Entre abro los ojos y lo vuelvo a cerrar vencida por el sueño, pero una calor agobiante me impide volver a conciliar sueño, abro los ojos y por un momento me asusto, esta no es mi habitación, hasta que recuerdo todo lo sucedido, estoy en la habitación de Derek, hay posters de chicas semidesnudas pegadas en la pared oscura, tiene su propio baño privado.
Tengo el cuerpo sudoroso y el hecho de que tenga a Derek pegado a mi como una lapa no ayuda demasiado, sus piernas enredadas con las mias , su cabeza apoyada en mi hombro, me abraza como si temiese que me fuera a escapar, susurra cosas que no alcanzo a entender y tampoco me molesto en hacerlo.
Me muevo intentando salir de la cama con cuidado de no despertarle, me deshago del enredo de sus piernas y de su abrazo, con un gruñido casi animal se gira dándome la espalda con el ceño fruncido, aun dormido coge la almohada y la abraza con fuerza, como minutos antes me abrazaba a mi.
Anoche estaba tan cansada que no encontré la fuerzas para cambiar mi ropa por una más cómoda, Derek debió notar mi incomodidad pues ahora solo llevo puesta una simple camiseta suya, realmente no importa, que me haya visto desnuda no es algo que no haya hecho anteriormente.
Ahora que está dormido me permito admirarlo con total libertad, lo miro embelesada por su belleza, mientras lo observo me propongo ser la esposa modelo el resto de días, lo importante es hacer esto más fácil, sin discusiones, sin malos rollos, tal vez esta sea la única forma de hacer que el tiempo pase más rápido, llevo en esta casa un día y ya me siento exhausta.
Sorprendida miro la hora que señala mi móvil, las cuatro de la mañana, demasiado pronto para estar despierta, Derek por lo general se suele despertar a las cinco, en señal de tregua decido prepararle el desayuno, tortilla de patatas españolas con bacon y huevo puede ser una buena opción, además de un café bien cargado, como a él le gusta.
Con cuidado de no hacer mucho ruido, bajo a la cocina de la mansión y adopto esta como mía propia, es demasiado grande y espaciosa, con una isla de desayuno en el centro de esta, sartenes y utensilios de cocina guardados en cada cajón de los muebles de la cocina, todo impecable y muy bien cuidado.
— sabía que eras buena para mi hijo — escucho la voz de Lucia detrás de mi.
Me giro con el corazón en la boca de mi garganta por la sorpresa, creía que estaría sola, me encojo de hombros quitándole importancia, no es la gran cosa, solo una ofrenda de paz aunque eso ella no lo sabe.
— digamos que estos últimos meses he estado centrada en otras cosas que he descuidado la relación, quiero recompensarlo — miento.
— nadie lo diría— sonríe consoladora — mi hijo no hace más que decir lo perfecta que eres en todos los sentidos .
Se sirve un vaso de agua y yo no hago más que darle vueltas a lo que dijo, miente, no creo siquiera que se haya dado cuenta de las cosas que hice por el, vivía pendiente de su maldito trabajo, entre las piernas de sus malditas amantes.
— te agradezco que intentes animarme— sonrío escéptica, no le creo — pero debería irme, no tardará en despertarse.
Le guiño el el ojo antes de desaparecer por la puerta con el desayuno puesto en una bandeja de madera, subo las escaleras con cuidado de no derramar ni una sola gota de café, la habitación de Derek está en el segundo piso, al final del pasillo. Con sigilo entro y lo dejo sobre la mesita de noche de su lado. Me siento en el borde mientras un somnoliento Derek empieza a despertar.
—buenos días — lo saludo con una cálida sonrisa.
Abre los ojos lentamente, se frota los ojos ahuyentando el resto de sueño, bosteza y se despereza como gato, da un par de vueltas en la cama hasta que decide nuevamente posar su mirada sobre mi.
— esto es un sueño?— pregunta con la voz ronca.
