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1058 Palabras

Tenía en sus manos, algo peludo y pequeño. —¿Me lo puedo llevar mamá? está muy mal —comentó preocupada sala pequeña criatura. Briana asintió. —Pero primero lo lleváramos a la veterinaria. Ana, asintió con felicidad. Y desde ese momento, se habían vuelto inseparables. El problema, había sido 5 años después, cuando Ana estaba preparando algo de cena, porque siempre ayudaba a su madre a poder cocinar. De pronto, ingreso a su gato llorando junto. En cuanto lo vio, casi se cae de la impresión. Tenía el cráneo reventado: sangrando por todos lados. Pero aún así, se movía. Al parecer lo habían atropellado. Ana gritó, lo hizo y Esteban enseguida bajo corriendo para ver qué es lo que le pasaba a su hija. Entonces inmediatamente, se lo habían llevado en una cajita de cartón: al veterinario. Po

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