LORENA
LLegar a la ciudad de Los Ángeles, luego de buscar miles de alternativas en mi pueblo para trabajar y ayudar a mis padres en los gastos del hogar, se volvió casi un milagro y si a todo le sumamos que yo soy la mayor y que tengo tres hermanos pequeños que alimentar, donde el mayor de ellos no supera los nueve años, es por que si, la situación es bien jodida.
Ya no había nada más que yo pudiera hacer para obtener un empleo, fui a cada local, cada negocio de ese maldito pueblo y aledaños para ver si alguien me daba trabajo.
No importa lo que fuera, solo necesitaba un empleo, unos pocos billetes mes a mes, pero...nada, luego de meses de búsqueda sin éxito alguno fue prácticamente imposible seguir viviendo con mis padres.
Ya había terminado la secundaria, estuve estudiando en una universidad local por un año pero como el dinero era escaso en casa, lo tuve que dejar sin siquiera poder terminar el segundo semestre para trabajar y ayudar a la familia.
Trabajo que conseguí en un café, donde estuve un poco mas de un año pero cuando la dueña falleció, sus "hijos" (que nunca se aparecían por aca), decidieron cerrarlo, vender todo y llevarse el dinero, por lo que, me quede sin empleo.
No era lo mejor, pero estaba bien ubicado y se recibía mucha clientela y las propinas, eran bastante buenas.
Pero como dicen por ahí, "pueblo chico, infierno grande" me largue para buscar mejor y mayores oportunidades.
Así que no me quedo más alternativa que venir a la gran ciudad, donde la amiga de una amiga de la amiga de no se quien, me ayudaría a encontrar un buen trabajo, que fuera decente y con buen sueldo.
Ya que mis padres en primera instancia no quisieron que aceptará, se rehusaron a que me fuera de su lado, pero como la crisis económica que nos azotaba era tan grande, no les quedo de otra que ceder.
Además, que la amiga de mi madre le prometió que el trabajo seria para trabajar de mucama en una gran mansión, donde tendría un techo donde dormir y comida todos los días, además de pocos días libres al mes para hacer alguna clase de estupidez, como quedar embarazada.
Sus palabras, no mías.
Cosa que me fastidia de ella y todas las viejas chapadas a la antigua del pueblo.
Si, soy hermosa y tengo un muy exuberante y bello cuerpo, pero eso no significa que sea una zorra andante y si lo fuera, es mi problema y no de ella.
Tengo claro cuales son mis objetivos en esta vida y entre ellos, no está ser madre joven y menos arruinar mi vida enamorándome de algún mequetrefe.
No, señor. Yo se bien claro lo que quiero y hacia donde voy.
Y pues bueno, fue así como llegue con Maria, aquella mujer que tiene un poco mas de cuarenta y tantos años, que en mi vida había visto pero que me ayudará a salir de la pobreza para ayudar a mi familia.
Familia que quedó en ese condenado pueblo que ni el diablo conoce a la espera de que mes a mes, les de dinero que les ayude a vivir más cómodamente.
Llegar a Los Ángeles fue todo un suceso para mí, jamás había salido de mi pueblo natal, así que ver grandes edificios, mujeres muy hermosas y chicos más que guapos, me dejó extasiada, en las nubes.
No dejaba de admirar todo con grandes ojos. Ver hermosa ropa en las tiendas, todo tipo de puestos de comida y como los chicos guapos que pasaban por mi costado quedaban viéndome con bastante...deseo, me dejaron con las hormonas alborotadas.
Pero antes de hacer cualquier cosa, debía llegar al hotel que Maria había reservado para mi por el estos días, ya que la entrevista con su jefe para ver si quedó en el trabajo o no, se daría recién en un par de días más, por lo que me tocaba esperar.
Espera...que decidí hacerla recorriendo la ciudad.
- Buenos días, tengo una reserva de habitación a mi nombre - le digo a la chica de recepción, la que me da una suave mirada.
- Buen día, nombre? Identificación? - me dice y yo asiento.
- Lorena Hill - le indico mi nombre mientras saco mi billetera de mi bolso, para luego entregar mi identificación.
- Muchas gracias - dice ella y comienza a teclear casi con furia en el pobre computador.
¿Pero que le hizo?
- Aquí esta su llave de acceso, habitación 306 - me saca de mis pensamientos.
Tomo las llaves y salgo casi corriendo de ese lugar. Ingreso a la habitación y es bonita y espaciosa.
