Capítulo 3

4866 Palabras
– Nada, uno que me ha golpeado estando borracho, estoy bien gracias. – aseguró Carmilla, pasando entre los criados que se reunieron ante ella. –  Voy a retirarse por hoy. –  No ha cenado aún señora. –  recordó la criada en alto preocupada mientras Carmilla se alejaba. –  No tengo hambre, comerlo vosotros por mí. – dijo ella sin girarse a ellos, desapareciendo en el pasillo hacia su habitación. Con eso, los criados se quedaron allí, mirándose los unos a los otros extrañados y preocupados, nunca habían visto a su ama de esa forma, pero enseguida pensaron que era por el aviso al hospital, por lo que la dejaron sola con sus pensamientos. En ese momento, Carmilla había entrado en su habitación, y cuando cerró la puerta tras de sí se pegó a ella de espalda, respirando con fuerza y una mano sobre su rostro, pareciendo asustada e inquieta. –  "¿Qué ha pasado antes? ¿Ha ocurrido de verdad todo eso?" –  se preguntaba ella confusa. Deseaba que todo lo ocurrido esa noche fuera un sueño, pero lo que siento en esos momentos fue demasiado real como para ser mentira. No sabía que pensar, estaba asustada por el vampiro que la mordió, pero estaba también confusa, ya que, él no la mató en ese momento, solamente la dejó allí tapada con su capa para que no cogiera frío, ¿por qué lo hizo?, quería saber el porqué de ello, pero no encontraba una razón lógica. A la mañana siguiente, ella estuvo en la cama, sin ganas de levantarse, ya que, no consiguió dormir hasta bien entrada al amanecer. Durante el día estuvo en su habitación, medio sentada en la cama pensando en lo que ocurrió anoche, tocándose el lado del cuello donde estaba la mordedura, que ya no se notaba tanto. No quiso salir de la habitación, por lo que los criados le trajeron algo de comer a la cama. Cuando Carmilla estuvo con los criados, oculto con el pelo la marca de su cuello, cosa que los criados no notaron casi. Por respeto la dejaron sola comiendo tranquila en su habitación, con unas buenas vistas desde su cama gracias a su terraza grande con las puertas abiertas, en dirección al amanecer. Eso la relajaba mucho, entonces muerta de hambre empezó a comer su desayuno. En ese momento, cuando dio en primer bocado, Carmilla sintió nauseas al saborear la comida, y no tuvo más remedio que escupirlo en el plato. Los criados entraron a la habitación cuando ella los llamó, y vieron que ella apenas había probado la comida, y los miraba con un rostro molesto y enfadado.  – ¿Ocurre algo señora? –  pregunto la criada, una chica joven. –  Sí, no sé qué pasa que está comida está asquerosa, con solo probarla me han entrado ganas de vomitar. –  explicó Carmilla señalando la bandeja de comida. –  Pues no se señora, el cocinero lo ha probado y ha asegurado que era bueno y comestible. – dijo la chica algo intimidada. – ¿Está seguro de ello? –  pregunto Carmilla confusa. –  Sí señora, pero si quiere le diré que haga otra cosa. –  propuso la criada, estando por coger la bandeja. –  Espera… – dijo Carmilla, deteniéndola con la mano. –  Quizás soy yo… perdona, déjame intentar comerlo. –  Como quiera señora, con eso, la criada se apartó un poco de la cama para dejar a su ama desayunar. Carmilla estaba confusa, ella no era de esa que tuviera problemas con la comida, y nunca había tenido esa sensación al probar la comida. Con miedo, tomó un sorbo de su zumo de naranja, y paso lo mismo, sintió náuseas y tosió asqueada del sabor. Al ver eso, la criada se acercó preocupada, con las manos preparadas para lo que fuera. – ¡Mi señora, ¿está bien? –  pregunto ella preocupada. – ¿Le ha sentado mal el sumo? Carmilla no contesto, pero dejó de toser, limpiándose la boca con el brazo. Con los cabellos ocultando si rostro, Carmilla se veía aterrada y confusa, sin poder entender el porqué de esas nauseas con la comida tan repentinamente. No tardó mucho en tener una teoría, y tenía que ver con