La vida para un hombre que sabe que el poder depende tan sólo de ser un hijo de perra, sin sentimientos, sin corazón, sólo alianzas que pueden romperse, promesas que todos escupen como vomito, es saber que confiar es saberse perdido. Dos cosas no pueden apartarse de él, un buen trago y la agilidad de desaparecerse como una sombra cuando ello lo requiere. Aunque se dice que no puede faltarle un arma, él no necesita de ello, no todo el tiempo. Para que caiga la cabeza, se deben romper los huesos del cuerpo y con ello violar los nueve códigos. Hay diferentes señales que él entiende perfectamente, no importa donde esté si uno de sus acompañantes de élite ve que él aparta uno de los anillos que usa en el dedo pulgar, es una alerta de peligro que debe tomarse muy en serio. Sin levantar sospech