Lo que esta bien para mi, ya que no necesito algo más grande o lujoso.
Además, que si todo sale bien pronto tendré donde vivir, así que por estos días esta más que bien el lugar.
Decidí darme una ducha para quitarme el sudor que tengo en el cuerpo, ya que desde mi pueblo hasta acá, me demore casi un día en bus y entre todo, soy un asco.
Me relajo, ya que el baño incluye una tina, donde no dudo en relajarme que incluso me quedo dormida y despierto cuando el agua ya está más que fría.
Me visto y como no he probado un bocado en muchas horas, me decido en ir por algo de comer.
Mis padres y todos en el pueblo, hicieron una colecta por mi para que no llegara a la ciudad sin un centavo en el bolsillo.
Dinero, que pretendo devolver apenas puedas y el que cuidaré con mi vida, por que si el trabajo de la señora Maria no funciona, tendré que buscar otro y este dinero que tengo, me ayudará a vivir mientras tenga algo más estable.
Caminar por las calles de Los Ángeles me es bastante emocionante, veo tantas cosas bellas que ya deseo comenzar a ganar dinero y comprar algunas cosas que considero que por derecho, toda mujer de de tener.
En mi pueblo se tiene lo necesario, tampoco es que sea todo feo pero definitivamente no hay los lujos o variadas opciones que hay en este lugar.
Diablos, me estaban perdiendo en ese condenado pueblo, al cual no pienso volver ni aunque me paguen un millón de dólares.
Camino tanto por la ciudad, prueba tantas cosas deliciosas que sin querer, las horas se me pasaron volando y ya es de noche.
Y como no conozco nada de nada, decido volver al hotel para descansar.
Los siguientes días pasan de la misma manera, visitando y recorriendo la ciudad, donde voy memorizando algunos lugares que espero en un futuro no muy lejano pueda conocer.
Hoy me levante temprano, ya que debo ir a la famosa mansión donde trabaja Maria para mi entrevista laboral.
Estoy nerviosa, no lo negaré pero se que puedo con todo, no salí de mi pueblo dejando todo lo que conozco incluyendo a mi familia para rendirme ahora y menos para volver.
Estos días en la ciudad me han hecho darme cuenta que es aquí donde pertenezco, que es en este lugar donde deseo vivir por el resto de mi vida y quien dice, quizás encuentre hasta el amor de mi vida.
Si, algo chistoso de pensar por que el hombre que considere como el amor de mi vida, me dejó al terminar la secundaria por que se fue a vivir a Miami para estudiar.
Idiota, al que le entregue todo lo que tenía en ese momento, dinero, mi corazón y por supuesto, mi virginidad.
¡Maldito idiota!
Me encantaría verlo aunque sea una vez más, para darle un golpe justo en medio de su feo rostro por lo que me hizo.
Uufff, de sólo recordar todo me da rabia y unas ganas tremendas de maldecir.
Pero me abstengo y mas cuando estoy en un lugar público esperando por mi desayuno.
Detrás mio veo como un hombre, bastante guapo déjenme aclarar, coquetea con descaro con la joven que atiende, no se cuanto tiempo llevan pero la fila que está detrás de él, indica que su buen par de minutos.
Sonrió con molestia por eso, ya que me molestan los tipos que son como el, que creen que por ser guapos y con algo de dinero (por que se nota que lo tiene) pueden llevar a cualquier mujer a la cama.
Así mismo lo hizo el bastardo de mi ex y lo único que conseguí, fue entregarle todo a un bueno para nada.
Por eso ya no confío en los hombres que son como el tipo que estoy viendo, por que de seguro es un mujeriego de tomo y lomo.
Bufo y ruedo los ojos cuando le entrega no de que cosa, tomo mi pedido y me voy del lugar.
Mejor llego pronto al lugar donde será mi entrevista, no deseo llegar una mala impresión.
Tomo un taxi para que me lleve más rápido, le doy la dirección y el conductor me da una mirada que no logro descifrar pero a la que no le presto importancia alguna.
Me devoró lo que compr en el viaje y unos veinte minutos más tarde, me estoy bajando en una zona residencial frente a una enorme mansión que me quita el aliento.
¡Sanra mierda!
Esta gente si que sabe como vivir y gastar su dinero.
Me reviso mi ropa, que consiste en un bonito vestido, verifico mi cabello y maquillaje, además de ver que no tenga nada de comida entre mis dientes.