Hago una mueca cuando el olor a algún whiskey caro llega a mis fosas nasales, nunca había visto a Derek ebrio, como buenamente puede, se sienta apoyándose contra el respaldo de la cama, su mirada se desliza hacia la mesita curioso, abre los ojos sorprendido por lo que ve, nuevamente lo vuelve a clavar en mi preguntándose si realmente es para el.
—te hice el desayuno — le digo colocándoselo sobre sus piernas.
Me levanto y decido que es hora de ducharme, me deshago de su camiseta quedando frente a el solo en ropa interior y eso parece espabilarlo pues con los ojos abiertos como platos no deja de mirarme.
Finjo que no me doy cuenta y sigo a lo mío, escojo la ropa que me voy a poner y me encierro en la seguridad de su cuarto de baño. Me meto a la ducha y dejo que millones de gotas de agua caliente quemen mi piel, cierro los ojos y dejo que mis lagrimas se deslicen camufladas por el agua, libres, lloro de impotencia, porque aunque quiera, no puedo dejar de amarlo, porque aunque no debería, me siento más sola que antes, lloro todo lo que no me permití llorar tras la ruptura, me cubro la boca cuando un fuerte sollozo se me escapa, es duro fingir que no lo quiero, que no me importa, que no me duele nada de lo hace o dice, me duele su presencia.
—te odio con toda mi alma Derek Black.
Sigue repitiéndote eso, tal vez llegues a creértelo algún día — se burla de mí mi subconsciente.
POV DEREK.
Despertarme con la dulce Alexia mirándome con una sonrisa parecía un sueño, me froto los ojos deseando que no lo sea, estas últimas semanas han sido horribles, no puedo dormir, me había acostumbrado a la calidez de su cuerpo, a su dulce aroma, a la mujer que una vez fue mi esposa, para mi ya era habitual verla pelear con la cocina, echo de menos sus dulces labios, su cuerpo, su ser.
— esto es un sueño?— me atrevo a preguntar.
Después de nuestro encuentro no encontré mejor salida que esa botella de whiskey, todo lo que dijo...me afectó más de lo que quiero admitir, y diablos! no debería permitir que me afecte tanto, ella no lo entiende, esta confundida, necesito que lo entienda pero aun no es el momento, necesito antes que vuelva a confiar en mi, y ahí, solo ahí podrá entender todo este malentendido.
— te hice el desayuno.
Siempre supo lo que me gusta, como si no fuera suficiente tenerla a mi lado, se levanta y se quita la camiseta que yo mismo le puse anoche, no parecía muy cómoda, estuve tentado a despertarla y hacerle el amor como nunca supe hacerlo, por supuesto no lo hice, no era el momento idóneo, ahora sin embargo no estaba seguro de poder controlarme.
Su cuerpo siempre fue mi perdición, fue lo que más llamó mi atención en un primer momento, Alex no es muy alta, no creo que mida más de 1,65m, es delgada pero se puede apreciar su perfecta condición física, piernas largas sin manchas ni varices que dañen su perfecta piel, vientre plano, sus pechos....grandes y redondos, perfectamente formados. Sin volver a mirarme desaparece por la puerta del cuarto de baño, camina como si sus pies flotasen por el piso, sus cadera se contonean moviendo su perfecto culo de arriba abajo por cada paso que da, ella es hermosa y lo sabe, no intenta ocultarlo y sabe que no necesita de muchas cosas para atraer la atención del resto.
Incapaz de resistirme a ella, camino hacia el baño dispuesto a hacer que me perdone, con sigilo abro la puerta, el espejo está totalmente empañado, ella está dentro de la ducha, completamente desnuda, el vapor logra cubrir escasamente su desnudez, me acerco con cuidado de no hacer mucho ruido, quiero sorprenderla, pero me detengo al ver como sus hombros se sacuden de forma irregular, pequeños sollozos escapan de sus labios, doy otro paso con intención de abrazarla y consolarla, pero lo que escucho hace que me detenga en seco.
