El inicio
Julia Clark.
Mi nombre es Julia Clark. Soy la única hija de Alessandro Clark, uno de los empresarios más importantes de la región, y de Daniela Siclain, una arquitecta reconocida. Desde que era pequeña, me prepararon para heredar su legado, un peso que he llevado con orgullo y también con cierta inquietud.
Este es mi último año en la universidad, donde estudio Finanzas. La emoción y el nerviosismo se mezclan en mí. Ayudar a papá con la empresa ha sido una experiencia invaluable, pero al terminar la carrera él me dará un cargo más grande. La vicepresidencia de su compañía.
Hoy, estoy sentada en el campus con mi mejor amiga y compañera de universidad, Carla. La brisa suave nos acaricia mientras nos relajamos en un banco cerca de la cafetería.
—No sé por qué estás tan nerviosa, Julia —dice Carla con una sonrisa—. ¿Acaso crees que no vas a ser increíble en lo que hagas?
—Es la responsabilidad, Carla. Papá me dará la vicepresidencia.—respondo, suspirando—. Papá me ama tanto que estaría dispuesto a apoyarme incluso si lo llevara a la quiebra. Es demasiado presión tener a los mejores padres del mundo.
Carla baja la mirada, y noto la tristeza en sus ojos. —Al menos tienes padre, no como yo. Ni siquiera sé quién fue. Solo huyó. Mamá tuvo que hacer grandes sacrificios para pagar mi educación. Si no fuera por el apoyo de tus papás o de los Cáceres, no sé cómo haría.
—No pienses así —le digo, tocando su mano—. Tu madre es la mejor. Tía Mia es genial.
Carla sonríe, pero no del todo convencida.
Desde que somos pequeñas, siempre ha sentido que no es suficiente. Tía Mia ha trabajado incansablemente con mi papá para conseguir el puesto de asistente personal, pero para ella no es suficiente. Quiere algo más, algo grande, una vida acomodada y sin tener que sacrificarse. Yo siempre he dicho que la ambición es buena y te motiva, pero en exceso puede enfermar y no me gustaría que mi amiga se pierda en el camino.
Sé que Carla siempre ha sido ambiciosa, y a pesar de ser una de mis dos mejores amigas, a veces siento que se siente menospreciada en comparación con mi vida. La admiración que tiene por el trabajo de su madre es evidente, pero ella aspira a mucho más.
—No te preocupes por eso —le digo, intentando animarla—. Sé que tienes el potencial para lograr grandes cosas. A veces solo necesitamos encontrar nuestro propio camino
—A veces olvido que hablo con la perfecta, Julia Clark, la consentida de todos.— Se burla.
—Estoy lejos de ser perfecta— Reí
Carla y Lucia son mis mejores amigas, a pesar de la diferencia de edad. Lucia, aunque es más joven, siempre ha sido un pilar en mi vida, y a veces, su juventud es un recordatorio de que la vida puede ser más sencilla en su forma de ver el mundo.
—Gracias, Julia —dice Carla—. A veces me olvido de que también puedo contar con mis propias fuerzas.
—Siempre puedes contar conmigo —le aseguro—. Y recuerda, el camino puede ser difícil, pero tienes un gran potencial. No estás sola en esto.
Ambas nos relajamos un poco mientras el sol sigue poniéndose, y aunque el futuro está lleno de incertidumbre, me siento un poco más tranquila sabiendo que cuento con el apoyo de mis amigas y que, juntas, podemos enfrentar cualquier desafío que se nos presente.
Fuimos interrumpidas cuando Lucia llegó de la cafetería. Ella es verdaderamente hermosa, con su cabello castaño y ondulado cayendo en cascada sobre sus hombros, y unos bellos ojos azul cielo que parecen reflejar el cielo mismo. Siempre se viste con ropa ajustada que resalta su figura, y aunque se parece muchísimo a mi tía Ally, tiene el carácter relajado de su padre.
—¡Buenos días, chicas! ¿Cómo están? —saluda Lucia, con una sonrisa radiante.
—¡Hola, Lucia! —respondo, dándole un abrazo—. ¿Qué tal va tu segundo año en la universidad?
—Muy bien, pero ya estoy ansiosa por terminar —dice, con un toque de impaciencia en su voz—. Quiero ser como ustedes y acabar de una vez. Por cierto, tengo grandes noticias: mi hermoso hermano está a punto de regresar. ¡Ya terminó su postgrado!
Carla y yo intercambiamos miradas de sorpresa y entusiasmo. La noticia de que el hermano de Lucia regresa es emocionante. Ella ha hablado de él en ocasiones, y siempre ha sido evidente cuánto lo admira.
—¡Eso es fantástico, Lucia! —exclama Carla—. ¿Cuándo regresa exactamente?
—La próxima semana —responde Lucia, con una expresión de alegría—. No puedo esperar a verlo. Además, estoy pensando en hacer una pequeña reunión para celebrarlo. Sería genial tener a todos juntos.
—¡Claro que sí! —digo, emocionada por la idea—. Sería una excelente manera de vernos y ponernos al día.
Sin embargo, al pensar en Matías, no puedo evitar sonrojarme. Él es mi amigo de toda la vida, a pesar de la diferencia de edad. Crecimos juntos, y en la adolescencia, las cosas se volvieron mucho más complicadas. Me enamoré perdidamente de él, y cómo no hacerlo, si es uno de los hombres más guapos y encantadores que he conocido. Con su cabello oscuro y esos intensos ojos azules, siempre ha sido un caballero, respetuoso y amable en todo momento.
Recuerdo claramente el episodio que marcó mi adolescencia. Tenía dieciséis años y él veintitres. Era un día caluroso de verano, y estábamos solos en la piscina de mi casa. La luna brillaba, y el ambiente parecía propicio para una confesión, aunque no necesariamente madura. Me acerqué a él, mis manos temblaban y mi corazón latía con fuerza. Sin pensarlo demasiado, lo besé.
Matías se quedó paralizado, sin empujarme ni corresponder el beso. Su reacción me llenó de vergüenza y confusión. Finalmente, me pidió que no me confundiera, explicándome que solo me veía como la amiga pequeña de su hermana o su prima, no como una posible pareja. Fue una de las experiencias más humillantes de mi vida. Quería desaparecer en ese momento.
Poco después, Matías anuncio que había ganado una beca y se fue a Alemania para un postgrado, y ese recuerdo quedó atrapado en el pasado. Ahora, después de tantos años, voy a volver a verlo. La anticipación y el nerviosismo me embargan. Espero fervientemente que no recuerde aquel bochornoso episodio. Mi mente está llena de dudas sobre cómo será el reencuentro y si la incomodidad del pasado aún afectará nuestra relación.
—Tu hermano es muy guapo. Debe estar aún mejor que antes —comentó Carla, con una sonrisa admirativa.
—Claro, mi hermano es el más hermoso y el mejor de todos —respondí, con una mezcla de orgullo y nerviosismo. —Papá planea retirarse el próximo año para viajar con mamá, así que Matías asumirá el cargo de CEO. Ya tiene todos los estudios necesarios; ahora solo le falta la experiencia. Por supuesto Tío Andew y Rafa lo apoyarán.
—Me alegra mucho escuchar eso... Digo... Se lo merece —dijo Carla, con un brillo en los ojos. —¿Sabes si tiene novia?
—Hasta donde sé, acaba de terminar con su ex. Nunca ha sido de relaciones formales —respondí, tratando de mantenerme tranquila.
Carla parecía intrigada. —Pues me imagino que conoció a muchas alemananas sexys en Alemania, pero ninguna tan guapa como yo.