Capitulo:El Encuentro Inquietante
El sol se derretía en tonos ámbar sobre el horizonte cuando Mariana avanzaba despreocupada por el sendero polvoriento.
Su mochila golpeaba suavemente su espalda a cada paso, y su cabello rubio, enredado por el viento, relucía como un halo dorado bajo la última luz del día.
Ese día había sido especial. Después de los sueños extraños, de las noches agitadas y de los susurros que los adultos creían que ella no escuchaba, la habían enviado a la escuela de la manada.
No solo para aprender, sino para distraerse. Para devolverle, aunque fuera por unas horas, la inocencia robada por los miedos.
A Mariana le encantaba ir a la escuela.
Le encantaba correr por los patios, aprender cosas nuevas, cuidar de los niños más pequeños y hablar… hablar mucho.
Siempre h