lo que paso anoche con esos hombres y el vampiro, sobre todo el vampiro. – ¿Señora Carmilla? –  llamó la criada a su lado en pie. – ¿Se encuentra bien, llamó a alguien para atenderla? Carmilla se giró un poco para ver a la criada, viendo que estaba preocupada. Ella no debía saber lo que ocurría en verdad, por lo que Carmilla, dando un suspiro, se echó hacia atrás, apoyándose en la almohada que tenía en la cabecera. –  Llévatelo, no me encuentro muy bien para comer. –  ordenó ella sin mirarla siquiera. –  No hace falta que llames a nadie, estaré bien descansando. Con eso, la criada no se atrevió a decirle nada, por lo que cogió la bandeja de comida y se retiró de allí cerrando la puerta al salir. Rato más tarde, los criados picaron a su puerta, preguntándole a su señora si deseaba algo, pero ella no contestó. Durante el resto del día, Carmilla estuvo encerrada en su habitación en silencio, y eso a los criados les preocupo, pero no tenían derecho a molestar a su señora por sus preocupaciones, a pesar de que Carmilla era muy buena con ellos, solo que ese día estaba extraña. Entendían que estaba destrozada por todo lo ocurrido, la muerte de sus padres cuando estuvo fuera, el coma de su hermana que sobrevivió al accidente por así decirlo, y ahora que su hermana haya empeorado, sin signos de querer despertar. Cualquiera en esa situación desearía morirse y vivir otra vida completamente diferente, los criados no podían ponerse en el lugar de Carmilla, por mucho que la conocieran. Cuando ya se hizo de noche, Carmilla seguía en cama, y ahora se sentía muy cansada y débil, enseguida empezó a toser algunas veces. Durante todo el día no tuvo ganas de salir de la habitación, ni quería salir de la cama, el cuerpo no la dejaba. No solo era por lo ocurrido la otra noche en el callejón, era por todo lo ocurrido que estaba de esa forma. Tan pensativa estaba, que no notó que la brisa de la noche soplaba un poco más hacia el interior de la habitación, y después, esa misma brisa, cerró con suavidad las puertas del balcón que quedaron abiertas. Cuando todo estuvo en silencio, Carmilla quiso encender una luz, y encendió con cansancio la lámpara pequeña que tenía en la mesita de noche, dando un poco de luz a la habitación. En el momento en que encendió la luz, oyó un ruido, de alguien que había dado un paso en la silenciosa habitación poco iluminada, asustada, Carmilla miró en la dirección de donde provino el ruido, y entre las sombras pudo distinguir una figura humana escondida. Esa figura al ver que fue descubierta, empezó a caminar hacia la cama, y cuando le vio la luz de la lámpara, Carmilla pudo ver que era él, el vampiro que la atacó la otra noche. Al verlo acercarse, ella sacó de debajo de su almohada un revolver cargado, le quito el seguro y lo apunto asustada y casi sin fuerzas. El vampiro no mostró temor al verse apuntado con un arma, por lo que siguió caminando con calma y lentitud hacia la cama, hasta llegar a los pies para apoyar las manos con una sonrisa en los labios, divertido y tranquilo. – ¡¿Quién sois vos, ¿qué hacéis en mi casa sin permiso? –  pregunto ella con voz ahogada por el cansancio. – ¿Ha venido para acabar el trabajo antes de que hable de lo ocurrido anoche o qué? –  He venido en respuesta a tus tristes y solitarias plegarias pequeña. –  contestó él, pasando las manos por las cortinas de la cama mientras la rodeaba por el lado derecho sin dejar de mirar a Carmilla con una sonrisa seductora y sonriente. – ¿De qué está hablando? ¿De qué me conoce? –  pregunto ella, siguiéndolo con la mirada y el arma, confusa por sus palabras. – ¿Quién es usted y por qué no me mató la otra noche al morderme? Ante esa pregunta, el vampiro se hecho a reír encantado. Entonces, empezó a pasear tranquilo por la habitación, haciendo entender que no tenía intención de matarla enseguida. A causa de la debilidad y el cansancio, Carmilla finalmente