Encubrimiento y detectives hechos en casa

3086 Words
Rondaban las 5 de la tarde, Margarita y Rosa se encontraban preparando la cena, esta de más decir que fue un verdadero espectáculo él reencuentro con los dos adultos jóvenes, la emoción en las caras de las mujeres de la tercera edad fue obvio, habían pasado 5 años desde la última vez que visitaron su casa, aunque mantenían contacto a través de diferentes medios, tenerlos presentes físicamente era mucho mejor.   Después de unos cuantos halagos por parte de ambas hacia el dúo de hermanos, lamentaron la situación de su padre como habría hecho Francisco anteriormente.          En cuanto a Damián, todavía no tenían noticias de él, esperaban que se atrasara para la cena, así esta transcurriría de la forma más agradable posible.     En cuanto a Alessandra y Valentino en este momento, ellos se encontraban cada uno en sus respectivos cuartos, El trataba de relajarse y descansar, las horas de vuelo todavía le pasaban cuenta, en cuanto a ella... Desde que había descubierto la carta, no se encontraba de lo más calmada, su cabeza daba vueltas, y divagaba entre millones de ideas, desde la más "Lógica", a las más estúpida e incoherente, estaba dudosa sobre si ese era el momento ideal para hablar con Valentino, lo conocía, las mejores ideas siempre se le habían ocurrido durante el día, en cambio ella, siempre funcionó mejor de noche.        VALENTINO P.O.V             Estaba leyendo tranquilamente, cuando alguien golpeo la puerta, fue de esos golpes que uno da cuando está apurado, rápidos, uno seguido del otro, fuertes, casi como un pedido de ayuda. Podría haber abierto por mi mismo la puerta, pero esos golpes eran típicos de Ale, pensando en que vendría de decir, solté un vago     -  Alessandra, ¿Para qué tocas la puerta si al final siempre entras?.- y es que era verdad.     -       Tienes razón, al diablo tocar. - dijo esta con el ceño fruncido al mismo tiempo que se habría rumbo hacia a mi habitación. La note un poco pálida, aunque era un rasgo normal de ella, me pareció más blanca de lo normal, con su típico cabello con ondas rebeldes húmedo y desordenado y sus ojos negros, note que me miraba, la vi de reojo, pero fue suficiente para notar esas pequeñeces.      - ¿Qué quieres? - Le pregunte sin levantar la vista del libro, seguro diría algo como "¿tienes crema dental?, es que no empaque la mía".    - Valentino, te tengo que mostrar algo, está de más decirte que no te alteres, sé que no lo harás, pero nunca es demasiado tarde para recordarlo. -      Con esas palabra que salieron de la boca de Ale, una ráfaga de frio recorrió de inicio a fin mi espina, es sabido que esas palabras nunca vienen acompañado de algo bueno, es como... "Amor, te voy a decir algo, pero no te alteres, te fui infiel" o también se aplicaba en casos como "Madre, no te alteres, te voy a decir algo, tenemos que mudarnos, soy mafioso y nos están buscando”.        Bien bien, sé que la última es menos probable, pero se entiende el concepto.      Rápidamente, Ale se impaciento y me saco de mis pensamientos chasqueando los dedos frente a mí, una vez que tuvo mi total atención soltó de golpe y sin respirar        "Encontreunacartaenlahabitaciondepapa, esdeunanonimo, dicequesiqueriapodiavolveralos viejosnegocios, quehablaraconuntalM, yquemehabiavistoenVeneciahaciauntiempo, queaunquenuncafuisutipo, nonegabaelhechodequeyoerahermosa".-  Al terminar de decir esto tomo un largo y gran suspiro, como si acabara de terminar una carrera de 10 kilómetros.     -       Alessandra, no entendí un carajo, vuelve a decirlo, pero esta vez con pausas y respirando entre medio. - Le dije mirándola a los ojos, mientras me levantaba de la cama, logré captar alguna que otra palabra suelta, pero carta, Venecia, M, y hermosa no me revelaban nada.         Hice que ella tomara un largo respiro, y luego, con los ojos cerrados fue repitiendo lo anterior. Yo aproveche mientras ella hablaba para buscar un vaso de agua que se encontraba en la mesa de noche.         -        Encontré una carta en la habitación de papá, es de un anónimo, dice que, si él lo deseaba, podría regresar a los viejos negocios, que debería hablar con un tal M, además decía que me había visto en Venecia hacia un tiempo, que aunque nunca fui su tipo, no negaba el hecho de que yo era hermosa. -        Volví a ver a Ale, esta vez comprendí porque estaba pálida, seguramente en este punto yo también lo estaba, sentí como mi presión sanguínea descendió, nunca me pasaba, pero esta vez fue necesario sentarme, mis ojos vieron lagunas negras y manchas amarillentas por unos segundos, mi cabeza dio algunas vueltas, pero fue solo cuestión de segundos. En todo momento Ale se quedó a mi lado, cuando volví a la normalidad, la única cosa que me paso por la cabeza fue.   -       Se lo tenemos que decir a las autoridades. -   -       NOOOOOOOOOOO, ESO ES ¡JUSTO LO QUE NO DEBERÍAMOS HACER! - Dijo Alessandra con cara de loca, saltando de la cama como alma que lleva el diablo. Eso no tiene sentido, las autoridades manejan todo, lo más lógico es que llevemos esto hacia ellos.   -       Ale, ellos están investigando, esto puede ser una pista, es raro que no lo hayan encontrado la primera vez que inspeccionaron la casa, pero debemos dar aviso ¿No parece lo más lógico?.- Pronuncie lentamente, tratando de llegar a la parte lógica de su cerebro.    -       Val, piensa, ¡vamos! usa tu mentecita, ¿No es raro que la primera vez no hayan encontrado una carta doblada, en un libro sobre la mesa de noche?.- Volvió a surgir de la boca de Alessandra.    -       Si tu fueras a investigar la casa de un desaparecido, ¿Abrirías libro por libro para encontrar una carta?, no ¿verdad?.- Volví a decir, como última esperanza de hacerla entrar en razón.    -Obviamente lo haría, estúpida seré, pero nunca ilógica, siempre fui precavida.-    Estoy seguro de que mi mandíbula se descolocó, y cayó, no podía creer lo que estaba escuchando, pero si eso pensaba mi hermanita, iba a tratar de entender cómo su pequeño cerebro funcionaba para intentar ayudar, aunque lo veía como una tarea muy complicada, esa cabeza era un mundo complejo    -       Ok, Ale, querida, ¿Qué quieres hacer? ¿tienes algún plan?- Pregunté.       -Mira, primero deberíamos descubrir quién es el tal M, segundo, tenemos que encontrar quien escribió la carta, lo más lógico es que tratemos de infiltrarnos en lo que sea que nuestro padre se metió, con suerte podremos descubrir algo, todo esto obviamente, sin contárselo a nadie. -   Obviamente, todo esto lo dijo acompañando sus característicos movimientos, este era otro detalle específico de ella, su lenguaje corporal.   Mi entrecejo se frunció, estaba tratando de procesar el hecho de que mi hermana se imaginaba como detective profesional, Seguramente habría leído miles de libros de dicho género, pero la vida real no cuadra con montones de páginas escritas en tinta negra.     -       Bien, estoy adentro de tus ideas locas, pero con una sola condición, Damián también. - No llegue a procesar la información que salió de mi boca, pero confiaba en que era lo mejor. No pude escuchar la queja de Alessandra, cuando la puerta de mi habitación se abrió de golpe, y un hombre rubio cayó al piso con un seco golpe, para luego levantar la cabeza y sonreír hacia nuestra dirección, obviando el hecho de que estuvo escuchando nuestra conversación detrás de la puerta.     -       Hola hermanos, un gusto verlos, por fin juntos nuevamente, metiéndonos en lió otra vez, los extrañe demasiado. - Soltó mientras volvía a levantarse.      ...............................                Un silencio incomodo se apropió de la habitación, las diferentes emociones se hacían sentir, la tensión se podía cortar con un cuchillo desafilado.   Las caras de los 3 hermanos expresaban cosas diferentes, las pupilas de Alessandra habían aumentado su tamaño de forma desmesurada, sus palpitaciones no hacían más que aumentar, y estaba lista para saltar a matar a su entrometido hermano menor, mientras este mantenía una extraña paz, pero estaba atento, sabía que la ojinegra no tendría ningún problema de propinarle un puñetazo. Por último, estaba Valentino, su mirada se encontraba clavada en la versión joven de su desaparecido padre, una de esas miradas aterradoras y calculadoras a la misma vez.        El silencio no fue eterno, ya que los gritos de Rosa se hicieron escuchar desde él comedor alertando sobre la realización de la cena. Con un vago movimiento, Alessandra alojo su mano en la nuca de aquel oportuno rubio, y con un rápido pero preciso golpe, indicó su disgusto ante la irritante situación, además de un raro estilo de saludo. Mientras Valentino solo paso a su lado, y con un leve asentimiento de cabeza, cortó el contacto visual.   Bajaron esas amplias escaleras, cada uno a su ritmo, cada uno en su mundo, cada uno con su cerebro en diferentes cosas.         Llegaron a aquella gris cocina, y se sentaron en las mismas sillas de su infancia, nada había cambiado, excepto los vasos, esos si eran diferentes, pero a nadie le impresiono, estaba acostumbrados, Damián solía acabar con un juego de vasos todos los meses, no por malicia, sino por torpeza.     