Federico era el mismo calco, de Briana, con los ojos azules de Esteban. La mayoría de las mujeres, que habían visto a Federico le pedían el número a Ana. Pero Ana, no se los daba como en realidad era algo incómodo. En cuanto llegaron el secundario. Federico se despide con la mano y partió en dirección a la misma. Ana, empezó a conducir en dirección a su universidad. Por fortuna, aún era bastante temprano, y Ana sabía que necesitaba llegar a horario. No quería decepcionar básicamente a sus amigas, la misma siempre la esperaban con euforia y alegría. Ni bien llegar, lo único que pudo hacer en ese momento, era poder alcanzar a sus amigas. Las misma estaban caminando en dirección al salón. En cuanto se acercó Ana, las miro con una sonrisa. —¡Amigas! —comento y las dos, la miraron de igua