dejó caer el arma sobre la cama, para luego echarse de nuevo sobre la almohada rendida. Desde que se hizo de noche, empezó a sentirse mal, como lo estuvo al ser mordida por el vampiro. –  La vida ya no tiene sentido para ti ¿verdad? –  pregunto el vampiro. Carmilla lo miró de nuevo, y le vio paseando alrededor de la cama, yendo hacia el lado derecho con la mirada baja pero los colmillos un poco a la vista. La vista de Carmilla estaba borrosa y cansada, por lo que, intento aclararla con ambas manos en la cara, agotada y exhausta. –  La bebida no tiene sabor, la comida te produce nauseas. –  decía el vampiro, acercándose a ella por el lado derecho de la cama. –  Parece que todo te ha dado la espalda, tanto que nada tiene razón de ser. Al verlo tan cerca, Carmilla quiso coger el arma, pero al ver el rostro del vampiro, su cuerpo no quiso moverse, solo giró la cabeza hacia él. Al llegar al borde de la cama, el vampiro de n***o se arrodillo para estar más cerca de ella, mirándola con sus ojos rojos carmesí y los colmillos algo salidos, mostrando un rostro terrorífico, pero también hermoso y encantado. – ¿Y si yo pudiera devolverte todo, calmarte el sufrimiento y darte otra vida? Una que no puedes imaginar, donde ni la enfermedad… ni la muerte… puedan volver a tocarte… – proponía él con una sonrisa en los labios, sonando muy convincente. Carmilla lo miró fijamente, sin apartar la vista, viendo como él le estaba ofreciendo ser como él con sus propias palabras. No dijo nada, no quiso hacerlo, solo deseaba seguir escuchando esa voz, que, para ella, era relajante y daba cierta paz y calma. El vampiro ve que ella no mostraba resistencia alguna, por lo que, con cuidado y suavidad, le cogió el brazo derecho para alzar la muñeca boca arriba, y tenerla al lado de los labios, dejando que los dedos rozarán su frío y duro rostro pálido, en la mejilla izquierda. – ¿Qué queréis de mí? –  pregunto ella en susurro, sin dejar de mirarlo, pero encogiendo los ojos. –  Si habéis venido a matarme, hacerlo ya. El vampiro al oír eso, se quedó callado, pero después mostró una sonrisa deseosa, y sacando los colmillos estuvo a punto de clavarlos en la muñeca de ella que tenía sujeta frente a los labios, pero algo lo detuvo. La mirada que tenía Carmilla lo detuvo justo antes de clavarlos, pero los mantuvo pegados a la vena de la muñeca esperando alguna reacción, pero ella, se mantenía con la misma mirada, directa y sin ningún miedo a él o a la muerte. Al ver que ella no estaba asustada, dejó de tener los colmillos hay, y mostró una sonrisa irónica, pero no dejó ir la muñeca, lo que hizo fue tenerla de fue que ella pareciera que estuviera acariciándole la mejilla. Carmilla ante eso no se movió ni cambio su rostro, parecía inmune a todo en ese momento, no le importaba morir en ese momento por el vampiro. Entonces, ella giró la cabeza un poco más, y así mostró su cuello, donde tenía aún la marca de la mordedura, como indicándole al vampiro que podía morderla en ese punto otra vez si quería hacerlo, y ella no pudo evitar sonrojarse un poco solo recordando el modo en que él la mordió, haciendo que sintiera placer y relajación. El vampiro abrió los ojos sorprendidos, pero después sonrió con la comisura, entonces, con la mano libre, abrió con calma la camisa de ella hasta el escote, para después poner la mano sobre su pecho, entre los pechos hacia arriba, sintiendo los latidos de su corazón. Ante eso, Carmilla se sonrojo y se excito un poco al sentir la fría mano del vampiro en su piel, a pesar del guante blanco. – ¿Qué hace? –  pregunto ella confusa, girando la cabeza para mirarlo. –  Se cómo es una persona por los latidos de su corazón… – dijo él sin mirarla, mostrando una mirada algo vacía. –  Es sorprendente que el tuyo se mantenga firme estando yo contigo, después de lo que te hice la otra noche. –  Después de todo lo que me ha pasado, no me importaría