Un mes y luego dos. Cuando miro atrás siento que el tiempo se pasó muy rápido pero, si vuelves al momento en el que estabas esperando a que el tiempo pasara, se sentía como una eternidad. Pero que importa en
realidad ¡Por fin! era mañana, el viaje era mañana y no saben lo feliz que estaba, literalmente si pudiera brincar todo el día en un pie sin cansarme lo hubiera hecho.
El momento por el que estuve esperando tanto por fin había llegado, el viaje por el que me estuve matando el lomo trabajando sin parar y hasta haciendo cosas por los vecinos como cortar el césped: aburrido,
hacer sus listas de compras: aburrido, pasear a sus perros: aún más aburrido y asqueroso cuando debías limpiar sus necesidades.
Incluso la señora Drake que vive a dos calles
de aquí me pidió una vez que bañara a su gato, me gustan los animales pero ese gato parecía escupido del mismísimo infierno porque allí tampoco lo querían recibir, a
parte de que casi no entra en la bañera, estiraba sus patas cada 2 segundos para arañarme los brazos y todo lo que pudiera alcanzar de mi.
Mientras empacaba las cosas que llevaría en mi mochila para recorrer el mundo recordaba todo lo que me habia traído este momento y agradecía poder irme por un
tiempo para así despejar mi mente y hacer lo que siempre quise, recorrer el mundo.
Mi padre aún no estaba convencido pero tuvo que ceder ante mis deseos ya que ese había sido el trato desde un principio, yo pagaría todo mi viaje y lo llamaría cada noche para asegurarle que todo estaba bien.
- ¿Jo?-mi padre entró a mi habitación luego de que yo le respondiera con el "adelante"-¿Estás segura que esto es lo que
quieres?-se apoyó en el marco de la puerta con su mirada puesta sobre mi.
-Papá.. -hice una pausa y un largo suspiro se escapó de mis labios-.
Estoy segura, no quiero tener la misma conversación que tuvimos ayer y el dia antes de ayer y la
semana pasada..
Iba a continuar con la larga lista pero su voz me interrumpió.
-Si sí, lo entiendo, lo siento-Bajó la mirada a los cordones de sus zapatos y luego volvió levantarla-. Es solo que, eres mi niñita y no toleraría perderte.
Podía notar como la voz de mi padre se volvió más baja en la ultima palabra, yo sabia que no quería perderme pero no podía quedarme a esperar a que el mundo pasara
frente a mi mientras yo me quedaba en un solo lugar, esto no era para mi, mi lugar en el mundo era más que solo uno, eran muchísimos puntos regados por todo el mapa
porque así era como soñaba vivir mi vida, no mucho tiempo en el mismo lugar, quería mantenerme en movimiento.
-Lo sé papá, pero no vas a perderme y, se que soy tu hija pero, ya no soy una niñita y quiero vivir mi vida fuera de unas cuatro paredes.
Guardó silencio unos segundos mientras pensaba, sabía que yo tenía razón pero le asustaba el hecho de que yo no fuera a volver porque mi madre nunca lo hizo.
Yo podia notar el miedo en sus ojos y era cómo si escuchara sus pensamientos diciéndome
"promete que vas a volver"
-Voy a volver papá-volví a hablar tratando de calmarlo-. Sabes que lo haré.
Mi padre asintió y luego de darme un largo abrazo que casi hizo que se me desvaneciera todo el aire de los pulmones salió de mi habitación no sin antes decirme "te quiero,
sapito" a lo que yo respondí con un "y yo a ti".
El apodo "sapito" me lo puso mi papá porque según él, cuando era más chica saltaba de cuarto en cuarto, era bastante inquieta.
El resto del dia solo estuve empacando todo lo necesario y tachando las cosas en la lista
que había hecho con anticipación para asegurarme de que no me faltara nada, no puedes estar acampando, que te den ganas de hacer tus necesidades, ir a un árbol y
luego darte cuenta de que olvidaste el papel higiénico.
Al terminar de empacar fui con mi papá a la cocina, cenamos y luego cada uno se fue a dormir, me esperaba un gran día mañana
y debia aprovechar para dormir lo que más pudiese aunque mis nervios y mis ansias no estaban listos para soltarse y dejarme descansar.
Rodé en la cama y miré el reloj
en la mesita de noche 2:13 am. Abrí mis ojos como platos y miré el techo, había estado intentando dormirme desde las 11:00 pm pero no lo había conseguido, como era que
había pasado tanto el tiempo y lo único que yo habia logrado hacer era ver como las luces de la calle iluminaban mi techo.
Debíamos estar en el aeropuerto a las 5:00 am y no me quedaba muy cerca asi que si tenía suerte podría dormir al menos una hora y cuarenta minutos antes de tener que
levantarme, arreglarme e ir al aeropuerto, habíamos quedado en que mi padre me llevaría y alli nos despediríamos cuando yo
tuviera que subir al avión. Cerré mis ojos y luego de unos 15 minutos de luchas logré dormirme por fin.
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Desperté por el sonido de mi alarma, cuando me di cuenta ya llevaba cinco minutos sonando, carajo, se que la estaba escuchando pero creí que estaba soñando con ella.
Me levanté de la cama arrancando las
cobijas que ya estaban pegadas a mi piel por el frio que hacia, caminé a la ducha y luego de recogerme el cabello y despojarme de mi ropa entré en esta y esperé a que la temperatura se graduara para darme un corto baño, duró al rededor de siete minutos, me sequé, me enrollé en una toalla y salí para vestirme con unos jeans de color n***o con un roto en la rodilla que
se produjo debido al desgaste, eran de mis jeans favoritos y los usaba en todo momento, acompañé el pantalón con una camiseta básica de color azul manga corta y mis vans negras, tomé también una chaqueta y me la
coloqué.
Fui a la cocina por un bollo, empaqué un poco de cafe en mi termo y luego mi padre y yo bajamos las escaleras para salir de la tienda y subir al auto, un Chevrolet Apache del 58 de color n***o, esta camioneta fue de mi abuelo y cuando murió mi padre la
heredó, mi padre ama este auto y yo también, la atracción por los autos antiguos la saqué de él.
Estuvimos en el auto durante una hora hasta que por fin llegamos al aeropuerto, envié un mensaje al guía que había contactado para el viaje y me dijo que estaban en la sala de espera número siete, fui a hacer todo el papeleo y luego fui a despedirme de mi padre ya que el ya no podía acompañarme más allá.
-No olvides llamarme cada noche, cada noche-repitió.
-Sí papá -rei leve y lo abracé para luego ver como sacaba un sobre y me lo entregaba.
-Ten-me extendió el sobre-. Por si
necesitabas más dinero yo también estuve ahorrando, no es mucho pero servirá para sacarte de algún apuro o para comprar algo para ti y un recuerdo para mí de todos los
lugares a los que vayas-besó mi cabeza y pude ver como sus ojos se encharcaron.
-No era necesario, papá --intenté
devolverle el dinero pero el lo guardó en mi mochila.
-Te amo, sapito-me pellizcó los cachetes.
Te amo, papá-Sonreí.
Pasajeros con rumbo a Francia favor de abordar por la puerta numero siete.
Escuché los parlantes y me colgué mi
mochila pequeña al hombro ya que la grande ya había sido registrada como equipaje pesado y caminé con el resto del grupo hacia la puerta número siete, miré a mi padre hasta que lo perdí de vista en el pasillo que llevaba hasta el avión. La aventura recién Comenzaba.