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Traicionada por el CEO

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Paola después de tanto inténtarlo está embarazada. Desea darle la sorpresa a su esposo, pero la sorpresa se la lleva ella al encontrarlo en la cama con su mejor amiga.

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Capítulo 1
Paola Hoffman está casada con el CEO de la industria más grande de toda Europa, Rubén Mcheist. Ella y su esposo llevan años tratando de tener un hijo, pero las cosas se volvieron complicadas, sin embargo lo que deseaban se cumplió y es Paola quién le dará la mejor sorpresa de su vida, sin saber que también se llevaría una gran sorpresa por parte de Rubén. Paola tomó los papeles médicos y se dirigió al hotel donde su esposo se estaba hospedando por temas de trabajo. -Espero que no esté muy ocupado, sé que le encantará la noticia. - Pensó mientras apretaba los papeles nerviosamente. Al llegar al hotel ella ya era conocida, se acercó a la recepcionista. -Hola, soy la esposa del señor Mcheist, podrías darme una copia de su llave. - dijo con una sonrisa en su rostro. La recepcionista un tanto nerviosa agachó la mirada y después de teclear unos segundos levantó la mirada. -Llamaré al señor Mcheist, pues dejó un mensaje de que nadie lo molestara - dijo un tanto nerviosa. -Soy su esposa, además con la noticia que le tengo no se enojará. - Dijo Paola con semblante serio. La recepcionista asintió y le entregó la tarjeta de la habitación de hotel. Paola ya dentro del elevador su corazón comenzó a latir muy rápido, la emoción y la felicidad emanaba del rostro de la chica. Cuando el elevador se detiene, comienza a caminar hacia la habitación, solo el sonido de sus pasos envolvía todo el ambiente, tomó la tarjeta y la pasó sobre el sensor. Al interior se podía observar un gran desorden, lo que dejó aturdida a Paola, guardó los papeles del médico que describen los 3 meses de embarazo que tiene, y continúa con su camino. Ve ropa de su marido por el piso, un par de tacones rojos y un vestido que le va a juego, en ese momento todo le comienza a dar vueltas a Paola, sabe lo que eso significa, pero también quiere seguir teniendo un ápice de esperanza, tanto para ella como para su bebé. Los gemidos que ahogaban el lugar le provocaron arcadas, un escalofrío recorría su cuerpo, aún así siguió caminando hasta llegar a los pies de la cama. Ahí estaba su marido teniendo sexo con una mujer rubia, que estaba montada sobre él, moviendose meticulosamente lo que lo hacía gemir con fiereza, Paola con todo aquello quedó en shock, la tarjeta de la habitación cayó al suelo y un repentino mareo hizo que su cuerpo tambaleara y se apoyara en la pared, provocando un golpe que sacó de aquel asfixiante apareamiento, donde aquella rubia por fin mostró su rostro, pero no era un rostro desconocido, más bien era el rostro de la mejor amiga de Paola, con quién había crecido durante toda su vida, era casi como su hermana. Rubén asombrado se levanta de la cama, Christine, su amiga, se tapa el cuerpo con las sábanas. -Mi amor, no saques conclusiones tan pronto, no es lo que parece. - Dijo Rubén tratando de colocar sus manos sobre los hombros de Paola. -No me toques… ¡No me toques! - Gritó Paola con lágrimas en los ojos, empujó a Rubén y se dirigió a la puerta. -Espera… Mi amor- Se escuchó la voz de Rubén, pero ya era tarde, la única respuesta que pudo obtener fue el sonido de la puerta al cerrarse. Paola salió corriendo hasta el elevador, dentro de aquel ella lloró desgarradoramente, sabía que su esposo era un hombre deseado, pero también creía que él la amaba con todo su corazón y que jamás la podría traicionar, pero lo que más le dolía era que su mejor amiga es la que se encontraba fornicando con aquel hombre que ella le había entregado su vida, por el cuál ella renunció a todo, a su familia, a su ciudad, a todo. Las