-Oye... Dime algo. ¿ De verdad me estaban siguiendo? -preguntó él en voz baja Aidan aún extrañado por esto, su mirada perdida en la penumbra que se extendía entre la nada que los rodeaba. Su tono no denotaba miedo, sino una curiosidad inquieta, como si la respuesta fuera a confirmar algo que había estado sintiendo en silencio desde hacía tiempo-. Desde hace rato percibía tu olor, lo reconocí al instante... Pero no conseguía verte, como si te diluyeras en el aire, como si tu presencia se desvaneciera justo cuando intentaba alcanzarla.
La figura delante de él esbozó una sonrisa casi imperceptible, como quien guarda un secreto divertido y algo vergonzoso. Se acomodó el cabello detrás de la oreja con delicadeza, como quien prepara las palabras antes de soltarlas.
-Ah, eso... -murmuró con un
