Me empecé a sentir mucho menos tensa en el lugar, Emiliano había roto el hielo y Ana María e Isabella son un mar de palabrerías yendo y viniendo que no parecen parar, estaban en su salsa realmente; aunque me sentía observada, me sentía con las miradas clavadas en la sien por parte de todos los que estaban en el resto del antro, estaba en una posición elevada, con buena iluminación, era como un bombillo que nunca se apagaba, y ellos de vez en cuando eran luciérnagas que se encendían y apenas me dejaban verle los rostros unos segundos para que volvieran a camuflarse entre la oscuridad de la masa bailante, me sentía en un sitio al cual no había aspirado llegar, al que no he hecho nada más que acceder y abrirle los brazos para que me tomase. Las bebidas llegaron y las voces de Isabella y Ana María iban cesando cada vez más, eso si, dejaban de contar historias largas y las simplificaron lo mayormente posible, menos palabrería y mucho más risas en las dos. Me enteré en medio de la plática que Emiliano tuvo que ver las duras para levantar Versalles, era algo totalmente digno de admirar, siempre me han parecido maravillosas personas con grandes mentes aquellas que emprenden, esas que parecen agarrar al toro con los cuernos y tirarsele en frente a la vida, yo la verdad es que no soy de esas personas, me considero pésima para emprender proyectos, y lastimosamente en Colombia o tienes que partirte el culo trabajando, o arriesgar a emprender, con los riesgos que eso trae del fracaso o de no poder llegar lejos en lo que tenías en mente, a mi a parte de no tener la vena emprendedora, es que me da terror terminar en una posición aún peor, y para ser franca, me aburre bastante el emprender, yo podría ser aquel persona que es parte del equipo emprendedor, pero no quiero ser la cabeza nunca por sobre el proyecto.
—Oye pero he de admitir que pensé que te ibas a asustar más—me dijo Isabella—cuando te dije que en la galería habían puras putas, casi te me desmayas, se te puso la piel como un icopor
—Bueno, ¿Cómo debí haber reaccionado?
—Espera, espera; pese a la cara de muerta que pusiste, pensé que ibas incluso a golpearme en algún momento, ya estaba pensando “No, por favor, que no tenga que llamar a seguridad para sacar a esta loca”
—Pues ganas no me faltaron—dije riéndome—no me gusta meterme en algo y que termine siendo otra cosa
—Pero nunca lo fue, te dije que podías exhibir tus pinturas aquí y venderlas a un mejor precio, y esa es la verdad—me dijo con toda la franqueza, y si, tenía razón
—Bueno pero tampoco la vayas a perjudicar tanto—le dijo Ana María a Isabella
—Ana María te cuida mucho—dijo Emiliano—al medio día nos vimos los tres y vieras la cara de veneno con la que llegó alegando a Isabella por haberte dicho todo, decía que no debías meterte en esto, que era algo muy privado de ella, y que podría perjudicarte
—Eso es algo que aún no entiendo—dijo Isabella—¿Perjudicar cómo? Aparte de que cada uno ve en que se mete, ya estamos grandecitas todas
—Lamento no apoyarte esta vez Anita, pero Isa tiene razón—le dije franca—la verdad es un mundo que me parece interesante y quiero conocer mucho más de él—dije ante la atenta mirada de los tres—obviamente refiriéndome al campo artístico, no quiero que luego Isabella me mande la oferta de empelotarme
—Y mira que lo pensé, pero sería ir demasiado rápido—dijo descaradamente—no tienes mal cuerpo para nada, y aparte con la ayuda de la agencia, estarías en un lugar de privilegio al igual que Ana
—Tentador, tentador—dije bromeando ante la mirada de preocupación de Ana María—pero no, por el momento, a corto y mediano plazo no me interesa realmente
—Listo, a largo plazo tocará convencerte—respondió
—Haz tu mejor oferta, no soy fácil de persuadir, pese a que acepté lo de la galería bastante indulgentemente
La noche siguió a gatas, lenta y demorada, el tiempo parecía no avanzar, era como el caminado arrastrado de un borracho en la madrugada, los tragos empezaron a caer mucho más rápido, llegaban nuevos cócteles, incluso algunos que me parecieron bastante sabrosos y pude llegar a probar, Ana María ya estaba con el trago en la cabeza, no descualquierada, pero si se encontraba muy “contentilla”, Isabella parecía manejar mucho mejor la bebida, mientras que Emiliano y yo, el whisky nos advertía claramente cuanto parar, así que nos encontrábamos con los cinco sentidos aún intactos. De repente, la música paró, para que lo que parecía una pared uniforme, se dejaran caer unos telones