— te odio con todo mi corazón, Derek Black.— esas son las ultimas palabras que esperaba escuchar.
Mi corazón se encoge en mi pecho como si alguien lo hubiera cogido en sus manos y lo hubiera estrujado con tanta fuerza que hasta me cuesta respirar. Cierro la puerta detrás de mi y vuelvo a la cama a terminar el desayuno que de buena gana me hizo, no puedo evitar pensar en lo mal que lo he hecho, tuve que perderla para darme cuenta cuán importante era ella en mi vida, no quise ver el como con una sonrisa suya iluminaba mis días más grises, no lo valoré hasta que me dejó, ahí lo entendí, cuando volví a nuestra casa, más grande de lo que pensé, mi cama lucía tan grande sin su pequeño cuerpo acurrucado a mi lado, no me di cuenta lo realmente enamorado que estaba de esa mujer. ¿La había perdido?
POV ALEXIA
El resto de la mañana pasa sorprendentemente tranquilo, Derek vuelve a ser de repente el mismo hombre del cual una vez me enamore, atento, caballeroso, me digo a mi misma que solo lo hace porque su familia está presente, me recuerdo a mi misma que nuestro matrimonio fue pura farsa.
—conozco un restaurante en el pueblo muy bueno, ¿que te parece si vamos a comer allí?— me pregunta mientras yo me decido a ordenar un poco la habitación.
En momentos como este es cuando más echo de menos a la ama de llaves, ella se encargaba de hacer esta cosas, yo no nací para ser ama de casa, soy mujer de negocios.
— claro, ¿tu madre que dijo? — pregunto dejando la limpieza a medias.
Derek me mira con los ojos abiertos como si le hubiera preguntado algo realmente extraño.
— había pensado en ir solo tú y yo — dice titubeante.
Enarco una ceja divertida ¿que ha pasado con la habitual frialdad y egocentrismo que caracteriza a Derek Black?
— creía que esto...— hablo refiriéndome a "nuestra relación" — sólo era por tu familia, si ellos no van, no le veo razón suficiente para ir nosotros — comento recalcando lo obvio.
Frunce el ceño y yo por mi parte decido continuar con lo que estaba haciendo, guardo la ropa limpia dentro de las maletas y amontono en un rincón la sucia, me acerco al armario y lo abro con intención de colgar alguna que otra camiseta de Derek, me sorprendo al no ver ningún traje colgado.
— venga, me gustaría enseñarte algo — me pide .
Juguetón mi quita la camiseta que estaba a punto de colgar, no se que pretende, se le nota animado, casi feliz y yo...yo estoy simplemente amargada.
— no quiero — respondo con voz dura.
Ignoro el polo que me quito y continuo con el resto, hoy no me apetece hacer nada, me gustaría tumbarme en el cana y dormir hasta que esta semana termine.
— que pasó con la Alex divertida?— pregunta sin abandonar ese tono juguetón — no me digas que temes quedarte a solas conmigo— sonríe retador.
Lo observo intentando ver más allá de lo que aparenta, intenciones ocultas, algo, pero lo único que veo es decisión, está decidido que vaya con él a comer, conozco esa mirada, lo conozco y se que no dará su brazo a torcer.
Suelto un suspiro cansada, si quiere ir a ese dichoso restaurante, muy bien, iremos, sin decir nada me deshago de mi ropa para cambiarlo por un sencillo vestido corto.
— que haces? — pregunta con el ceño fruncido.
Sus pupilas se dilatan de palpable deseo, me mira de pies a cabeza sin intentar siquiera disimular las ganas que tiene de mi y yo lo estoy disfrutando.
— vestirme, no querrás que vaya a comer en legging y camiseta— respondo cortante.
Visto con un simple vestido blanco sin tirantes con flores moradas en los bordes, sandalias blancas sin tacón, me suelto el moño dejando que mi cabello caiga en cascada ondulado por mi peinado. En silencio ambos bajamos en dirección a su BMW aparcado fuera, no me sorprende ver a su madre cuidando los matorrales del recibidor, parece ser su lugar favorito.
— ya veo que seguiste mis consejo— sonríe Lucia en dirección a su hijo.
—claro, la idea fue tuya— le responde con una sonrisa.
Y es entonces cuando todo tiene sentido, su madre le aconsejó llevarme a comer al pueblo, por supuesto Derek iba a ser lo que sea para que su madre no sospeche nada, casi me da risa, debí haberlo supuesto.
— ahora todo tiene más sentido— le digo al oido antes de entrar al vehículo.
Con un suspiro me sigue no sin antes despedirse de la mujer que enfundada en un mono verde, continúa con el cuidado de sus plantas. Espera paciente a que me ponga el cinturón y después acelera alejándose de la casa familiar.
En el camino nadie dice nada, el silencio no es incomodo, al menos para mi.
—y...bueno...te gustó la casa?— pregunta en un vago intento de entablar una conversación.
¿Está nervioso? Esto es algo que no me esperaba, nunca había visto ese lado suyo, todo ese lado seguro de si mismo parece haberse quedado en Nueva York.
— es muy bonita — comento manteniendo la vista en la carretera — pero creo que sería conveniente que regrese el viernes a mi casa, tengo una reunión que no puedo aplazar — miento como una bellaca.
— pero le prometí a mi madre que nos quedaríamos hasta el domingo — habla cauteloso.
— tal vez tú te puedas permitir desaparecer por una semana, pero yo no querido Derek, tengo asuntos que resolver y como dije antes, no puedo aplazarlo — sentencio decidida a no ceder.
Derek frunce el ceño incapaz de comprenderme, se lo que dije, lo que le prometí, pero aun quedan mas días de lo que puedo soportar. De pronto frena de golpe haciendo que mi cuerpo se quiera ir hacia delante pero el cinturón me lo impide.
— está en rojo — señala el semáforo, se que lo hizo a posta pero no digo nada — puedes hacerlo por videoconferencia— propone poniéndome en marcha nuevamente.
— no puedo, debo ir .
— eso ya lo veremos .
Y ahí está! El señor "yo siempre consigo lo que quiero" volvió.
Después de unos minutos se detiene enfrente de un bar-restaurante, juntos, como una pareja consolidada, caminamos hacia la barra, al parecer es un lugar bastante cotizado, el restaurante está a rebosar, olores se mezclan en mis fosas nasales enviándome leves corrientes de placer. Ya tengo hambre.
— debemos esperar a que nos asignen una mesa, mientras podemos tomar algo — propone señalando un taburete para que me siente.
La camarera que nos ve llegar, ignora a resto de clientes y se apresura a atendernos, su mirada se clava con descaro en Derek, sin disimulo baja un poco su camiseta acentuando su escote, casi me da risa.
Con una sonrisa se apoya sobre la barra juntando sus codos, da la sensación que saldrán volando, el ojiazul no parece ser consciente de los intentos por llamar su atención , o si.
— que deseas guapo?— pregunta y me da la sensación que lo que le ofrece no es nada de beber o comer.
— tú estás en la carta? — pegunta Derek seductor.
Enarcó ambas cejas sorprendida por su osadía, diablos Derek ¿de donde salió? La camarera sonríe satisfecha.
— yo quiero lo mismo— hablo llamando la atención de ambos.
Sonrío ante la mirada confundida de los dos, la camarera me lanza cuchillas con la mirada por haber interrumpido su Interesante conversación.
— disculpa?— pregunta claramente ofendida.
— yo soy una cliente igual que el, sin embargo a mi no me pones tus tetas a centímetros de mi cara — recalco mirándola fijamente— creo que es justo que mi marido y yo recibamos el mismo trato — finalizó con una sonrisa triunfante.
