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Secuestrada por el CEO

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Blurb

Cuando el exitoso CEO de una poderosa empresa conoce a Lena, una hermosa y humilde camarera, queda cautivado por su sencillez y carisma. A medida que su atracción crece, él se obsesiona con ella y decide secuestrarla para tenerla a su lado. A pesar de su inicial resistencia, Lena comienza a descubrir un lado vulnerable y apasionado en el enigmático CEO. Sin embargo, su amor prohibido se ve amenazado por las repercusiones de su peligrosa relación. ¿Podrán superar las barreras de la sociedad y encontrar la felicidad juntos, o la oscuridad de sus acciones pasadas los separará para siempre?"

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Capítulo 1
Una dulce fragancia despertó a Lena de su profundo sueño. Sus grandes ojos azules se abrieron de par en par, y se deleitó al ver la modesta colección de coloridas flores silvestres que reposaban sobre su pequeña mesita de noche de madera. Cogió el pequeño pergamino cuadrado que estaba junto a las flores y lo desdobló. En una letra sencilla y sin cursiva, decía «Feliz cumpleaños, Lena». Lena sonrió para sí misma por unos instantes, pensando en cómo su amado Gregory había logrado colarlos en las habitaciones de las criadas la noche anterior, y mucho menos en su pequeña habitación para entregarle su sorpresa de cumpleaños. Se sonrojó al pensar que él la viera mientras dormía. Lena se levantó de su catre y dio los tres pasos que le resultaban familiares hacia su ventana, con una sonrisa aún en el rostro. Aunque solo era una sirvienta en una habitación de servicio, Lena sentía que la vista desde su ventana era muy superior a la de la adinerada familia a la que servía. Las vistas desde sus suites daban a las ondulantes colinas y los extensos bosques del extremo oeste de la mansión. Pero la de Lena, en la esquina más oriental, daba al lago. Lena cerró los ojos y respiró hondo, absorbiendo el fresco aroma de la mañana. Una ligera brisa acariciaba el suave cabello castaño que le caía en cascada por la espalda. Reconoció el familiar rayo de luz naranja que comenzaba a aparecer en la distancia y a través del agua, y admiró la belleza gradual del amanecer que comenzó a desarrollarse. Con un agradable suspiro, Lena se apartó de la ventana, dándose cuenta de que había llegado el momento de comenzar su día. —¡Dios mío, niña, te vas a matar trabajando! —exclamó Marie. Lena abrió mucho los ojos y dejó de deshacer los tapices de la suite de invitados de la Corona. "¿Qué quieres decir? Siempre intento ser eficiente, Marie", respondió Lena. Marie negó con la cabeza, incrédula, y se acercó a la pared del fondo para ayudarla. "Hay algo diferente en ti hoy. Nunca te había visto trabajar tan rápido en todos los años que llevas viviendo aquí. ¿Esto no tendrá nada que ver con esta noche?", preguntó con complicidad. Lena empezó a sonrojarse. —Seguro que no sé de qué hablas, Marie. Simplemente me gusta hacer un buen trabajo —respondió amablemente, enrollando distraídamente el tapiz que sostenía. La mujer mayor le quitó el tapiz y lo volvió a enrollar correctamente. —Entonces, ¿esto no tiene nada que ver con que hoy seas tu decimoctavo cumpleaños y con los planes del mozo de cuadra de disfrutarte en tu primera noche como mujer? —preguntó. Las pálidas mejillas de Lena se sonrojaron. —¡Eso es totalmente inapropiado! Sin embargo... sospecho que Gregory podría proponerle matrimonio esta noche —respondió ella, sin poder ocultar su sonrisa de felicidad. Marie sonrió a la joven, incapaz de resistirse a su disposición dulce y agradable. "Sabía que era un joven respetable. Un partido muy inteligente para ti. Felicidades, querida", dijo Marie, abrazando a la joven que se había convertido en una hija para ella con los años. —Gracias, Marie —respondió Lena alegremente. Tras liberarla, las dos camareras continuaron retirando los tapices. Una vez terminados, se colgaron nuevos óleos en su lugar. Se añadieron sábanas y edredones de plumas nuevos a la gran cama que presidía el dormitorio, y se colocaron alfombras nuevas en el suelo alfombrado del salón, frente a las puertas dobles del dormitorio. "¿Por qué la repentina necesidad de redecorar?", preguntó Lena finalmente. —¡Para el baile de esta noche, por supuesto! Docenas de amigos del Maestro Sterling se quedarán la próxima semana, y él pensó que sería mejor decorar cada suite de sus invitados más nobles con diseños que se ajustaran a sus gustos individuales —explicó Marie. Lena contempló la nueva suite, sin saber si le gustaba su decoración. Antes, había sido luminosa, abierta y cálida. Pero ahora, colores oscuros y pinturas intensas dominaban las habitaciones, antes agradables. Lena frunció el ceño al ver la piel de tigre de aspecto enfadado que yacía en medio del suelo del salón. "¿Quién se hospeda aquí?" preguntó. —Un