morirme ya. –  comentó ella, desviando la mirada. –  Si va a matarme porque mi sabor le gusto, antes quisiera saber quién es. Las palabras de Carmilla conmovieron al vampiro, tanto que se quedó sin palabras, viendo que esa joven en verdad había sufrido, tanto como él sufrió en vida. Entonces, él sin dejar de sujetarle la mano en alto y la otra mano en el pecho, se inclinó hacia ella, al ver eso, Carmilla pensó que finalmente la volvería a morder, pero en el otro lado, por lo que, se preparó cerrando los ojos con fuerza y espero, pero no sintió nada, pero sí pudo notar un aliento helado en su oído. –  No tienes por qué sufrir de esta forma pequeña, ya te lo he dicho, yo puedo ayudarte con tu sufrimiento, dándote otra vida. – dijo él en su oído susurrando, haciendo que a ella se le pusiera la piel de gallina. –  Si al final decides serlo, con el poder que tengas, podrás saber la verdad oculta en tu sufrimiento… solo tienes que elegir está vida que tengo ahora, y ser mi hija. – ¿Su hija? ¿yo? ¿Por qué? –  pregunto ella asombrada ante la oferta. – ¿Qué tengo yo que usted este tan interesado en mí? –  Jujuju, cuando seas como yo quizás lo descubras. –  contestó él entre risas. –  Déjame preguntarte una cosa. – ¿eh? – ¿No te gustaría… saciar esa sed de sangre que tendrás cuando sepas quién los mato? –  pregunto él. – ¿Sed… de sangre? ¿Qué quiere decir con eso? –  pregunto ella confusa. El vampiro no respondió, lo que hizo, fue bajar al cuello de ella, y en vez de hincar el diente, lo beso con suavidad y ternura. Al sentir los fríos labios del vampiro, Carmilla no pudo evitar hecha la cabeza hacia atrás sonrojada y gimiendo un poco en susurro, excitada por la sensación. El vampiro al ver esa reacción y el cuello estirado, tuvo ganas de volver a morderla, teniendo los ojos rojos brillando intensos, pero supo esperar. Lo que hizo después, fue deslizar la mano del pecho hacia arriba, acariciando así el cuerpo de Carmilla hasta llegar al cuello, sujetándola de la mandíbula por debajo. Carmilla sentía mucha excitación en el cuerpo, tanto que su corazón se aceleró un poco más. El vampiro no se apartó de ella, jadeando deseoso de su sangre. –  No me temas pequeña mía, voy a darte a elegir, dejaré que descubras por ti misma lo que te he dicho, y ya me darás una respuesta. – dijo él. Con eso, el vampiro se separó un poco de ella, dejando que se girará a él sonrojada y con los ojos temblando irritados. El vampiro pudo notar en su mano como el pecho de ella estaba agitado, subiendo arriba y abajo sin parar por su rápido respirar. Entonces, sin dejar de mirarse el uno al otro, el vampiro apartó esa mano para colocarla detrás del cuello de ella, en la nuca, y sin hacer mucho esfuerzo la alzó hasta tenerla sentada a su lado, hombro con hombro. – ¿Como es que sabe tanto sobre la muerte de mis padres? ¿Me ha estado observando? –  pregunto ella, recuperando la calma. –  Desde hace algún tiempo… algo de ti me llamó con fuerza, aún no sé qué es, pero pronto lo sabre. – aseguró él, acercando su rostro al de ella, entonces con la mano le rozó la mejilla con los nudillos. –  Deseo ver como serás cuando seas vampiresa… Carmilla… Al oírle decir su nombre, ella abrió los ojos asombrada, viendo que en verdad él sabía mucho de ella, pero aún no entendía el interés que tenía en ella, a no ser que, supiera sobre sus poderes, pero por la cara y la forma de hablar no lo mostró, por lo que dedujo que aún no sabía de ello. El vampiro vio lo callada que está cuando le dijo su nombre, y eso le encanto. En ese momento, el vampiro se fijó en que, en el labio inferior de ella había una herida, posiblemente de las palizas que ese humano le dio. Entonces, se inclinó más hacia ella, haciendo que ella se quedará confusa y sonrojada. Luego, sujetándola de la cara, le lamió el labio inferior, cerca de la comisura izquierda. Carmilla se sonrojo mucho, y también sintió