POV Mariana. Maldición. Me estaba engañando con su nueva secretaria. Y los muy degenerados no son capaces ni de cerrar una puerta. Al principio los vi, iba a salir y hacerme la tonta, pero luego se me ocurrió un mejor plan, hacerme la víctima, lo único malo es que mi bebé se estaba portando mal y aún me seguían las molestias. Tendría que armar un balance entre mi malestar y mi mejor actuación de mujer despechada. Ian, intentaba de todas las formas posibles pedirme perdón, pero tenía que estar firme y no ceder. No podía hacerlo. —¿Sabes? Me sentía muy mal el día de la boda porque no tenía ninguna de mis familias aquí, y todo era más porque no sabía que pensarían ellos de las cosas que hago. —Te veías así, e imaginé que por eso era—sabía que se había dado cuenta, por eso estaba inventa