Voy hasta el acceso y un guardia de seguridad me pide mis datos, los cuales entrego amablemente.
El joven me hace una seña con sus manos por las basura que tengo en las mías y se las entrego, cosas que el arroja a un tacho de basura.
Ya completamente lista comienzo a caminar hacia el interior de la propiedad, admirando cada rincón del lugar.
Joder, creo que me podré acostumbrar a vivir aquí, ya que es realmente hermoso.
Antes de venir hasta acá, hable con Maria la cual me dio varias indicaciones sobre que debo decir y que no.
Primero, no preguntar por la señora, ya que esta falleció hace un par de años y hablar de ella está más que prohibido.
Segundo, no coquetear con el jefe ya que no le interesa ninguna mujer que no sea más que para pasar el rato.
Tercero, evitar toparse con él o siquiera hablarle, ya que tiene un genio del demonio y es mejor evitarlo me dijo Maria.
Y por último, no involucrarme con la crianza o reacción que tiene con su pequeña hija.
Por lo que en definitivas cuentas, solo debo hacer mi trabajo y no enfocarme en nada más que no sea limpiar y pasar desapercibida.
Cosa simple para mi o eso espero.
Sigo caminando sin perder detalle de todo lo que me rodea hasta que siento como un coche se acerca en mi dirección, giro mi rostro y puedo ver como es un coche de lujo, no tengo idea de marcas pero si se puede apreciar que es bastante costoso.
No se de quien se trata y tampoco me importa, así que sigo mi camino llegando en pocos segundos a mi destino.
¿Y que creen?
¿Se acuerdan del idiota sobre el que comente en la cafetería? Pues si, es el mismo que viene en el coche y que ahora camina en mi dirección como si hubiera encontrado la gallina de los huevos de oro.
Sonríe mostrando todos sus dientes (bastante perfectos, debo reconocer) y me ve con coquetería analizándome a detalle, pero esta loco si cree que caeré ante sus encantos, antes me corto un ovario que salir con otro idiota mentiroso y mujeriego.
Nos presentamos cordialmente, yo algo distante y él, dejando claro lo mujeriego que es.
Cosa que me provoca un rechazo de inmediato.
Después de mi última y única experiencia amorosa, prefiero quedarme sola que pasarlo mal otra vez y más, cuando mi piel entra en contacto con la suya y la descarga eléctrica que me entrega me llega a todas partes del cuerpo provocando que desee salir corriendo en dirección contraria.
¡Santo cristo!
¿Pero que diablos fue eso?
Maria llega e interrumpe esta competencia de electricidad y miradas que teníamos.
No, no Lorena, no puedes caer ante este hombre que se nota de lejos que solo te desea tener entre sus piernas.
Mi mirada baja hasta ese lugar y trago grueso, santo de los muslos, pero que piernotas.
¡No, no, Lorena!
La falta de sexo me esta haciendo imaginar cosas y ver otras tantas que no debería, como el sujeto que tengo en frente como un delicioso filete.
Niego con la cabeza, no vine hasta aquí para ver hombres, sino que, a trabajar.
Maria me dice que puedo ingresar y me indica por donde es que debo de ir, avanzó por la enorme y preciosa mansión y sin quererlo, doy una última mirada y el hombre aquel, que se llama Lucas, como el pato, me guiña un ojo creyendo que de esa manera caeré.
Esta más que loco si cree que yo, Lorena Hill caerá ante la tentación que ese hombre representa.
Si, el idiota tiene todo lo que a una mujer le pueda gustar, por lo que de seguro una larga lista de mujeres debe haber pasado por su cuerpo y por lo mismo, no pienso ser una más.
Llego al despacho y antes de golpear, respiro profundamente.
¡Vamos Lorena, tu puedes!
Me doy ánimos y golpeó, el pase me lo da casi de inmediato. Hago ingreso y quedo encantada con el lugar pero apenas veo el rostro de quien se supone será mi próximo jefe, todo rastro de seguridad se va al carajo y hasta mi sonrisa se arranca.
- Toma asiento por favor. Seré rápido ya que estoy muy ocupado, soy Sebastián Santorini, dueño de esta casa y tu próximo jefe. Como puedes ver, es bastante grande y necesito personal para que ayude a Maria a tener todo en orden...- suelta y yo asiento simplemente -...Maria me dio buenas recomendaciones tuyas y tu currículum, aunque es escaso en experiencia, tienes la necesaria para que puedas trabajar aquí - me dice y mi corazón martillea en mi pecho de la emoción.