calor en su interior, era la primera vez que un hombre hacia eso por ella, ni siquiera Blade le hizo eso. – ¿Quién es? –  pregunto ella en susurro, cuando él se apartó del labio de ella. –  Muy pronto lo sabrás, como yo he sabido de ti, Carmilla… Fitzroy. – dijo él al oído de ella, seductoramente. Eso hizo que ella cerrará los ojos excitada, y cuando los abrió, el vampiro había desaparecido, con el viento soplando dentro de la habitación. Dejando en la cabeza de Carmilla ritmos de canticos que escuchaba retumbar “Când pot ține eternitatea pe palma moartă a mâinilor mele, Voi avea timp să scriu și să mă exprim tot ce simt cand sunt langa tine... Ziua lacrimilor (Preludiu) El a fost un vampir, pentru dragostea zdrobită, trăind printre făpturile legate de crucea lui. Nu se îndrăgostise într-o mie de ani, dar un muritor frumos l-a atras cu lumina ei. Dragostea lui a fost hrănită la iveală și și-a transformat cuvintele stângace în poezie. Reușind astfel, cucerește-i sufletul calm, dar ea nu a știut niciodată de ce melancolia. Și este că s-a îndrăgostit, că emană lumina, fiind prin natura: solitar, sumbru si trecator. Așa că a trebuit să abandoneze acea domnișoară, a cărui inocență coruptă nu am putut-o uita niciodată. Frumusețea Mortală Frumusețe mortală pe care m-ai sedus cu delicatețea și fragilitatea ta umană. Simțurile și gândurile mele pe care le-ați invadat, complet prețioasa mea singurătate. În întuneric destinul meu stă nedormit, Asta îmi flagelează mintea incapabilă de a lupta. Condamnarea mea este să visez că sunt haina ta, De fiecare dată când ochii mei trebuie să se închidă Și strigă... Strigă-ți numele către cer! Sfâșiindu-mi pielea de disperare cu inima făcută cenuşă pentru dragoste. Frumusețea mortală care ai devenit În singura lumină pe care o văd din bezna funerară a casei mele. Seducţie Simt chihlimbarul curgând din corpul tău simte-ți inima bătând pentru mine. Îți simt sângele curgând ca focul Vreau să mă hrănesc și să beau de la tine. Vino cu mine, nopțile mele sunt eterne, împreună ne vom satisface apetitul trupesc. Îți voi lăsa buzele să guste nectarul asta m-a făcut un nemuritor. Simte plăcerea de a fi mâncarea mea, să fie toată nevoia și dorința mea. Ochii mei te vor vedea ce delicatețe suculentă, dezbrăcându-ți trupul pe care încă nu-l poses. Voi ști să găsesc dorințele intime, asta cu mine va fi palpabil si mai mult. Îți voi suge viața și-mi vei bea sângele, și vei împărți eternitatea cu mine. Lumină eternă Și mi-am văzut inima inertă pe mâinile tale delicate, Când buzele tale umede au băut de la mine Și am simțit care înger mă ​​atinsese, vărsându-i sângele purpuriu cald. Tu ești briza blândă care îmi respiră agonia, carnea pe care dorințele mele necurate o devorează. Sunteți toți simțul esenței mele umbre, muza mea iubita nu-mi abandona lumea. Pentru că sufletul meu are nevoie de lumina ta eternă și ochii mei arcani ai privirii tale eterice, ca să nu se piardă în ceața infernală. Pentru că cu cât lumina ta strălucește mai mult lângă mine, mai întunecată este umbra pe care ai salvat-o Din pustiul sumbru al durerii și al durerii. De la un diavol la un înger Și când totul în mine era rece și sepulcral. Când inima mea încetase să mai bată. Și când vântul încetase să mai bată. Când sângele meu nu mai curgea... Un înger m-a ținut cu mâinile și m-a învățat că nu toată plăcerea este durere. Și-a deschis aripile, mi-a sărutat buzele și am căzut predat înaintea blestemului lui divin... I. Absența luminii, partea întâi Ai coborât din lumină, creatură prețioasă. De ce mă ții în brațe, suspine și șoptești? Rătăcesc pe cărări întunecate pe care apreciez să locuiesc. Știi că cu tine îmi este imposibil să zbor... II. În umbre Lasă-mă să satisfac aceste cuvinte, tu îmi dai speranță și ne unește sufletele ca o eclipsă totală. Nu sunt capabil să iubesc, cunosc doar pasiunea! cu mulți ani în urmă am lăsat lumina