A la mañana siguiente Isole fue la primera en abrir los ojos, escuchó algo que al parecer era un gallo, miró a Sarah que aún estaba durmiendo en la otra cama, estaba de espaldas así que no podía saber más, se levantó, tomó algo de ropa y salió del dormitorio hacía el baño, no podía creer que no tenía que no tenía que hacer cola para ir y aunque no había nadie esperando afuera se bañó muy rápido, escuchó sonidos en el piso de abajo y se animó a ir hacía la cocina, ahí encontró a Mary y a otra chica.
–Buenos días –saludó.
–Hola Isole –la miró para asegurarse –. Despertaste temprano, supongo que Sarah sigue durmiendo.
–Sí, aún lo está –sonrió –. ¿Quiere que le ayude en algo?
–Puedes sacar el tocino del refrigerador –señaló –. Por cierto, ella es Tati.
–Mucho gusto Tati, soy Isole.
–Hola señorita, es un gusto.
Isole siguió las instrucciones, al principio fue un poco confuso y turbio porque Mary y Tati se movían de un lado a otro en la cocina, pero le dieron tareas fáciles cómo sacar el tocino y cortar las zanahorias, Mark apareció con un frasco lleno de leche.
–Gracias Mark, no sé que haría sin tí.
–Para eso estoy aquí –contestó.
–Toma –Mary le dio un recipiente con comida –. Para Addison, espero verla por la tarde cuando regrese y cuando la hayas ido a dejar vienes a desayunar, de acuerdo.
Mark sabía que si se negaba Mary seguirá insistiendo, así que lo aceptó, volvió a salir, Isole observó todo con atención, al parecer Mark tenía una familia que Mary apreciaba mucho.
Sirvieron la comida en la mesa y aparecieron otros empleados de la casa, la mesa del comedor era lo suficientemente grande, Mark llegó justo a tiempo.
–Justo a tiempo como siempre Mark –le sonrió Mary –. ¿Qué vas a hacer hoy?
–Necesitas algún favor –preguntó Mark, ya sabía que cuando Mary hacía esa pregunta es porque quería algo.
–No es gran cosa –comentó –. Solo me gustaría que Sarah e Isole conocieran la granja y tu la conoces bastante bien, podrías darles un recorrido.
La mirada oscura de Mark fue hacía Isole que sintió un escalofrío de terror.
–Eso no es necesario –titubeo ella.
–Por supuesto que sí, verán lo linda que es.
Isole iba a protestar de nuevo cuando Mark habló.
–Lo haré –miró a todos en la mesa –. ¿Dónde está Sarah?
–Estaba muy cansada del viaje –respondió Mary –. Además no está acostumbrada a levantarse tan temprano, el horario es distinto en Nueva York, ¿no es así, Isole?
–Sí, es cierto –contestó insegura.
–Ya despertará en un rato, le costará adaptarse, pero este lugar le va a encantar, estoy segura.
…
Sarah se encontraba en el piso de arriba moviéndose en la cama de un lado a otro, por más que intentaba acomodarse era imposible, odiaba esa cama, no estaba hecha para ella como la suya en Nueva York. Además, el ruido era insoportable, había escuchado a muchos animales en toda la noche que la hicieron despertar todo el tiempo, el único que reconoció fue al gallo por la madrugada, los demás no sabía qué carajos eran, debió traer sus tapones para oídos o su cama, en realidad no tenía que haber salido nunca de la ciudad, lo extrañaba todo.
Dio un brinco cuando escuchó otro sonido, está vez era su teléfono, sacudió los pies con enojo hasta quitarse la sábana de encima, tiró la almohada por un lado, tomó su teléfono y respondió sin ver el identificador.
–¡¿Qué?!
–¿Dónde carajos está mi hermana?
La voz masculina la confundió, tardó un segundo en reaccionar, miró su teléfono con número bloqueado, le dio tiempo de reconocer quien le hablaba.
–Isaac, ¿cómo estás llamando?
