Lenet despertó con un bostezo, pero al mirar a su alrededor se incorporó de inmediato. La habitación, sin duda, lucía distinta. Vio su bolso sobre la cama y sus maletas a un lado. Al revisarlo todo, encontró su arma, el teléfono y también las llaves de la suite.
Resopló, dejándose caer de espaldas sobre el colchón.
—¡Claro que esto pasaría! Adrik vuelve a desaparecer... y yo, otra vez, en su cama. —Se cubrió el rostro con ambas manos—. Estoy en problemas.
—Claro que lo estás —respondió una voz grave.
El estremecimiento le recorrió el cuerpo entero. Se aferró a las sábanas, alzando la vista hacia un costado. De pie, junto a la cama, un hombre alto la observaba. Vestía un traje táctico completamente n***o, incluido un pasamontañas que ocultaba su rostro. Llevaba chaleco de municiones, gu
