Revise cada centímetro de la habitación, al parecer estamos en una cabaña de madera, la cual solo tiene una puerta y una ventana. Todo en esta habitación es de madera.
—¡Oye Kyllean!
—¿Mmm?
—Ven, acércate.
Kyllean se acercó a mí y me miró directo a los ojos.
—¿Qué sucede?— Lo mire por unos segundos y susurré.
—Encontre la manera de salir de aquí...
—¿Cómo piensas hacerlo?
—¿Ves esa caja que está al fondo?— Señale la pequeña caja del fondo.
—¿Si?
—Bien, estuve mirando un rato y pude ver que hay una daga— me acerqué a su oreja y susurré.
Kyllean me miró con asombro y dijo.
—¿Y qué piensas hacer con ella?
—¡Usa tu cerebro! ¿qué más podríamos hacer con una daga?— Golpeé dos veces mi cabeza con mi dedo índice.
—Jaja, que graciosa— Kyllean me miró e hizo una mueca.
—Bien te diré, usaré la daga para ver si puedo quitar las bisagras de la venta y salir por ahí— Kyllean me miró con una cara de ¿¡qué diablos dices!?
—Primero, ¿piensas qué no harás ruido?, segundo, el guardia que nos vigila, ¡no se irá de aquí!
—Primero, si, sé que haré ruido y segundo, hay un tiempo en el que si o si tiene que dejar su puesto, ¡y ese es cuando sus necesidades lo llaman!— Kyllean apretó sus labios e hizo una seña para que prosiguiera.
—Bien, esté es el plan.
Le conté a Kyllean cada paso que teníamos que seguir para poder salir y escapar.
—Me parece bien.
—¡Kyllean! ¿Sabes usar una espada?
—Es obvió, ¿y tú?
—Un poco— Bajé mi cabeza.
Como la hija de la mejor familia de caballeros y hija de la espada del emperador, todos pensarían que recibo entrenamiento de mi padre como mis hermanos. Pero la verdad es que a escondidas Sr, Joseph me a enseñado como empuñar una espada.
—El guardia acaba de irse Kiera.
—El momento a llegado, mira por debajo de la puerta si se aproxima.
Tomé la daga y empecé a meterla en la bisagras. De modo que se aflojaron y un estruendo se escuchó las bisagras que sujetaban la ventana habían cedido dejando caer la ventana con fuerza.
—¡Vamos Kyllean, antes de que vengan!— Salte por la ventana y tomé la mano de Kyllean.
Corrimos durante unos minutos hasta que nos encontramos con unos caballos atados a los árboles.
—Kiera mirá son caballos— Dijo a jadeando. Estamos cansados hemos corrido mucho y no, nos hemos hidratado lo suficiente.
—¿Sabes montar Kyllean?
—¡Si!
—Bien, tu tomarás las riendas— Kyllean subió al caballo y me tendió la mano
—¡Ven, sube!— Extendí mi mano y cuando estaba a punto de subir, varios hombres aparecieron.
—¡Ahí están, atrápenlos!— Mire a Kyllean y me dije, ¡Vamos piensa!, aunque vayamos en caballo ellos nos alcanzarán.
Bueno, no es como que me estén esperando, solo llevo tres días desaparecida, incluso deben de estar felices de que la asesina no regrese.
Kyllean su familia debe de estar esperando su regreso. Creo que es mejor que unos de nosotros logré regresar.
—¡Escúchame! vete y no mires atrás, sal de aquí y encuentra a los caballeros y pide ayuda, si logras hacerlo diles donde estoy.
—¡No! ¿Cómo me pides qué te deje?— Me miró desesperado.
—No lograremos salir si uno de nosotros no se queda, si tú te vas podrán encontrarme, házlo— Lo mire con lágrimas en mis ojos —Porfavor, ¡tú familia te espera y la mía no!
Golpeé la parte trasera del caballo y este salió corriendo a toda velocidad.
—¡¡Kiera, volveré por ti!!— Grito con lágrimas en sus ojos.