–Hay cosas que se llaman teléfono –contestó él –. En el psiquiátrico dijeron que una tal Sarah Lawson se llevó a Isole, ¿dónde está?
–Tú estás en la cárcel, así que pensé en ayudar.
–¿Ayudar? Eso no es ayudar –gruñó –. Eso es joderme la existencia –expresó –. Así que trae a Isole de regreso.
–¿Por qué quieres a Isole de regresó? –cuestionó –. En el hospital dijeron que ya no podías pagarle nada, estaban a punto de trasladarla.
–No puedo pagarle ese hospital, pero puede irse a uno sin costo por ahora, la necesito ahí porque necesito dinero para pagar los abogados, ¡j***r! ¡Sarah! No tengo que explicarte mis malditos problemas cuando es claro que no vas a mover un dedo para solucionarlos, pero quiero a mi hermana de vuelta en el hospital está misma tarde.
–¿Ella no está loca, cierto?
–Eso no es de tu incumbencia, solo devuelve a Isole al hospital, ¡Maldita sea!
Sarah escuchó una voz al fondo diciendo que debía cortar la llamada, no le costó mucho entender, Sarah no era tonta, un poco ingenua tal vez, pero no idiota, sabía que Isaac necesitaba a Isole en el hospital para que él pudiera tener el poder sobre sus activos, eso significa que Isole tenía dinero aunque ella no lo podía manejar porque Isaac lo hacía incluso desde la cárcel, ¿qué carajos estaba haciendo Isaac?
–¡Sarah!
–Te lo vas a tener que arreglar solo, Isaac –respondió –. No puedo devolver a Isole al hospital, adiós.
–¡Sarah!
Escuchó su nombre a lo lejos cuando alejó el teléfono y cortó la llamada, ni aunque fuera el fin del mundo podría un pie en la ciudad ahora mismo, eso significaba casarse con ese horrible hombre amigo de su padre, hizo un mal gesto cuando vio a todas partes, estaba sola en el dormitorio. ¿A dónde fue Isole?
Se preocupó inmediatamente cuando no la encontró, volvió a ver la medicina, no estaba segura si debía darsela, Isole se veía bien hasta ahora y sabía que Isaac era un mentiroso.
La terminó dejando en un cajón junto a la receta, se arregló y maquillo para bajar a la cocina, no encontró a nadie, buscó en el comedor y en el pasillo, la casa se veía vacía, no estaba ni su tía Mary, empezaba a tener hambre y no sabía quién le iba a servir la comida, regresó a la cocina y vio unas manzanas en un cesto, tomó una, estaba buscando un cuchillo para cortarla cuando una chica apareció en la entrada.
–¡Ah! ¡Ahí estás! –le sonrió.
–Buenos días, señorita.
–Sí, sí, buenos días, quiero unos huevos florentinos y yogurt griego con almendras y arándanos, ¿aquí tienen frutos secos?
–Amm… ¿qué son frutos secos? –dudó la chica –. ¿Huevos florentinos?
–Almendras, avellanas, arándanos, ya sabes –respondió Sarah –. Bueno, con que tengan almendras es suficiente y los huevos florentinos, osea… con espinaca, queso parmesano, tienes que prepararlos en una cazuela… sabes, me conformo con que sean huevos normales, sé que el termino puede ser complicado y que aquí jamás usarían ese tipo de nombres –sonrió –. Pero pueden ser como se te haga más fácil.
La chica realmente estaba confundida, miró a la estufa y los platos, debía salir al pueblo a dejar un producto que Mary le encargó, así que no tenía tiempo de ver a la chica que le pedía el desayuno.
–No sé de que me habla, señorita –intentó hablar –. Pero si desea hacerse el desayuno, el yogurt está en el refrigerador, los huevos y las almendras en el almacen solo tiene que ir por ellos…
–Espera, ¿no me harás el desayuno?
