bc

Detrás de mi cielo

book_age16+
2.6K
FOLLOW
29.4K
READ
billionaire
HE
drama
city
like
intro-logo
Blurb

Retomando el cuento de los tres amores, había escuchado que el tercer amor es ese calmado, ese que te da paz ya te enseña lo que es amar de verdad, pero nunca nos contaron ¿que es lo qué pasa cuando eres tú quien lastima a ese tercer amor?

chap-preview
Free preview
CAPÍTULO UNO (EL INICIO DE TODO)
Dicen que el día de tu boda es el día más hermoso del mundo. Y juro que hasta la noche de ayer lo sentía así, pero hoy no, hoy me sentía una basura y ni siquiera podía sonreírle al amor de mi vida sin sentir que le estaba destruyendo su vida, que lo estaba jodiendo todo. Quería hacerme bolita y llorar por haber sido tan estúpida. Mi conciencia me pesaba tanto, que mi cervical no dejaba de molestarme. No le conté nada a nadie y, aunque mi hermana me preguntó un millón de veces qué me pasaba, solo le dije que llamara a Hans, porque quería hablar con él. Mientras lo esperaba, caminaba de un lado a otro nerviosa, no estaba lista para romperle el corazón. —¡¿Quién mierda puede estar lista para romperle el corazón al ser humano más bueno del mundo?! —dije golpeando la pared. Me perdí en mis pensamientos recordando la primera vez que lo vi en ese restaurante, nuestra primera y mágica cita, y todo lo que habíamos vivido en estos años. La mañana siguiente después de nuestra primera cita, habíamos quedado de desayunar juntos, así que, me levanté muy temprano y Bree me miró extrañada. —¿Quién eres y qué hiciste con mi hermana, la que se levanta a las doce? —reí. —Eres una tonta. —Estoy hablando en serio. Y no recuerdo tener una tercera hermana. Así que, exijo una explicación. ¿O es que estás enferma? —volví a reír. —Ya te dije que tengo una cita con Hans —suspiró aliviada, pero igual se acercó y tocó mi frente. —Lo siento, tenía que confirmarlo —dijo riendo —. ¿A qué hora tienes tu cita? —Quedé con Hans para las nueve. —¿Qué hora es? —se preguntó a sí misma, tomando su teléfono —. ¡j***r Sky! Son las cinco y media de la mañana. Aún faltan cuatro horas, vete a dormir o vas a estar como Rachel, de mal humor todo el día. —Estoy nerviosa. Entiéndeme. —¿Sky Price nerviosa? Esto se ve y no se cree —dijo ella riendo. Me crucé de brazos. —No voy a contarte nada de mi cita —detuvo su risa y me miró seria. —No te atreverías. —Rétame. —No. No lo haré. No retaré a doña retos —sonreí orgullosa. —Entonces, deja de molestarme —suspiró. —Está bien. ¿Por qué estás nerviosa, gordi? —¿Y ahora me dices que estoy gorda? ¡Vamos bien, Bree Knigth! —ella rompió en carcajadas. —Así te llamo en mi cabeza a modo de cariño. Así que, hoy te confesé el apodo con el que hablo contigo en mi mente —me uní a su risa. —Y eso que la rara soy yo. —En dado caso, si te estoy diciendo gorda, me estoy diciendo gorda a mí también, porque si no lo recuerdas, somos gemelas idénticas —la miré seria y me crucé de brazos. —Pues en las conversaciones contigo en mi mente te llamo chanchita —las dos reímos por un largo rato, porque éramos tan raras, que era tiernamente extraño. Hans me llamó, porque me tenía que cancelar. Se disculpó un millón de veces conmigo. Se le notaba muy avergonzado. Le resté importancia y le dije que no se preocupara, pero en realidad, sí estaba un poco decepcionada. —¿Podemos pasar este desayuno a una cena hoy? —¿Seguro que podrás? —¡Segurísimo! Y perdón, mil veces perdón —suspiré. —Nos vemos esta noche, entonces. Cuando corté la llamada, mi humor no era el mejor. Bree tenía razón, si no dormía me ponía de terrible humor. Así que, me fui a dormir con Rachel. Con ella sabía que, al menos, hasta las doce dormiría sin que nadie nos molestara. Y me desperté a las tres de la tarde. Bree me miraba seria. —No fuiste a tu cita. Intenté despertarte, pero ni siquiera te moviste —suspiré. —Me canceló y ni siquiera sé por qué. —¡¿Qué?! Ya mismo lo llamo. —Ni se te ocurra meterte en esto, por favor. Espero hayas aprendido a no presionar nada. —Lo siento. Yo solo quiero que seas feliz. —Yo quiero lo mismo para ti y no ando en esas —bajó la cara avergonzada y se acostó a mi lado abrazándome. —Sé que estabas muy emocionada. ¿Quieres hablar de ello? —Estoy bien. —Sky —sonreí. —Que estoy bien, tonta. Tendremos nuestra cita en una cena. Y yo creo que es mejor, es más romántico —ella levantó la cabeza un poco asombrada. —¡Dios! Mi Sky diciendo la palabra prohibida. —¿Cuál palabra prohibida? —Romántico —reí. —Eres una tonta —ella me sonrió y me abrazó fuerte. —Me encanta, al menos, verte ilusionada. Esa Sky que iba asesinando parejas el catorce de febrero no me gustaba. —Lo sé, bebé. Y sé que, tal vez, me esté adelantando a todo, pero tener esta cita significa tanto para mí. —Hans es una linda persona, así que, me espero mucho de todo esto. —¿Puedes hablarme un poco más de él? —Él era amigo de Ramsés, un buen amigo. Podría decirse que era su mejor amigo. Hans se encargaba de los negocios en Asia para que yo no tuviera que viajar. Al morir Ramsés, él me siguió ayudando en todo. De hecho, se hizo cargo de la presidencia de Knigth Industrias y de todo lo demás hasta que volví. Es educado, atento, se escapa una vez por semana a desayunar con su sobrina, así que, eso me parece muy tierno. —¿Es todo lo que sabes? —asintió. —¡Dios! Puedes estar mandando a tu hermana a los brazos de un psicópata —dije riendo. Me miró frustrada. —Ahora me hiciste dudar —continué con mi risa. —Todo estará bien. —Eso espero, porque a este sí lo hago pedacitos y no me podrás detener. Rachel y yo no quisimos salir del hotel, habíamos tenido demasiado el día anterior, así que, preferimos quedarnos encerradas. Ni siquiera bajamos al restaurante. Pensé que se aburriría, pero no fue así. Ella solo miró caricaturas concentrada y hablamos un poco las dos. —¿Hans te agrada? —asintió sonriente —. ¿Por qué te agrada? Se encogió de hombros, como no sabiendo qué decir. Solo me sonrió, haciéndome saber que en serio le agrada. Así que, él estaba aprobado por Rachel y eso era suficiente para mí. A ella no le agradaban muchas personas. Así que, ella era mi filtro de personas. Como si sospechase que yo iba camino a la felicidad, Ethan me llamó. Dudé si contestarle, pero fue muy insistente, así que, me preocupé. —Hola —dijo un poco bajo. —¿Estás bien? —Sí. Solo quería oír tu voz. —Ethan, ya hablamos de esto. —Lo sé. Hemos hablado de esto un millón de veces. Pero yo no quiero dejarte ir. —Tienes que hacerlo. Tienes que rehacer tu vida. —Mientras tu no la rehagas, yo tampoco lo haré —suspiré. —Adiós, Ethan. —¡No, por favor! No me cortes. —Entonces, deja de hacer eso. —¿Hacer qué? —De hacerme sentir culpable. —Lo siento. No era mi intención. Es solo que, mientras tú no rehagas tu vida, una parte de mí tiene la esperanza de que me perdones y seamos felices para siempre. —Yo ya te perdoné. Te perdoné hace mucho. Pero no puedo volver contigo. No quiero. —¡Vaya! Y pensar que he escuchado esto un millón de veces y, aun así, cómo duele. —Ethan, ya pasaron años desde que tú y yo terminamos. Así que, por favor, supérame. —No puedo hacerlo. Sky tú eres el amor de mi vida y sé que yo también soy el tuyo. Me lo dijiste muchas veces. —Ethan, por favor, no hagas esto más difícil. Creo que es mejor que corte la llamada. —Por favor, Sky —suplicó. —Adiós, Ethan —dije cortando la llamada. Después de todo lo que había pasado con él, estuve mal mucho tiempo, pero ya no lo estaba. Yo ya lo había dejado ir hace mucho y en serio esperaba que él lo hiciera también, porque me sentía terrible cada vez que algo así pasaba. Pero yo ya no sentía absolutamente nada por él, ni siquiera entraba en mis pensamientos volver a su lado. No era algo que yo quisiese ahora. Así que, estaba perdida en mis pensamientos, cuando sonó la puerta. Yo no esperaba a nadie y Bree tenía llave, así que, no entendía quién podía ser. Miré por el ojo de la puerta y los hermosos ojos de Hans iluminaron mi vida. Yo estaba hecha un lío, aún estaba en pijamas y con mi cabello