púrpura en cada una de las cúpulas en donde estábamos los que poseíamos más luz, había apenas cuatro zonas así, en una de ellas, nosotros, dejando a nuestras espaldas ver una escultura, y detrás de las otras tres habían tres pinturas, las luces se apagaron completamente, no podía observar nada, ni siquiera mis blancas manos, cuando una luz vertical cae del cielo en cada una de las cuatro estaciones, donde la nuestra iluminaba a Ana María, quien estaba de pié y parecía que el alcohol que había ingerido se hubiese evaporado ya de su cuerpo, como si lo hubiese metabolizado en tan solo unos segundos, entendí que la obra era de ella; se prendió una quinta luz, cerca a la mesa del tipo de la música, donde un señor de alta edad apareció con un micrófono
—Sean bienvenidos a nuestra fiesta, en esta ocasión especial, vamos a nombrar a nuestros artistas más importantes a lo largo de nuestro año en cada una de las cabeza—dijo levantando la mano en dirección a nuestra casa—María, con su maravillosa escultura, y en especial maravillosos trabajos hacia su casa, ha demostrado ser una mujer con el carácter para ser la representante artística de Versalles; Cristian, con sus enormes talentos que han incrementado el valor de La Marsellesa, hasta el punto de llegar a ser lo que hoy es; Nelson, que le dio la pincelada perfecta a esta asociación, le dio el verdadero toque del arte, y un nuevo horizonte para los nuevos pintores; finalmente tenemos a Fernanda, una mujer que aparte de ser la dueña de su propia cabeza, no solo como administradora es fantástica, sino como artista en general. Por favor, denles a todos un fuerte aplauso.
Los aplausos no se hicieron esperar y cayeron como un palo de agua al anfiteatro, todo pasó de ser una fiesta, a lo que parecía ser una ceremonia de graduación o reconocimientos; así como vino la breve interrupción, así mismo se fué, volviendo la música estrambótica, incluso el calor del ambiente volvió a subir como un baño turco; la luz volvió a posarse sobre los demás que acompañamos a los felicitados; mientras que Ana María se sentaba lentamente en el sofá con nosotras.
—Amo cuando pones esa cara de que no entiendes nada—me dijo Ana María casi en tono burlón
—¿Qué fue eso? Parecía que te hubieses graduado del colegio—dije confundida
—Verás reina—dijo Isabella mientras le hacía un gesto a Ana María en son de tomar la palabra—se hacen muchas fiestas por aquí, algunas oficiales de la asociación, y otras que ya son más independientes a cada uno de los grupos que la componen
—¿Y qué fue lo de recién?
—Pasa que cada año hay una fiesta en la que se reconoce a los mejores artistas de cada casa, como verás nuestra casa es la de Versalles, todo el grupo sabe que tenemos nuestra asociación con la agencia, porque los grupos traen a representantes de sus colaboradores; las demás casas son también casas de arte, unas con mayor o menor medida metidas en otras cosas—dijo empezando a apuntar con la cabeza—la del chico enano ese, ese tal Cristian, trabaja en La Marsellesa, como lo hace Ana María aquí, solo que La Marsellesa consiguió su reputación al hacerse con firmas famosas de empresarios, muchos de ellos buscando beneficiarse de sus contratos; Nelson es un tipo brillante, consiguió músicos jóvenes que se metieran al arte, pero también al igual que nosotros, su asociación, que se llama Burdeos, se ha encontrado con una solida aliada como es la prostitución; finalmente, Fernanda es la que está a cargo del lugar donde estabas antes, el salón central, maneja las exposiciones de arte gubernamentales de la ciudad, llenas de corrupción hasta los poros, pero que sin su ayuda clandestina, no hubiésemos seguramente triunfado tanto aquí los demás.
—¿Cómo hicieron para llegar aquí? En vez de una, no sé, una galería normal de arte—pregunté queriendo respuestas
—Normalmente Gabriela, así fue—dijo Emiliano—éramos una galería como cualquier otra, a la cual solo llegaban estudiantes curiosos sin un solo peso para comprar nuestras obras, pero cuando me junté con Isabella, y a la vez con la agencia, logramos un vínculo que empezó a resonar en este mundillo, hay gente peligrosa, gente que se juega el día a día allí abajo—Continuó mientras observaba la pista de baile—muchos están en negocios de vida o muerte, que los pueden llevar a la riqueza absoluta o a lo más miserable, nosotros por suerte hemos llegado a un punto alto, el cual es difícil de estabilizar, como una empresa grande que tiene sus microempresas, así funcionamos.