señor alemán, no recuerdo su nombre. ¿Por qué lo preguntas? —respondió Marie. Lena se encogió de hombros. "Debe ser un hombre muy agradable, eso es todo", respondió ella riendo ligeramente. Marie y Lena amueblaron cuatro suites más antes de retirarse a las cocinas para que las camareras pudieran hacer su trabajo. Los cocineros estaban ocupados preparando el banquete de la noche, y Marie tuvo que discutir con Leonardo, el jefe de cocina, solo para conseguir un pan y un poco de queso. "De verdad tienes que comer algo. Estás demasiado delgada", dijo Marie mientras las dos mujeres estaban sentadas afuera para almorzar. Lena negó con la cabeza, aún con una sonrisa radiante. ¡No puedo! ¡Estoy demasiado emocionada! —respondió tímidamente. Marie le sonrió con cariño a la joven. "Recuerdo tener tu edad con mi primer amor. Es una sensación maravillosa", respondió Marie. "¿Con el señor Landley?", preguntó. Marie abrió mucho los ojos. —¡Cielos, no! Conocí a mi marido años después. No, era un chico de campo del pueblo donde crecí. Dominic —respondió Marie, recordando. "¿Qué le pasó?", preguntó Lena. Marie hizo una pausa antes de responder. "Se fue al mar con la intención de hacernos fortuna. Nunca lo volví a ver. Amo a mi esposo, me dio a mis hermosas hijas, pero... no hay nadie como tu primer marido", dijo Marie. Lena notó que Marie se había entristecido un poco. "¿A qué hora empezarán a llegar los invitados?", preguntó Lena, con la esperanza de cambiar de tema. Marie cerró los ojos y se deshizo de la tristeza antes de responder. Al atardecer. Probablemente deberíamos volver adentro para terminar los preparativos. Aunque... Lena miró a Marie expectante. "¿Qué es?" preguntó ella. "Estoy bastante segura de que los mozos de cuadra están cepillando a los caballos ahora mismo. Y vamos un poco adelantados gracias a tu eficiencia", empezó Marie. Lena abrió los ojos de alegría y abrazó a Marie con gratitud. —¡Gracias, Marie! ¡Eres buena conmigo! —dijo, poniéndose de pie. "¡Date prisa, niña!", la animó Marie, dándole una palmadita en el trasero. Lena bajó corriendo la colina hacia los establos. Encontró a Gregory cepillando a Cobalt, un semental n***o. Lo admiró por unos instantes, con su cuerpo largo y esbelto, su cabello rubio despeinado y su piel bronceada. Le pareció muy guapo. Finalmente miró en su dirección y sonrió ampliamente. —Mi querida Lena —dijo Gregory con cariño. Lena corrió hacia él, y él la recibió con los brazos abiertos y la hizo girar. "Muchas gracias por las flores", dijo alegremente. Gregory apartó con suavidad un rizo suelto que había llegado a su rostro. "Feliz cumpleaños, amor", susurró, besando suavemente su mejilla. "Sé que dijimos que esperaríamos hasta esta noche, pero me moría de ganas de verte", exclamó Lena con alegría. Gregory rió entre dientes. "Siempre tan ansiosa, Lena. Me alegra mucho que hayas pasado por aquí. Hay algo que quería comentarte", empezó Gregory. Lena se tranquilizó e hizo todo lo posible por parecer seria y madura. Gregory le soltó las manos y condujo a Cobalt de vuelta a su puesto antes de empezar a hablar. "Llevo muchos meses cortejándote y... hemos llegado al punto en que necesitamos tomar decisiones sobre nuestro futuro", mencionó Gregory, tomándole la mano. Lena asintió, sintiendo que el corazón le latía con fuerza. "He ahorrado algo de dinero, y aunque nunca seré tan rico como el Maestro Sterling, cuento con recursos modestos para una boda y, con el tiempo, para formar una familia", continuó. Lena asintió, intentando no estallar de emoción. "¿Entiendes lo que te digo, Lena?", preguntó Gregory. Lena asintió, pero no encontraba las palabras. "Quiero casarme", dijo Gregory con seriedad. A Lena se le llenaron los ojos de lágrimas, se puso de puntillas y le rodeó el cuello con los brazos. —¡Oh, Gregory, me encantaría casarme contigo! —chilló Lena. Gregory la besó suavemente en la frente. "Lena, querida... no quise decir que quisiera casarme contigo", dijo. Lena se quedó paralizada. "P-pero dijiste—" "Dije que quería casarme, cariño. Con Eleanor Smith. Le propuse matrimonio esta mañana", explicó Gregory. Lena retrocedió unos pasos y empezó a sentir que el mundo le daba vueltas. —Pero... dijiste que me amabas. ¿La amas? —preguntó. Gregory suspiró. "Lena, eres una chica preciosa. La más bonita que he visto. Eres vivaz, apasionada y deliciosamente inocente. Pero Eleanor es mayor; ha visto más mundo. Ella... satisface esas necesidades que tú no puedes. Y la amo", dijo Gregory. Lena sintió un zumbido en los oídos y empezó a sentir náuseas en la garganta. "Has tenido intimidad con ella todo este tiempo", murmuró. —No te voy a mentir. Sí —respondió. Lena se llevó la mano a la frente. "Pero... es mi cumpleaños", dijo Lena, sin saber qué más decir. Las lágrimas caían a raudales, formando ríos por sus mejillas sonrojadas.

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