Capítulo 2: Conocerlo es lo que necesito
—No puedo creer que bebí sangre—susurré con ambas manos en mi cabeza.
—Al principio te sientes así pero ya te acostumbraras—pareció tranquila. Liliana era de igual estatura que yo, cabello rojo como las llamas despeinado por completo, ojos negros, labios no muy rosados, toda su ropa era negra, todo en ella era peligroso—Oye, nadie se muere por eso. Bueno, solo la persona de la cual estés bebiendo.
— ¿Podrías explicarme el procedimiento otra vez? —quería quedar bien clara en esto. Rodeo sus ojos negros con largas pestañas, se sentó frente a mí de nuevo.
—Al convertirte en vampiro duras días o semanas inconsciente—me miró fijamente—En ese tiempo tu cuerpo va cambiando por así decir, cuando comienzas a recobrar la conciencia debes alimentarte—sentí escalofríos, Liliana sonrió divertida—Te damos sangre para que vayas manejando tu cuerpo y puedas ir despertando por completo.
—La primera vez que desperté fue…una semana después de mi…—no supe cómo decirlo, pero ella asintió entendiéndome.
—Sí, es normal que no recuerdes nada—jugo con uno de los mechones de su cabello ondulándolo—Cada uno de nosotros…tiene una vida humana. O tenía, mejor dicho.
Sentí a mi corazón latir algo rápido, ese detalle Liliana no lo había dicho. Una pequeña sonrisa apareció en su rostro, pero era de compasión. Sus ojos negros brillaron.
— ¿Una vida pasada? —sentí un nudo en la garganta. Liliana apoyo la cabeza en su hombro mirándome dulcemente.
—Realmente no, porque tú sigues aquí siendo la misma de antes.
Fruncí el ceño, entonces…pude haber dejado familia, amigos, hermanos, o tal vez…esposo. Me levante negando con la cabeza. Esa sensación inquietante comenzó a crecer en mí.
— ¿Cómo saben mi nombre entonces? ¿Cómo me encontraron? —respire agitada.
—Hay una ley por así decirlo, aquel vampiro que te convierta, con mirarte a los ojos puede ver toda tu vida humana sin ningún detalle oculto—la mire aterrorizada pero fascinada—Seria como tu amo.
—Eso es terrible—susurre sin aire. Liliana subió su mirada fijándola en mí.
—Te vas a acostumbrar, a todos nos pasa lo mismo Alma…
—Quiero ver al chico que me convirtió—la interrumpí molestándome.
—No llega hasta mañana en la tarde—se levantó.
—Liliana por favor, quiero saber si deje a alguien—me acerque a ella tomándola de los codos—Algún pariente…
—Alma debes hablarlo con el—se soltó de mi para luego acariciar mi cabello—Entiendo tu preocupación, todos la hemos vivido, pero debes hablarlo con él, no conmigo.
— ¿Cómo se llama el hermano de Marie?
—No creo que le guste que…
—Dime el nombre—hable lentamente entre dientes.
—Alan, su nombre es Alan—ese color verde vino a mi mente—No le digas que te dije su nombre, es muy serio y la mayor parte del tiempo esta amargado.
Recordé ese tono sarcástico.
— ¿Por qué me convirtió entonces? —cerré mis manos fuertemente. Liliana las tomo intentando hacer que me calmara— ¿Por qué me eligió a mí de tantas chicas?
—Eso mismo se lo dirás a el—me sonrió algo triste—No te desesperes.
Sentí algo cálido tocar mi mejilla. Moví una mano sintiendo los rayos del sol, sonreí apenas mientras mis ojos se abrían.
— ¡Buenos días, Alma! —saludo una voz muy dulce. Fue la primera que escuche, casi la primera.
Gire mirando a una mujer no muy mayor. Ojos grises, cabello rojizo hasta los hombros completamente liso, piel morena, labios finos y una mirada de ternura.
—Buenos días—sonreí un poco.
—Claro, no me he presentado. Soy Carmen Pieterse—me devolvió la sonrisa. Me levante poco a poco fijándome que estaba en la sala. Anoche había quedado dormida de tanto que hable con Liliana. Hoy conocería a ese ser monstruoso que me convirtió en esto.
—Carmen, ¿A dónde fue Alain? —salió un muchacho de piel oscura. Era como ver la misma noche en persona.
—Creo que dijo algo de buscar a Sophie—hablo insegura—No debe estar muy lejos, apresúrate.
El chico desapareció en un abrir y cerrar de ojos. Me sorprendí, ¿Teníamos súper velocidad? Volví a ver a Carmen.
—Ese era Carlos—sonrió un poco—Anoche estuviste con Liliana, de seguro debes andar muy confusa y con miles de preguntas.
—Realmente sí. Pero al parecer debo esperar a mi supuesto “Amo”.
—Y créeme que Alan te las responderá todas. ¿Liliana te conto sobre él? —me levante quedando sentada. Carmen se acomodó a mi lado.
—No mucho, solo sé que era de carácter fuerte—la mire atenta.
—Pues sí, es el más serio de la casa—suspiro mirando todo—Pero te aseguro que su corazón es muy verdadero, solo tiene esa capa externa que aparenta ser duro y fuerte pero realmente no lo es tanto.
— ¿Por qué me escogió a mí?
—Su hermana se pregunta eso—palmeo mi pierna—Siempre que intento preguntarle…me esquiva la respuesta.
—Liliana me conto sobre ese “Don” que tienen de ver la vida humana…
—Nadie más ha visto la tuya, solo Alan sabe todo sobre ti—coloco un mechón detrás de mí oreja—Estará aquí a las una de la tarde. ¿Te apetece si te preparo un baño?
—Puedo hacerlo yo misma n…
—No te preocupes, no es molestia. Vivirás aquí y eres como una hija más para mí—sonrió guiñándome un ojo. Mire como se levantaba y me dejaba sola en la sala. Suspire, hoy vería a mí…amo.