–Si podría hacerlo, pero es que…
–¿Acaso no trabajas para mi tía Mary? –cuestionó elevando la voz –. ¿Tienes una idea de quién soy yo?
–Señorita… es que…
–Es que nada, yo te podría despedir ahora mismo si me da la gana, de hecho, deberían de sacarte de aquí solo por hablarme de esa forma tan insolente, no vas a tener derecho a entrar a la casa jamás…
–Sarah…
Sarah se detuvo cuando escuchó la voz de Isole entrando a la cocina, habían escuchado voces desde la cocina y se dirigieron a ese lugar.
–¿Qué está pasando aquí? –la voz de Mark se escuchó primero, luego lo vio llegar al lado de Tati –. ¿Qué pasa Tati?
–¿A ella le preguntas?
–La señorita quiere que le haga el desayuno, pero debo ir a dejar el producto al pueblo y yo… no… sé que hacer…
–Còmo no va a saber que hacer, en todo lo que habla ya estaría sirviendo mi desayuno, tengo hambre.
Mark ignoró a Sarah y le habló a Tati directamente.
–Vete ya, llegarás tarde, después hablamos.
–Yo lo siento…
–No te preocupes, ve a hacer lo que te pidió Mary.
Tati no estaba muy segura de hacerlo, pero aún así se retiro. Sarah se quedó con la boca abierta al ver como Mark la ignoró por completo a su petición.
–Es increíble, ¿y ahora quién me va a hacer el desayuno?
–Te lo puedes hacer tú –le contestó Mark hostil.
–¿Yo?
–Tienes manos y ahí estan las cosas…
–Yo te ayudo Sarah –intervino Isole.
–No –contestó Sarah mirando a Mark –. También quieres que te haga la comida a ti, eso te gustaría no es así y que me ponga un delantal para cocinar pasteles y servir la comida a todos…
–No puedes hacer pasteles aquí –señaló Mark –. La repostería es del otro lado.
–No te metas conmigo, ni siquiera es tu casa.
–Yo administro la granja, Tati es parte de las empleadas…
–¡Aja! ¡Empleadas! –lo interrumpió –. Ya lo dijiste, así que debe hacer lo que se le ordene…
–Aquí cada quien se encarga de lo suyo, no estan para servirte ni a ti ni a nadie –expresó Mark.
–No están para servir, pero si quieren recibir el dinero.
–Yo creo… –intentó hablar Isole.
–¡No te metas! –le gritaron los dos al mismo tiempo, Isole no supo que hacer parecía que la discusión iba a empeorar y eso le estaba asustando.
Por suerte en ese momento apareció Mary.
–Oigan, oigan, ¿qué está pasando aquí? ¿qué es esto?
–Este hombre es un grosero –lo señaló Sarah.
–¿Grosero yo? –cuestionó él –. Si eres tú la princesita de porcelana que no puede hacerse un desayuno…
Sarah sintió una daga en el pecho cuando le dijo eso, abrió la boca, no pudo haber sido tan grosero para llamarla así.
–Princesita…
–Bueno ya –los detuvo Mary –. Sarah, ven conmigo –le pidió –. Y Mark… porque no vas a ver a Addison, seguramente ya está por venir.
Eso distrajo a Mark, miró por última vez a Sarah, parecía que iba a decir algo, pero no lo hizo, solo caminó a la salida.
“Pobre de la chica Addison que lo soporta” pensó en ese momento.
–Ven, cielo, yo te hago tu comida –le dijo su tía, eso la distrajo.
–Gracias tía Mary.
–Aunque mañana deberías levantarte más temprano, es casi mediodía.
–Pasé una noche terrible, tía Mary –suspiró –. Los animales hacen demasiado ruido, verdad Isole.
–Ah… si, escuché a algunos por la noche –contestó la chica.
–Bueno, intentaremos que sea mejor está noche –contestó Mary –. ¿Quieres Yogurt?
Sarah sonrió, su tía si la conocía bien, aunque ya no estaba segura de cuánto tiempo más podría soportar estar en la granja...