La mujer tiene la poca decencia de lucir enfadada, me da igual, con la mirada me ordena que me vaya, pero claro está que ella no es la que manda, Derek me coge del brazo cuando hago ademán de acercarme, pero vamos!, hay una barra de por medio.
— Cariño, deberías quererte lo suficiente como para saber que este hombre no te ama si busca placer en otra cama— dice con una sonrisa petulante.
Tengo que reconocer que me duele más de lo que me gustaría, ha tocado un asunto bastante delicado. Derek vuelve a tirar de mi pero esta vez me deshago de su agarre, no voy a dejar que una simple camarera me hable de esa forma.
— y lo dice la mujer que intenta meterse en la cama de un hombre casado — me rio sin rastro de gracia — en lo que a mi respecta solo eres una simple distracción, no estas a su altura.
Y para ser sinceros no creo siquiera que yo esté a su altura, no hace más que demostrarme que yo para el, no valgo nada, no le importo en lo absoluto.
— vayámonos— gruñe Derek avergonzado por el pequeño numerito.
No soy una mujer celosa, al menos no soy de esas que lo exterioriza, pero no iba a permitir que me faltase el respeto de la forma en la que lo estaba haciendo, me negaba a seguir siendo la esposa sumisa que aguanta todo sin abrir la boca, tengo voz y déjame decirte que también muerdo.
— creía que comeríamos aquí — comento con inocencia.
— íbamos...— gruñe sin dejar de caminar, alejándonos del local — pero lo estropeaste todo con tu ataque celos, ni siquiera sabía que lo eras — bufa cansado
Indignada me detengo en seco, no puedo creer que me eche la culpa de todo lo sucedido.
— lo estropeaste tu!— le digo señalándolo con mi dedo acusador — ni siquiera te paraste a pesar como me sentiría, ¿acaso te piensas que soy un robot que no tiene sentimientos? Esta bien, no estamos casado, eso puedo entenderlo — le aclaro — pero creo que me merezco un mínimo de respeto, no soy alguien que sólo está pintado, tenemos un trato y si tú no me respetas a mi, ten por seguro que yo tampoco lo haré — amenazo.
Derek me mira sin decir palabra alguna, simplemente se limita a abrir la puerta de su deportivo, esa es la solución a todo, el silencio y volver a casa, lo siento pero no!.
Suelto un bufido exasperada, no hay solución y la verdad, lo último que quiero ahora mismo es estar en un espacio reducido con el, así que sin decir nada, giró sobre mis talones y empiezo a caminar lejos de él.
— donde vas? — pregunta siguiéndome.
— no lo sé, a buscar donde comer, tal vez haya algunos de esos vendedores deambulante— comento en un intento de desviar mis pensamientos.
En Nueva York hay en cada esquina, son como la peste, no me extrañaría ver algunos vagando por aquí.
— podemos comer en casa — nuevamente me coge del codo impidiendo que siga mi camino.
Suelto un bufido exasperada, no se que manía tiene de cogerme de esa forma, voy a quejarme pero me sorprendo al verlo nervioso, mira a ambos lados asegurándose que nadie nos está mirando, tal vez la idea de que algún paparazzi lo intercepte conmigo no debe de agradarle.
— no te estoy pidiendo que me acompañes — aclaro molesta — vete tú si quieres, ya nos veremos más tarde .
Suelta una maldición en voz alta antes de sacar su móvil del bolsillo de su vaquero, busca un nombre entre su lista de contactos y se lo lleva a la oreja esperando pacientemente a que el receptor decida contestar la llamada.
— Lucas ¿puedes venir a recoger mi coche ? — pregunta seguido de un breve silencio, algo le dicen, y el asiente sin darse cuenta que no pueden verlo — si ahí mismo, te dejo hermanito.
Dicho eso cuelga el teléfono dando por terminada su breve charla telefónica con su hermano, sin mediar palabra se apodera de mi mano y emprende camino hacia ningún lugar en particular.
En silencio buscamos algunos de esos puestos, caminando cogidos de la mano como una pareja convencional, sin embargo en todo nuestro paseo no logramos encontrar ninguno de esos vendedores, suelto un suspiro cansada, maldigo mentalmente no haberme traído un cigarrillo. Derek me mira como si quisiera preguntarme algo pero no se atreve, no importa, tampoco lo animo a formularla. Con afán de descansar un poco, decidimos sentarnos en unos de los bancos colocados estratégicamente a escasos metros de la orilla del lago.
— ¿desde cuando fumas?— pregunta finalmente tras un largo e incómodo silencio.
— no lo sé, desde los dieciocho, no lo recuerdo bien — admito.
—nunca te vi fumando.
— bueno, eso se deba quizás al poco tiempo que compartimos juntos — no puedo evitar decírselo en forma de reproche.
Si bien es cierto que el no ponía de su parte, yo tampoco me quedaba atrás, pendiente siempre de mi trabajo, de el cuando estábamos en casa, pero fuera de esta no era tan diferente. Derek no sabe que decir, no tiene que hacerlo.
— Espérame aquí — ordena.
Se levanta y sin más, se marcha, suelto un suspiro y decido no preocuparme por el, centro mi vista en el pacífico lago, sonrío al pensar en nuestra incapacidad de mantener cierta paz entre nosotros, necesitamos discutir, el lo empieza y yo lo continuo, o viceversa. Por unos minutos me permito dejar de pensar disfrutando de la cálida brisa, se siente bien unos minutos de soledad, me permito no pensar en nada más que en trabajo personal, es cierto que tengo una reunión el viernes pero también es cierto que puedo hacerlo a distancia, mi presencia no es imprescindible de momento.
De repente siento una importante cantidad de agua caer sobre mi, sobresaltada me levanto de un salto, estoy completamente empapada, tanto que hasta mi ropa interior se transparenta, lentamente levanto la vista de mi cuerpo mojado, la camarera de antes esta de pie frente a mi con una sonrisa triunfante, un cubo vacío descansa sobre sus pies enfundadas en unas Bans.
— ¡que pasa! Ahora que no está tu marido no te muestras tan valiente ¿eh?— se burla ajena a lo que está provocando.
Tomo una larga respiración en un vago intento de controlar mi lado más oscuro, pero la rubia no me da tregua, amenazante da un paso hacia adelante, eleva el puño y antes que le de tiempo siquiera a pestañear, entierro mis nudillos en su nariz operada, sus piernas pierden estabilidad y cae de culo contra el piso, se lleva ambas manos a la cara cortando la emorragia de su nariz, a estas alturas mis demonios más internos emergen sedientos de venganza, sin darle tregua a que se levante, me pongo a horcajadas sobre ella y empiezo a acestarle puñetazo tras puñetazo callando sus intentos de pedir ayuda, como buenamente puede se cubre la cara con los brazos pero me da igual, los puñetazos le llueven uno detrás de otro sin descaso, puntos rojos empiezan a manchar la blancura de mi vestido, su perfecto rostro ahora está irreconocible y se que pronto perderá la conciencia, pero antes de que eso suceda, haré que se acuerde de mi por el resto de su vida.
— que cojones!
De pronto alguien me coge de la cintura y de un fuerte tirón me aleja de mi víctima, me revuelvo nerviosa ante la osadía de aquel desconocido, tras reconocer esas manos que me sujetan con firmeza, mi cuerpo entero se relaja. Lucas, el hermano pequeño de Derek se acerca preocupado al cuerpo casi inconsciente de aquella morena.
— Se acabo el espectáculo— grita dirigiéndose a la personas que se niegan a dejar de grabar lo sucedido.
No me había percatado del público que había atraído con mi pérdida de la cordura, puedo jurar que mi padre no estaría orgulloso por el show montado.