hecho un desastre, así que, dudé si abrir. No quería que él me viera así, porque, probablemente, saldría corriendo. Pero insistió tocando un par de veces más y avergonzada le abrí la puerta. Él me sonreía con un ramo de zanahorias, detalle que me había encantado y que sospechaba, mi hermana había tenido todo que ver. Ya hablaría con ella más tarde. —Estoy realmente avergonzado por haber cancelado nuestra cita. Pero la adolescente que tengo por sobrina se enfermó, así que, tuve que correr —dijo tendiéndome el ramo de zanahorias. —¿Ella está bien? —pregunté olfateando las zanahorias como si su olor fuera lo más delicioso del mundo. —Está bien. Solo es un resfrío de una adolescente rebelde que quiso nadar en agua helada. Pensé en traerte un enorme ramo, pero con lo poco que te conocí, sé que no te gustaría tirarlas, porque con ellas se puede alimentar a un montón de personas. Que me dijera eso, me hizo entender que no se trataba de Bree. Yo había mencionado esto en nuestra salida con nuestras sobrinas, así que, él estaba atento a mis palabras. Me guardé mi sonrisa de tonta e hice como si no me hubiese encantado lo que había dicho. —Me alegra que esté bien. Y me alegra aún no saber lo que es un adolescente rebelde, a Rach aún le falta mucho. —¡Dios mío! No había pensado que esa pequeña genio mal humorada y tierna será adolescente —reí por lo que acababa de decir. —El mundo aún no está preparado para ella. —Completamente de acuerdo —dijo acercándose a mí y dándome un beso en una mejilla —. Estás hermosa —¿en serio él me había dicho que estaba hermosa? Empecé a reír. —Pero tú estás ciego. —¿Ciego? ¿Por qué? —Estoy en pijama y con pelos de loca —se encogió de hombros restándole importancia. —Estás hermosa. —Sí. Definitivamente estás ciego —negó dándome un beso en la otra mejilla. Lo invité a pasar, pero negó. —Me encantaría, pero tengo un par de reuniones en las que no puedo dejar a tu hermana sola y ya estuvo ausente mucho tiempo —me decepcionó un poco su respuesta, pero él tenía que trabajar. Así que, le dediqué una sonrisa y me despedí de él con un abrazo. Tenía que admitir que Hans era un poco raro. Pero, siendo sincera, eso lo hacía interesante para mí. Rachel y yo salimos por un helado, cuando recibí una llamada de Bree. —¿Dónde estás? Dime que estás en una peluquería y que te estás arreglando para tu cita. —No, señora. Ahora mismo estamos comiendo helados. Rachel uno de frutas y yo uno de chocolate vegano. ¿Quieres que te llevemos alguno? —Sky, ven ahora mismo. ¡Es tarde! —suspiré. —Ayer y esta mañana me estresé por nada. Así que, no pienso volver a hacerlo. Además, yo le parezco hermosa hasta con pelos de loca —dije riendo. Ella respiró profundo. —Arándanos naturales, por favor —sonreí. —Ya mismo lo pido y vamos al hotel. Estamos en una heladería a una cuadra. —¿En serio contigo hay que llevar la contraria para que hagas caso? —preguntó riendo. —Espera, ¿te estás mirando en un espejo? —ella continuó riendo. —No sé de qué estás hablando —y ahí estuvimos molestándonos por unos minutos más. Cuando cortó la llamada, Rachel y yo terminamos nuestro helado con calma y sin presiones por volver. Cuando estuvimos listas, pedí el helado de Bree y fuimos al hotel. Mi pequeña Rachel corrió a los brazos de su madre feliz y Bree la llenó de besos por sus regordetas mejillas, mientras sonreía emocionada. Si había alguien que fuera una buena madre, esa era mi hermana. Ella realmente lo estaba haciendo bien cumpliendo el papel de madre y padre al mismo tiempo, y yo la admiraba tanto. Sabía que Ramsés estaría orgulloso de ella.

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

La embarazada sacrificada

read
3.1K
bc

Mafioso despiadado Esposo tierno

read
25.3K
bc

Venganza por amor: Infiltrado

read
64.6K
bc

Una niñera para los hijos del mafioso

read
52.2K
bc

Prisionera Entre tus brazos

read
101.7K
bc

Eres mío, idiota.

read
3.6K
bc

Profesor Roberts

read
1.5M

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook