Sentí la sangre drenarse de mi cuerpo y mi pecho se oprimió del miedo, mi piel comenzó a temblar mientras retrocedí pegando mi cabeza de la pared, ¿Dónde carajos estaba?, no era la habitación de la casa del señor Donald, esto parecía ser un terreno baldío, había mucha basura, y una serie de carpas como de festival, ¿acaso era una feria abandonada?
El hombre seguía ahí, sus maquillaje mal hecho, su ropa blanca y negra totalmente mugrienta, me di cuenta que se trataba de un Mimo, su sonrisa dejaba ver unos dientes amarillentos afilados, aferraba un bate de béisbol en sus manos cubiertas por unos guantes blancos algo amarillentos, ¿me iba a golpear? Esto era una pesadilla, solamente que se sentía muy real. Cerré los ojos.
Despierta, despierta...
Solo era uno de esos sueños pesados donde por más que intentes despertar, parece imposible. Poco a poco volví a abrir los ojos, sin embargo el horrible Mimo seguía frente a mí.
Intenté hablar, pero no encontraba mi voz, inclinó la cabeza a un lado y la sombra dejó de cubrir sus ojos, pero quedé más horrorizada al ver que no tenía iris ni pupila. Mi piel se erizó y no pude dejar de temblar, estaba segura que en cualquier momento orinaría mis pantalones. Soltó el bate y se dejó caer en el suelo cruzándose de piernas.
-¿Qué quieres? -murmuré, fue lo único que logré articular, pero en realidad quería saber cómo rayos había llegado hasta este lugar.
El Mimo sacó un pequeño envase del bolsillo de su pantalón, lo agitó un poco, y luego lo destapó descubriendo que era para hacer burbujas, aspiró notablemente y luego sopló formando una enorme burbuja de jabón, esta flotó hasta mí y se explotó en mi cara, el líquido ardió un momento en mis ojos; se sentía muy real.
Tomé la hoja que salió de la burbuja entre mis manos, era tan vieja y amarillenta que se notaba que tenía hongos. Parecía ser una lista, solo entonces me fijé que tenía anotado unos nombres, el primero era uno de mis profesores de la universidad, el segundo mi tia Abbe, mis ojos se empañaron impidiéndome ver el resto de la lista, mis manos comenzaron a temblar, ¿qué era esto?
Miré al Mimo en busca de respuestas, y él alzó su mano, su dedo índice señalándome sin titubear, entonces llevó su mano a su cuello como si se tratara de un cuchillo decapitándolo, ¿se refería a que yo iba a morir por esta lista?, ahora que me fijaba, estas personas nunca me cayeron bien e incluso escribí sobre cómo podría matarlas, ¿era eso?, ¿ahora era mi turno de morir por haber hecho algo tan infame?, de seguro ardería en el infierno.
De súbito el Mimo volvió a tomar el bate de béisbol que había dejado a un lado del suelo, preparándose como para batear una pelota, volví a retroceder arrastrándome para alejarme y pegué mi cabeza contra la pared, al ver que pretendía golpearme me levanté para correr, pero él fue mucho más rápido. Me golpeó con su bate justo en mi cabeza, sentí como todo mi cuerpo se tensó y los huesos de mi cuello crujieron mientras perdía las fuerzas y caí al piso totalmente inconsciente.