Mi percepción de los tipos cambió radicalmente, pasó de ser la vista de un par de sujetos empresarios con un renombre respetable, que todos conocían y todos trataban con cierta clase de pleitesía, porque si, para ser sincero todo aquel que monte un negocio ligado a la prostitución es algo muy difícil de hacer y algo muy admirado por los demás. Pero se volvió algo totalmente distinto cuando Ana María mencionó eso, pero quizá no era tan raro, teniendo en cuenta el medio en donde trabajan, y la cantidad de mujeres que hay en su empresa, quizá más de una se les hayan ofrecido para saciar sus más oscuros deseos.
—No quiero que nos mires mal, no es que nosotros las obliguemos o algo así—dijo Guillermo
—No, para nada—dije entre tragaderas de saliva—solo que no es algo a lo que esté acostumbrado oír o saber
—Incluso Ana María…—dijo Isabella antes de ser interrumpida por un codazo de la propia Ana María
—¿Qué pasó?—pregunté mirando a Ana María fijamente
—No, no pasa nada, no le hagas caso
—Vamos Ana, sé casi todo de ti, no es como que vaya a cambiar algo—respondí
—Pues…—dijo bastante dubitativa
—Anda Anita, no creo que haya problema—dijo Isabella
—Bueno, en una de estas fiestas, recuerdo haber venido, y pues pasó que me fuí a coger con Guillermo y luego con Juan—confesó ante la sonrisa tranquila de esos dos sujetos
—¿Y por qué lo hacen?—pregunté
—Es bien sabido por todas las que hemos trabajado en este medio que en estas fiestas si te los coges es cuando más dinero puedes sacar, ya que pues en su política está no enrollarse con ninguna trabajadora de su empresa, pero eso se rompe siempre en esta fiesta—dijo Ana María
—Si, la verdad es que son bastante cotizados—dijo Emiliano—son viejos con palta al fin y al cabo—dijo en tono de broma frente a los sujetos
—Pero bueno, no quiero que nos veas como unos degenerados ni nada por el estilo—dijo Juan
—No, es solo algo raro—dije mientras Ana María me miraba con un rostro esperando una reacción más fuerte de mi parte
En lo que mi cabeza procesaba todo lo que sucedía, me iba acoplando de manera rápida nuevamente al entorno en donde estoy metida, tenía que sentir esto como algo natural del medio donde me estaba metiendo, veía como empezaban a hablar de negocios, incluso Ana María, ahora siendo una cabeza referencial de Versalles, tenía que tomar decisiones, o por lo menos ayudar a tomarlas, por lo que me permanecí en el margen de la conversación lo que más pude, podía ver cuatro cabezas totalmente conscientes de lo que rodeaba este pequeño universo, les prestaba atención a cada una de las palabras que decían; se escuchaban temas de sexo, de dinero, de corrupción, de ventas, de putas, de drogas y de proyectos a los que se tenía que afrontar la compañía. En un punto conciso de la conversación y debate, hablaban de la posibilidad de expandir el arte de las prostitutas a otras ciudades, si bien hay una cantidad muy grande de empleadas que brindan sus servicios y a la vez pintan en la ciudad de Bogotá, han visto que el modelo funcionó aquí, entonces quieren llevar esa opción del arte hacia las otras ciudades donde tienen más sedes de la agencia, en especial las sedes físicas; las ganancias se incrementan no solo para las propias mujeres, sino que su ánimo es mucho mayor y eso hace que el cliente lo note, el cliente se da cuenta de una mujer con ganas y convencida en lo que hace, por lo que seguramente hayan opciones de ampliar a Versalles a otras sedes del país.
—Suena bastante complejo, aparte no es fácil levantar una galería de arte, menos si las artistas, o la gran mayoría de ellas son de una agencia de damas de compañía—dijo Emiliano
—Aparte no tenemos el suficiente capital ni utilidades netas para levantar estos edificios, tampoco gerentes de confianza que me cuiden el lugar—dijo Isabella
—Lo sé lo sé, tampoco es como que vayamos a hacerlo ya, al menos es un objetivo a largo plazo damas y caballero—dijo Guillermo—objetivos actuales solo tenemos el de afianzar más chicas a Versalles, pero a futuro hay que explotar aún más
—Seguramente lo logremos en un año o dos—dijo Ana María, convencida del proyecto—estamos creciendo a pasos agigantados, es solo esperar el momento Don Guillermo—siguió con las formas muy educadas hacia él
—¿Tú que opinas?—me preguntó Isabella, quitándome el papel de mero espectador frente a una decisión de una empresa que no es ni siquiera mía
—Creo que la idea es buena, lógicamente no se puede para mañana mismo, pero si se formula bien puede ser un éxito, primero necesitaríamos el capital, y ya cuando haya lugar físico, convencerlas de que funciona, porque iniciar con las chicas va a ser duro, las mujeres somos complejas en diferentes regiones del país—anoté—aparte, ¿Cuántas sucursales de la agencia tienen?
—Tenemos cuatro no más, no es mucho problema—respondió Juan
—Bogotá, Medellín, Cali y Pereira—aclaró Guillermo
—¿En todas les va bien?—pregunté
—Pues en webcam da igual, pero en ventas físicas todas están estables, Medellín y Bogotá son las que más han triunfado con presencial
—Entiendo—dije pensando—hay que llegarles a las muchachas, sino paila, no hacemos nada; pero cuando haya el capital
—Tiene razón Gabriela—dijo Emiliano—necesitamos una seguridad financiera primero para llegar a dar esos golpes