Que no sea tarde

1322 Words

¡Ay no, no, no, no! ¡No podía dejar que le pasara algo! ¡No a él! ¿Y si era mi culpa? ¿Y si lo era? ¿Y si... y si sí? O sea, ya sé, no conviví con Allen años ni meses ni siquiera semanas. ¡Ni un fin de semana! Pero lo observé, ¿vale? Lo seguí. Mucho. Demasiado tal vez. A veces desde las sombras como si fuera espía secreta (me encantan los espías), y otras veces con excusas tan tontas como “¡uy, me perdí otra vez!” aunque ya me sabía cada rincón de la ciudad. Todo solo porque yo... yo quería que me mirara. Que me dijera: “Ven.” Así, como en cámara lenta. ¡Y yo correría! Y él—bueno, él me mordería en el cuello. Pero no así como “grr”, sino como... poético, ¿sabes? Como cuando alguien te elige. Y ya. Ser parte. Parte de eso. Parte de su plan. Lo sé. Suena horrible. ¡¡Rarísimo!! Pero en mi

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD