Nunca lo entendí. No llegué a saber qué quería, cómo se sentía. Era un misterio. Ese chico alto y moreno de ojos azules y verdes, era un enigma. Su corazón lo era.
Después de una noche increíble en la base militar de Rota, España, nuestros caminos no volvieron a cruzarse hasta que esta vez fui a su país a trabajar. No supe nada de él en un tiempo, pero el destino es caprichoso e hizo de las suyas.