în urmă... Drumurile noastre au direcții diferite, Știu că într-o zi trebuie să ne despărțim, oricum amintirile tale vor rămâne latente, când trebuie să mă întorc în umbră... Și în lacrimi era acoperită fața ei moale, când aceste cuvinte i-au înjunghiat inima iar apoi lumina ei a pătruns în ochii mei să-mi arate dragostea lui nevinovată și pură... Mi-a spus că dragostea există în lumea ei iar şoapta lui tandră mi-a spulberat răceala. Am cedat în brațele ei și ea m-a ținut și am înțeles că fără lumină... nu există întuneric... III. Absența luminii, partea a doua Nu mai plânge Nu mai plânge iubirea mea! Pentru că la capătul drumului ești... și atunci ne vom adăposti amândoi in lipsa luminii... IV. Între lumină și întuneric Urmează-mă, hai să găsim un loc împreună între lumină și întuneric; între dragoste și pasiune. Acolo unde îngerii și demonii se pot iubi, fără a fi nevoie să-mi ia rămas bun. Te voi învăța secretul numelui meu, fără tine nu există speranță pe drumul meu. Ne vom face propria noapte împreună Unde inimile noastre se lipesc împreună Când pot ține eternitatea pe palma moartă a mâinilor mele, Voi avea timp să scriu și să mă exprim tot ce simt cand sunt langa tine... Când îmi pot smulge inima și zdrobește-l în mii de bucăți, numele tău va săruta visele mele greșite iar miosotele îmi vor aminti de dragostea ta... Ziua lacrimilor (interludiu) Ziua lacrimilor, da... acea zi tristă în care melancolia adăpostește doi îndrăgostiți, pe măsură ce ultimele lui sărutări se stingeau În lumina stinsă a soarelui înțepător Cerul înnorat s-a întristat peste ei, aşteptând momentul despărţirii lor. În ochii lui erau fulgerări fine de angoasă Câtă angoasă și deznădejde! Ea a încercat să-și rețină strigătul frumos dar nu putea cu greutatea durerii și îmbrățișând foarte strâns iubitului ei, Te iubesc... șopti gura ei mică.   iubitului ei, Te iubesc... șopti gura ei mică. dorinte Tu ești - ceața deasă care se ridică în mintea mea - apa care mă inundă în frenezie și obsesie. Tu ești - spinii care mă entuziasmează și mă pierd - foamea nesățioasă care îmi mănâncă interiorul. I. Moartea zilei Aștept cu nerăbdare moartea fiecărei zile care se estompează în fața ochilor nopții și pătează orizontul în roșu, cu rănile lui. Și este că mania este atât de mult, atât de mult dorințele care îmi ard pieptul ca viața însăși. Deci... când ești al meu. Deci, cu sărutările tale... II. Sufletul tău, trupul meu Când renunți la corpul tău și îmi potoli foamea, când îmi dai sângele tău și îmi potoli setea. Îți vei osândi sufletul să devină trupul meu, în faţa privirii insidioase a acestei fiinţe impie. III. Vreau Vreau să-ți ating buzele dulci de muritor și gustă sângele tău delicios cu un sărut. Simte c*m curge, mângâindu-mi pielea înghețată. Vreau să dansez cu tine înainte de lună, ce inimă încă plină de amărăciune, bate necontenit în tâmpla ta de femeie. Vreau să văd apele tale căzând peste ale mele, care cascadă pură și cristalină peste o primăvară mohorâtă și sinistră. IV. Lacul de sânge Și înotați în lacul nostru de sânge îneca cu singura noastră respirație. Bucurându-se ca făpturile sălbatice dominată de instinct şi pasiune. V. Dorințe Astfel, cu violența subtilă a unei lumini depravate, răstignește asupra mea toată voluptatea ta. Eu voi fi acea miză care se blochează în tine. Și te voi face sclavul meu, victima și posesiunea mea. Pentru că așa este dragostea mea, ce fantezii obscene unde tu porți lanțurile și eu port controlul. Tu ești - durerea mea și plăcerea mea de a invita vârtejuri - mâinile mele tremurătoare când mă predau nebuniei. Tu ești cel care populează toate fanteziile mele carnale - mângâierile senzuale care îmi iau mintea. Tu Tu - cel mai întunecat înger al meu - de piele fierbinte și aspect sincer. Tu - cea mai profundă stupoare a mea - din care refuz să mă trezesc. În privirea ta de foc văd spiritul tău, scăldat în cea mai