
– Hola, tú debes ser “el buscador” en chica y tu mi compañero guardián. – Nos conoce y nos esperaba. – Yo soy Amandine, el guardián oráculo.
–¿Qué significa eso? – Estaba claro que Diego era un simple guardián, ella es algo más.
– Lo descubrirás en nuestro viaje. – Me quedo sin habla, ¿nuestro viaje? – Ganar la guerra dependerá de nosotros, los guardianes y el buscador, lo que es una sorpresa es que seas una mujer. Ahora vamos a recoger la jarra. -
- ¿Jarra? No. tenemos que coger el ánfora de los guerreros. - dije mientras entrabamos en el museo. Amandine para y niega con la cabeza.
– No es posible, yo soy la guardiana del Agua de la Vida, la que revelará el secreto. Está guardada en el almacén del museo, ni siquiera aparece en los inventarios. - Abre la puerta a un gran corredor y nos miramos sin comprender lo que la otra decía. – Yo solo tengo que ayudaros a encontrar a los demás guardianes y evitar que nuestros enemigos ganen. - Abre un armario y del fondo tira de una puerta falsa dando a un compartimento secreto, donde hay una botella que parece antigua. Coge un bolso del mismo armario y envuelve la botella y la mete en el bolso.
– Esa ánfora no está aquí. Probablemente Francisco Bonaparte se la llevó a Filadelfia cuando se marchó al exilio. – Los tres nos giramos al escuchar al humano. – Soy descendiente de los Napoleón y licenciado en historia del Arte. - No pude mñas que sonreír de oreja a oreja por la osadía del humano.
- ¿Podemos usar tu ordenador Amandine? - Esta afirma con la cabeza y nos lleva hasta el escritorio donde hay un portátil, Gerard teclea y aparece un palacete en una pequeña ciudad llamada Bordentown, limítrofe con Pensilvania. Allí estan los tesoros saqueados por los Bonaparte por toda Europa. Esto se pone difícil.
-Pues tendremos que ponernos en marcha. – Amandine mete su ordenador en la misma bolsa que la botella y se la pone al hombro.
- ¿Cómo vamos a llegar allí? –Pregunto, ahora éramos 3 a viajar.
–La diosa proveerá. – Dice Amandine. La miro muy mal y ella sonrie sacando una tarjeta de crédito dorada de su bolsillo. – Era literal, la diosa provee. – No puedo más que reír, no imagino de donde habrá sacado la tarjeta, pero bienvenida sea si va a hacernos ganar una guerra a muerte. – No tengo pasaporte y supongo que Diego tampoco. – El niega.
–¿Desde cuándo esto nos detiene a los lobos? – Esta muchacha es demasiado optimista hasta para mí- No me mires así, ahora hacen los pasaportes en el Aeropuerto para emergencias como estas. – Que inculta me siento ahora mismo. Se nota que ella no ha estado encerrada en una cueva como Diego, ha debido vivir y viajar mucho, me da un poco de envidia.
Recordé que Sexto me había dado los contactos que pudiera necesitar, y su hijo Titus, el futuro Alfa vivía en Estados Unidos. Busco su contacto en el teléfono y lo llamo.
– Halo. - Una voz masculina resuena al otro lado. Trago saliva. No le recuerdo bien de mayor, para mí es una versión en hombre lobo de Elvia.
– ¿Titus? Hola, soy Julia, de tu familia, ya sabes. Voy a ir a Estados unidos, tengo que hacer una cosa en Bordentown. - No sé porque le estoy llamando, tal vez en el fondo me da miedo toda esta aventura de la Diosa.
– j***r, como mola, me contó mi madre lo que pasaba. ¿Cuándo y dónde llegas? – En esta manada parecía que era difícil guardar un secreto, aunque nos fuera la vida en ellos.
– Vamos a coger el primer vuelo a Nueva York, en cuanto tenga billetes y pasaporte te envío un mensaje con la información - Aun no estoy convencida de que sea tan fácil volar.
–Bien, yo estoy en Salem, con una cosa de brujas, como Bordentown está de camino a la manzana paso a investigar antes de recogerte. – Corta la llamada. Parece que le está encantado la idea y debo recordar preguntarle sobre lo de las brujas.
Al llegar al Charles de Gaulle, Gerard nos deja en la puerta y los tres entramos buscando la venta de billetes. Tenemos que esperar tres horas para el avión con plazas para el JFK. Y respiro, porque es verdad que se hacen los pasaportes en el Aeropuerto. Con pasaporte, billete, chocolates y guías de viajes embarcamos rumbo a Estados Unidos. Por delante tenemos nueve horas de vuelo hasta llegar a Nueva York. Tras la excitación de los primeros momentos los tres nos vamos adormeciendo con la película de las pantallas, pero de pronto una voz surge en mi cabeza. –Julia, ¿Cómo va el vuelo? - No puedo creerlo, es Titus. Yo no puedo contactar por el vínculo mental nada más que con mi hermano y con Sexto. ¿Qué está pasando?
-Bien, estaba quedándome dormida, Diego y Amandine ya lo están. – Le contesto igualmente un poco excitada por la nueva conexión.