Se sentaron en los mismos lugares que hace 15 años “tantos años y nada cambio, bueno, si, papá no está con nosotros, pero por un tiempo, volverá, ojalá vuelva, ¿y si no vuelve?, lo buscaremos, si, lo buscaremos y lo encontraremos” Pensaba Alessandra, le había costado mucho aceptar el hecho de que verdaderamente su padre había desaparecido, lo veía como algo irreal, no caía en cuenta, pero estar sentada en aquella mesa donde había un puesto vacío… ese era un sentimiento horrible, un vacío en el medio del pecho.     Estaban comiendo, cuando Valentino se levanto sin decir una palabra, empezó a abrir los estantes buscando algo, hasta que en un vidriado mueble del fondo por fin lo encontró, volviendo a la mesa con 3 copas y una botella de vino en mano.    Damián lo miro con una cara picara.   -       Tenemos que hablar, y prefiero mantener la calma con una copa en mano. - le respondió en modo de defensa.     -        Bien, si, tienes razón, trae el destapador, pido tolerancia, hoy no estoy de humor, y no quiero saltar para asesinar a alguien, soy muy bonita para ir a prisión como culpable de un homicidio. - soltó Alessandra mientras estiraba las manos para alcanzar la botella que su hermano le brindaba.   -       ¿Hay días que si estas de humor para buscar una persona desaparecida? Cielos hermana. – Soltó el rubio con su típica sonrisa ladeada.   -       Sabes que sí, y no solo desaparecidos, me gusta investigar sobre mucho, y sin duda mis casos favoritos son los asesinatos de hombres Rubios. sinceramente los he visto tantas veces que hasta sabría como cometer el crimen perfecto, yo que tú me cuido. – Soltó en respuesta enarcando una ceja     -       Bien, bueno, emmmmm, ¿Qué dice la policía? ¿tienen pistas? – Dijo Valentino mientras hacía esfuerzo con el oxidado sacacorchos que había encontrado.   -       Hermanito, a policía esta en cero, sin ninguna pista, pero por lo que escuche Alessandra descubrió algo interesante. –   -       Bien, ¿hasta que parte escuchaste detrás de la puerta?, ahórrame el esfuerzo de contar todo de cero. –   -       Bien, si, Carta, Viejos negocios, Venecia y Alessandra linda, y el tal M.- Fue diciendo uno por uno Damián mientras los enumeraba con sus dedos   -       ¿Cuál era tu plan? ¿Una vez de conseguir toda la información que? ¿Escabullirte escaleras abajo? Nos guste o no, al final te terminarías enterando, ¿No era más fácil entrar y no quedar como un acosador detrás de esa puerta? – Pregunto la morocha con tono borde mientras se servía vino en su copa.   -       ¿Y perderme la emoción de conseguir información como incognito?, gracias, pero no gracias. –   “15 años, 15 jodidos años y no maduro ni un poco, es que no debe ser un ser humano, un mono mas desarrollado talvez, pero ¿Un humano?, no, eso sí que no” pensó Valentino   -       Esta bien, ya, empecemos otra vez, la policía no tiene pistas, nosotros sí, a partir de aquí tenemos 2 opciones para proceder con esa carta, 1 la ocultamos, nos descubren y somos encerrados por obstrucción policial, u opción numero 2, la ocultamos, empezamos una investigación secreta, hacemos mas que los incompetentes de los policías, y con suerte encontramos a padre, ¿Qué dicen? – Soto el menor mientras movía la cabeza   “Quizás no un mono, un humano subdesarrollado, eso es.”     -       Yo digo que lo busquemos nosotros en paralelo a la policía, con suerte alguna de las investigaciones da frutos, pero eso será, nosotros tres solamente, no confiemos en nadie, no me canso de ver infiltrados en todas partes, no nos podemos permitir ser ilusos, ya lo he sido en el pasado, no me lo volveré a permitir, yo no, y ustedes hermanitos tampoco. – Decía Alessandra mientras se disponía a juntar los platos      -       Deja te ayudo. – Le dijo Damián mientras le sacaba los cubiertos de la mano.          Realmente una acción rara para la época, ¿Ayudar a una mujer en una labor domestica? Por mas extraño que suene, entre hermanos no había distinción, todos ayudaban por igual cuando niños, Alessandra siempre se había sentido afortunada por ese hecho, no creía haber soportado vivir en un ambiente tan toxico sobre todo durante su adolescencia, siempre había estado a favor de la igualdad.   -       Con Valentino estuvimos hablando sobre que pudo haber pasado, pero fuimos desde algo intencional, hasta una mafia, ¿qué ideas tienes tu?, ¿podrías llegar a conocer al tal M? por lo menos necesitamos saber quien escribió esa maldita carta, y cuanto antes, mucho mejor, ya perdimos mucho tiempo, no podemos desperdiciar más. –     -       No tengo nada seguro, podría contactar a algunas personas y tratar de conseguir datos, pero no prometo nada. –   -       ¿Cuándo podrías hacer todo eso? - Le pregunto Valentino con la esperanza de poder hacerlo inmediatamente   -       Bien, son las 6, si alguno de ustedes maneja rápido, podríamos ir ya mismo. – le respondió Damián mirando hacia un viejo reloj que estaba colgado junto a algunos cuadros.   -       Busco las llaves y los espero en el auto, no tarden. -  Pronuncio el ojiclaro mientras salía de la cocina     “Y yo se perfectamente con quien ir” pensó el menor de los 3 “Espero que esté de humor para hablar, en caso contrario… Prefiero no pensar en eso, que los astros se aliñen y todos los dioses me ayuden, Andrew, voy por ti”    Andrew Doyle era un viejo amigo de Sir, Demetrio, un hombre tosco, cascarrabias de sobremanera, pero algo que Damián siempre había admirado de el era su sabiduría, siempre tenia una respuesta para una pregunta, y del tema que fluyera la conversación, era un tema que él podría dominar con facilidad, culto y reservado entre otras cosas, siempre serio, Pero sin dudas, el lugar indicado para intentar encontrar a su padre.   …………………     Los tres hermanos se encontraban en el vehículo, cuando Damián les dijo.   -       Yo iré, hablare con él, ustedes… no sé, en una hora vuelvan a buscarme. –     -       Bien, volveremos a recogerte, intenta conseguir todo lo que puedas, hasta luego. –         Damián P.O.V      Me dejaron frente a la vieja y deteriorada casa de Andrew, la estructura delataba la construcción digna de la arquitectura de los años 1900 y alrededores.   . Toque a la puerta, y un hombre canoso me abrió, no era difícil de reconocerlo, sus ojos celestes y sus largas manos lo hacían inconfundible.     -       Buenas tardes Damián, ¿Es costumbre tuya visitar a la gente sin avisar?, aunque, siendo sinceros, a quien trato de engañar, tu padre es igual. -   -       Buenas tardes Andrew, lo lamento, pero justo de eso venia a hablar, mi padre, desapareció hace ya algunos días, y necesitaba ver si usted sabia algo. –        La cara se le empalideció 4 tonos, y sus ojos anteriormente arrugados por una pequeña sonrisa, pasaron a estar abiertos como platos, con una expresión de sorpresa me dijo.   -       Pasa, espero que no tengas prisas muchacho, me vas a contar algunas cosas. -       Entre, y miles de recuerdos me azotaron la memoria, Andrew era un intimo amigo de i padre desde hacia demasiados años como para intentar contarlos, solían juntarse a tomar café muy seguido, y las conversaciones con cigarrillos en mano se extendían horas y horas.     -       Así que lo que decían del viejo Demetrio no eran simples palabrerías de la gente, tenía pensada visitarlo la semana pasada, pero mi hija llego de visita. – Dijo el hombre sacando a Damián de sus pensamientos.   -       La gente siempre va a hablar, la mayoría de las veces son simples idioteces inventadas para hacer un poco más entretenida esta ciudad, pero esta vez, lamentablemente lo que decían era cierto. - Respondí al mismo tiempo que aceptaba un vaso de whisky que Andrew me ofrecía   -       Ay niño, lo siento mucho, ¿qué paso?, aunque conociendo a tu padre lo mas certero seria preguntar como paso. –   -       ¿Qué paso? Pues, nos encantaría saber, aunque estamos desorientados intentamos entender algo, la policía no es de mucha ayuda, y mi padre se empeño en n dejar huella alguna. Y ¿Cómo? Bueno, dejo todo, ropa, zapatos, relo…- En ese momento me di cuenta de algo, algo que no había notado hasta el momento, decidí seguir hablando, después tendría tiempo de investigar. – De cualquier forma, Alessandra y Valentino vinieron desde Europa intentando solucionar algo, aunque sin éxito, era usted mi última esperanza, mi padre no era de hacer cosas sin presumir de ellas. -   -       Hijo, créeme cuando te digo que recordaría si tu anciano padre me hubiese confesado planes de escabullirse de su casa cual adolescente rebelde, si puedo ser de ayuda en algo no dudes en contactarme, pero lamento decirte que en este momento soy inútil para brindarte información. – Me dijo Poniéndose de pie al mismo tiempo que me extendía la mano en forma de saludo final.              Luego de un apretón de manos, y salir de aquella casa me acorde, el reloj de padre, siempre se encontraba perfectamente lustrado encima de la encimera de su habitación, y no lo había notado, no había notado que ya no estaba hasta que lo volví a ver en la mesa de Andrew.            
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