murdară răutate. În mintea mea morbidă, te văd prins în capcană și cufundat în cea mai sângeroasă mare. Tu - cea mai perfecta muza - figură maiestuoasă și sublimă. Tu - pasiunea mea sacră și veșnică - Predați-vă gloriei rasei mele. Vino în brațele mele și zboară cu mine în acest eter de vis spre eternitate. Dezvăluie partea care stă ascunsă, pe cel care a răscumpărat vreau să-l încerc. Tu - cea mai interzisă ispită - de mare poftă și voluptate. Tu - atracția astfel expusă - arată inocență și obscenitate. Viziuni Vei bea otrava dulce care se naște din gura mea, cel care aprinde nebunia și perversia. Vei potoli setea disperată pe care o provoacă torcătorul senzual al inimii tale neliniştite. Te voi atinge așa c*m n-ai mai fost atins până acum. Voi săruta mai mult decât buzele tale livide, mult mai mult. Cu atingerea subtilă a afecțiunii tale mă voi impregna și mă vei hrăni cu sângele tău de plăcere. Ea va curge în tine ca niciodată înainte arzând de dorința de a fi beat între cei doi. Cufundat în bucuria adâncă a virginității tale, simțurile mele vor atinge un punct culminant plin și ireal. o****m întunecat Și ne-am pierdut în cea mai pură poftă, pe care animalele le pradă desfătării carnale. Pasiune și violență în acea noapte înnorată În care au avut loc toate fanteziile Ți-am simțit inima biciuindu-mi în piept Și toată greutatea ta șerpuiește peste mine Am văzut perfecțiunea făcută în carne și oase iar sângele proaspăt de pe buzele tale curge. Am gustat deliciile formelor tale fine și acel mult așteptat și suculent lichid vital. Ți-am auzit gemetele într-o furie poftioasă și ți-a adulmecat aromele în întregime. Buzele tale au spus sărută-mă - mușcă-mă... - corpul tău fragil, atinge-mă - ia-mă... - pielea ta caldă a spus mângâie-mă - rănește-mă... - și gâtul tău fin, bucură-te de mine - bea-mă... - Și apoi am simțit că mă învăluie acea spirală a celei mai arcane pasiuni, pe măsură ce corpul tău urca încet la acel extaz pur al supunerii totale. Și carnea a devenit un o****m întunecat când fluidele mele au intrat în tine. Ai simțit ușurința îmbrățișării mele și ai căzut epuizat înaintea mea. Ultimul zori Atât de rece și atât de îndepărtată, mi-am văzut dragostea dezlănțuită care a murit și a înviat iar și iar. Și totuși ea a continuat alături de mine, ca și c*m aș iubi cu adevărat cine sunt. Zorii a trezit-o din acea întâlnire efemeră, din acel vis în care mi-am făcut sufletul și trupul - Și când i-am mângâiat pielea palidă a feței, contemplând astfel, puritatea inefabilă a ochilor lui... Câtă inocență am văzut strălucind în privirea aceea, ceea ce foc viu mi-a ars instinctul animal! Inima lui părea să mă strige în timp ce pompa ultimele clipe ale fragilei sale vieţi muritoare. ... Și mi-a șoptit cu subtilitate Te iubesc... pentru totdeauna, în sfârșit să închid ochii și să las jos. Prada îmbrățișării mele, sărutului meu, mușcăturii mele solemne... privindu-și viața pierzându-se în ochii zorilor. Ultimul nostru răsărit... Ziua lacrimilor (postludiu) În noaptea aceea suferința a fost trasă pe obrazul acelui om nocturn, că în ciuda răcelii privirii lui interiorul lui josnic se îneca în lacrimi. Oftă, priviri, îmbrățișări și bacestea de lumină și umbră în intimitate, revărsând cele mai frumoase momente sub mantia eterică în întuneric. Sfârșitul i-a strecurat tăcut printre buzele, lacrimile i-au scăldat complet inima iar în ultima dintre privirile lui era plâns, când s-a întors la umbrele lui prețioase... Nu uita… Nu uita... acest prim și ultimul sărut mare, pentru că va fi cel mai pasionat și sângeros că buzele noastre înghețate vor încânta... Nu uita... acest cer negru înalt, pentru că va fi cel mai frumos moment că lacrimile noastre își vor aminti... Nu uita, aceste... ultimele mele versuri, pentru că sunt reflexele acelor vise pe care am vrut mereu să o facem realitate..
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR