—¿Tú eres? —Me preguntó muy amablemente, hasta me sorprendió la amabilidad. Todo lo contrario a su querido primo, ese era un patán con todas sus letras.
—Soy Aitana, la secretaria del señor Ian Farah, me envío para que le entregara esto —Le pase los documentos, los cuales de inmediato tomó entre sus manos, y los colocó en la mesita que estaba junto a él.
—Si, pero necesito esperar que llegue mi abogado, puedes esperar conmigo —Me invitó a sentarme, llevaron dos cafés, el cual acepte muy encantada.
—No tengo problemas, puedo esperar aquí.
Me analizaba de arriba abajo, poniéndome un tanto incómoda, sin embargo, no me miraba con lascivia cómo hacían la mayoría de los hombres, y eso me pareció raro, no obstante, por otra parte, me gustaba que no lo hiciera así.
—Te recordaba diferente, te
