Arribista

1006 Palabras
Emilio Me senté sobre el sofá sin quitarle la mirada de encima, no sé cómo he logrado calmarme y no saltarle encima y quitarle esa pijama, la deseo tanto que con gusto la haría de nuevo mía, una y otra vez. Busco la manera de tener control, pero el autocontrol no es lo mío, en especial cuando se trata de ella, cuando tiene que ver con ella. Si, esa fue la intención desde un principio, saciarme de ella hasta más no poder, verla así con su pijama mojada dejándome completamente sus pezones erguidos. Quisiera tenerlos en mi boca, no lo niego, solo que luego recuerdo todo lo que ella ha hecho, lo que le hicieron a mi madre y siento ira, me lleno de rabia. —¡Eres un idiota!, no quiero tu maldito dinero, nunca lo quise, además quien te hace pensar a ti que estoy con Alberto por dinero?, mira cariño, no sabes absolutamente nada de mi. ¡Ahora abre la maldita puerta! Quiero quitarme esta pijama mojada y lo único que estás haciendo es que me resfrié —exclamó ella. No sé cómo lo hace, pero ella logra esperarme, logra sacarme de las casillas, y más al ver que no acepta el dinero que le estoy ofreciendo. —No te pienso abrir absolutamente nada, al menos que digas la cantidad que quieres en el maldito cheque. —Dibuje una sonrisa. Sus ojos estaban apunto de salir de órbita, puedo decir que me encanta verla así. —Está bien, quiero 50 millones de dólares, ah, no te emociones mucho, también quiero un auto último modelo, y una casa, no casa no, una mansión en la zona más exclusiva de la ciudad —dijo caminando hacia mi. —No solo eso, se que posees varias empresas, así que quiero una a mi nombre, no cualquiera, quiero la mejor. Es una maldita arribista, siempre lo supe, a ella solo la mueve el maldito dinero. —¿Y quién te hace pensar a ti que te voy a dar todo lo que pides por dejar a mi padre —dije, me puse de pie solo para quedar a escasos centímetros de su boca. —Me dijiste que pusiera el precio, pues ese es mi precio cariño, lo tomas o lo dejas. —Su boca se resbaló lentamente por mi boca. Por supuesto que me está provocando, de eso no tengo la menor duda. —Que estúpido fui, nunca quise creer que eras una arribista, Pero veo que todos los rumores en la universidad eran ciertos —dije sujetándola de la cintura, la pegue tanta que podía sentir como temblaba. —¡Ya suéltame! Cómo lo acabas de decir soy una arribista, ya escuchaste lo que pido para separarme de tu papito, así que muévete y ábreme la puerta. —Me estoy volviendo loco, Antonella me está volviendo completamente loco, no la puedo y quiero dejar ir, sé la clase de mujer que es. —¡Emilio!, ¿Se puede saber qué haces con esta mujercita? . —Solté a Antonella y nos giramos al escuchar la voz de Mila detrás de nosotros. —¡Joven disculpe! La señorita Mila no me creyó que no estabas y subió hasta su habitación —habló la inepta de Ana. —Claro y tú fuiste de buena samaritana y le entregaste las llaves. —La verdad no entiendo cómo es que mi padre aún sigue dándole trabajo a una mujer tan inepta. —Señor, señor yo…. —Tu nada, lárgate de mi habitación antes de que te saque yo mismo y te aviente por la ventana —dije, y la verdad no estaba muy lejos de la realidad, si Ana no sale en este momento de mi habitación la voy a sacar yo mismo. —Tu eres una maldita zorra, hasta cuando te vas a meter con mi novio. —Abrí mis ojos como platos, ¿Desde cuándo soy novio de ella? Que yo recuerde solo era una farsa y nada más. —Jajaja, mejor dile a tu novio que tengas sus manos quietas, y tú deberías hacer mejor tu trabajo y mantenerlo ocupado —vociferó Antonella con bastante arrogancia. —¡Cállate maldita zorra! —grito Mila alzando la mano para pegarle a Antonella, solo que Antonella fue mucho más rápido le detuvo la mano y le devolvió la bofetada. —A mi no me vuelves a tocar, ya no soy la muchacha ingenua que fui, es mejor que te andes con cuidado porque ahora soy capaz de todo, incluso destruirte con mis propias manos. Ah y dile a tu novio que espero pronto lo que me prometió —dijo Antonella antes de salir de la habitación. —¿Me puede explicar qué hacía esa mustia metida contigo en tu habitación?. —Vaya, ahora en qué lío me metí con este par. —Empezando tu no tienes nada que hacer aquí, y mucho menos hacer reclamos de absolutamente nada, por si no lo recuerdas tu y yo solo tenemos un trato, y eso no incluye que me hagas reclamos absurdos. —Pero Emi, yo te quiero y pensé que debía dejarle las cosas en claro a esa arpía que lo único que quiere es el dinero de tu familia —dijo con su voz chillona. —Mila como puedes ver yo estoy lo suficientemente grande como para defenderme, por si no te das cuenta acabaste de arruinar absolutamente, estaba apunto de echar a Antonella de nuestras vidas, pero tú lo acabas de arruinar absolutamente todo. —Afloje mi camisa y caminé por la habitación mientras llevaba las manos a mi cabeza, pensar que si no fuera por la intromisión de Ana, en este momento Antonella hubiera accedido. —Perdóname bomboncito, además yo te quiero mucho y no pienses que me estoy tomando muy enserio lo de ser tu novia, solo que me hierve la sangre de solo saber que Antonella nuevamente se está saliendo con la suya. No, no otra vez no, no quiero volver a pensar en la traición.
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