- Entiendo señor - soy capaz de decir, ya que soy un manojo de nervios y emociones.
- Las funciones que debas desarrollar ya te las informará Maria, yo lo único que necesito de tu parte, es que cumplas con tu función, que seas honesta, leal y por sobre todo, que tengas un buen comportamiento dentro de la casa, lo que hagas por fuera me da igual. tendrás un día libre a la semana que puede ser el que a ti te acomode y apruebe previamente Maria, además de un fin de semana libre al mes. El pago se realizará el último día hábil del mes en la cuenta que me indiques, que espero sea lo más pronto posible...- dice y yo asiento, no tengo nada más que decir -..esta es tu contrato, favor leelo con atención para que lo puedas firmar - suelta dejando un documento frente a mi.
Lo tomo rápidamente y veo que efectivamente es el contrato, lo comienzo a leer de manera detallada pero rápido, por que este hombre logra intimidarme con esa mirada de frialdad que tiene y que pareciera que en cualquier momento me echara del lugar.
Veo que mis datos personales estén bien, analizó rápidamente mis funciones y que ya conozco, por que Maria me las había dicho anteriormente por teléfono y cuando llego al sector de los horarios y sueldo a recibir mi mandíbula se va al piso al ver esa cantidad de dinero.
¡Jodida mierda!
¿Tanto dinero por limpiar el piso?
Lo que me pagarán mensual es más de lo que recibía al año trabajando en el café y con propinas incluido.
Levanto mi mirada atónita y veo al hombre que será mi jefe desde ahora.
- ¿Todo bien? - pregunta con esa voz seria que me eriza el pelo, pero no de buena manera.
El Hombre es guapo, guapísimo pero no es mi gusto, demasiado serio para mi.
- ¿Esta bien este...monto? Digo, el d-dinero que recibiré - suelto algo tímida y él asiente sin una pizca de gracia.
- Soy abogado, jamás podría equivocarme en algún documento legal como el que tienes en tus manos - suelta pareciendo ofendido.
¡Mierda, todavía no comienzo y ya la cague!
Asiento repetidamente y tomo el bolígrafo para firmar sin más demora.
- Muchas gracias por la oportunidad, no le fallaré señor Santorini - le digo con una radiante sonrisa.
Lo que ganaré trabajando aquí, me ayudará en muchísimas cosas, por sobre todo a mi pobre familia. Así que cumpliré más que bien con mi trabajo aquí.
- Bien - me dice y eso es señal para mi, así que me levanto para salir del lugar pero antes de girarme por completo él me habla.
- Una última cosa...- suelta maldiciendo mientras ve su telefono -...¿Estás usted soltera, comprometida o algo por el estilo? - suelta haciendo que frunza el ceño.
¿Por qué me pregunta algo así? No es un tema de su incumbencia.
- ¿Por qué la pregunta? - suelto sin darme cuenta y me arrepiento de inmediato.
- Por que su trabajo consiste en vivir aquí y no deseo problemas a futuro - suelta y yo me golpeó mentalmente, obvio, por que más iba a preguntar?
- No señor, estoy soltera. Sin compromiso alguno, por lo que no tengo ningún impedimento para ejercer mis labores aquí - le digo con la frente en algo y sin dejar de verlo.
- Perfecto, busque a Maria que ella le indicara su habitación y los demás detalle. Comienza desde mañana - me dice y yo asiento feliz.
- Muy bien, que tenga buen día señor Santorini - me despido una vez más y camino hacia la salida, pero antes de llegar veo como esta se abre dejándome ver a un sonriente pato llamado Lucas que ingresa en el viéndome de pies a cabeza, sin disimular lo mucho que le gusta.
- Lorena - suelta con una voz que me eriza por completo llegando a mi centro, cosa que no es bueno.
- Señor Lucas - suelto con respeto.
Por que ahora se, que este idiota es amigo de mi jefe por ende, deberé de respetarlo aunque no quiera.
Paso por su lado sin darle una segunda mirada y él se mueve a propósito, rozando su cuerpo contra el mío lo que me saca un jadeo de sorpresa y satisfacción.
¡Dios, pero que músculos!
Pero me alejo rápidamente de él, el idiota es la tentación pura y debo mantenerme lejos de él a como de lugar.
Ademas, que algo me dice, que este hombre no me hará las cosas fáciles en este lugar y en la ciudad.