puertas del elevador se abrieron y el rostro de un hombre la asustó, ella era conocida en el hotel por ser la mujer del CEO, sin embargo, tenía muy claro que ellos también sabían de su engaño. Secó sus lágrimas y se mantuvo firme, el hombre subió y presionó el mismo botón que ella había presionado al subir, un silencio incómodo recorría las cuatros paredes. -Una joven y bella mujer no debería estar en un hotel llorando. - Dijo el hombre con una voz gruesa que estremeció a Paola y le extendió su mano con un pañuelo bordado con las iniciales W.T. -Le agradezco, pero no lo necesito. - Paola desvió la mirada, pero una fría y gran mano la tomó del brazo y le entregó el pañuelo. -No le pido nada más señorita, solo que cuando lleguemos al lobby no la vean en este estado tan deplorable. -Gracias señor… eh - respondió Paola con voz entrecortada, las lágrimas le habían vuelto a brotar, ya solo quedaban solo 10 pisos antes de llegar al lobby, trató de calmarse y secó sus lágrimas. -Tucker… William Tucker -Lamento las molestias - Pola hace la entrega del pañuelo. el Hombre la mira y sonríe, las puertas se abren y él hace el ademán de que ella baje primero. -Consérvelo, por si sus lágrimas necesita quién las seque. - Juntos se dirigieron a la puerta de entrada, a unos pocos pasos de la puerta Paola se detiene al escuchar su nombre. -Paola, espera por favor - Gritó Christine, quién corría a su encuentro. Paola, sin darse vuelta comenzó a hiperventilarse, William logró percatarse que algo no estaba bien, pero no quiso interferir y se quedó observando de lejos. -Paola, déjame explicarte yo… - Christine la miraba triste, pero era lo que realmente sentía, ella siempre tuvo celos de su amiga, siempre trató de opacarla, de hacerla sentir menos. -Christine, no es lugar para hablar de esto - Paola recorrió el lugar con la mirada, podía ver como todo el mundo les ponía la atención, no quería hacer aquello público y menos salir más lastimada. -Pero debes entender que te equivocas, no es como tu crees, de verdad amiga, yo jamás te haría algo así, pero también debes entenderme a mí, él me manipuló... -Christine… - Paola la interrumpió. -Él me dijo que si no me acostaba con él tú… Paola la abofeteó con todas sus fuerzas, no podía seguir escuchando aquellas sórdidas palabras carentes de credibilidad. -¡Qué mierda haces! - Rubén empujó a su mujer al suelo con una mano, mientras que con la otra abrazó a Christine. William quiso meterse en la situación, pero no quería incomodar a Paola, quién tirada en el suelo solo sostenía su estómago, fue en ese momento que William entendió la gravedad del asunto y se acercó a Paola para levantarla del suelo. -No deberías de levantarle la mano a una mujer. - William se puso a un costado de Paola. -No deberías meterte en nuestros asuntos, ella es mi mujer - Rubén le gritó furioso, le molestaba el hecho de que ese hombre estuviera tocando el hombro de su mujer. -¿Tu mujer? - William se acercó a Rubén - Entonces ella que es ¿tu zorra? Rubén, furioso, quiso golpear a William pero este le agarró el puño, deteniendo su ataque. William miró a su alrededor, todo el mundo los miraba, el famoso Rubén Mcheist líder de las empresas Mcheist estaba montando un espectáculo en el lobby de su hotel, el lujoso Hotel Tucker. -Será mejor que deje esto hasta aquí señor Mcheist, yo no me rebajaré a las propuestas suyas de montar un altercado aquí. Rubén avergonzado toma a Christine del brazo y se van al elevador, sin decirle ninguna palabra a Paola. William se voltea y la mira, está completamente pálida, una de sus manos sostiene su vientre, mientras que con la otra presiona su corazón. -Señorita Paola, ¿Se encuentra bien? - William se acerca lentamente y posa una de sus manos en los hombros de Paola, haciéndola sobresaltarse, ella levanta su rostro y desvanece en los brazos de William.

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