10

3103 Words
La fiesta sorpresa estaba hecha. La hora de llegada de los invitados era a las 8pm, nosotros llegamos desde temprano para pedir los bocadillos, y preparar las bebidas. Había una mesa de dulces, Judas creía que era demasiado infantil y que Dante la odiaría, pero creía que era necesario para un cumpleaños. ¿Quién no ama las mesas de dulces o postres? Los colores eran rojos y azul con un toque de n***o. Me gustaba. Se veía masculino. En la terraza estaban globos y algunas cortinas del mismo color de la mesa de dulces. Catalina, estaba en su habitación terminando de arreglarse, Judas y yo estábamos en la terraza tomando nuestro primer coctel. Era refrescante, la vista de la playa, el aire soplando en nuestro rostro, y estaba con mi mejor amigo. —Podría quedarme a vivir aquí, para siempre. —Yo también. ¿Compramos una casa en la playa en el futuro? —la pregunta de Judas me toma desprevenida. —¿Quieres vivir conmigo? Asiente. —Realmente lo pensé antes, pero no había tenido ocasión de planteártelo. Y creo que el momento es correcto. —La verdad que no había pensado, ni que haré de mi futuro. Pero me gusta la idea, vivir juntos. —sonrío. —¿Después de la Universidad? —¿Por qué no estando en ella? Ya sabes rentamos un departamento cerca de la universidad a la que vayamos. —Aún no sé a qué universidad iré, Judas. Sabes que estoy ahorrando para lograrlo, y no es como si me fuera a ir a Nueva York o Boston. Tú puedes decidir a donde ir, nada te lo impide. —No seas así. Podría cambiar mis planes para quedarme contigo. —sacudo la cabeza. —Nunca dejaré que hagas eso. No quiero que cambies tus sueños, solo por estar conmigo, me odiaras en el futuro por ello. —Nunca. Te amo. —Lo sé. Y por eso, quiero que vayas a donde realmente quisiste ir toda tu vida, no ir a un lugar solo porque está allí la persona que quieres. Nunca dejes tus sueños, por ir a alcanzar el de los demás. Jamás. Sus brazos me envuelven en un reconfortante, te quiero. Mis ojos están cristalizados, es un tonto. Al cual amo y no dejaré que deje sus metas y sueños, por mí.  —¿Qué es todo ese romanticismo? Se me están poniendo muy entusiastas ahora mismo. —la voz de Catalina hace que nos separe. Su brazo derecho esta sobre mi cintura, y bebe de su coctel con la izquierda. El cabello de Judas está alborotado, y eso lo hace ver sexy. —Solo cosas de vosotros. —Espeta Judas. Catalina lleva un vestido largo floreado con una abertura en la pierna, y es de tirantes. Su cabello se encuentra en ondas cayendo sobre sus hombros y en su cuello cae un collar de caracoles. Lindo. —¿Ustedes van a cambiarse? Judas lleva puesto unos pantalones de lino blanco con camisa del mismo color, y sobre este un kimono floreado, mostrando el chico más chic en la playa de esta noche. Calza unas sandalias de cuero café, y unas gafas de sol con su cabello rebelde. Me miro a mí misma, llevo un vestido corto floreado, con una chaqueta de mezclilla. Algo sencillo y que me hace sentir cómoda. —No —decimos al unísono, Judas y yo. Nos miramos y reímos. —Estamos bien.   Los invitados empiezan a llegar, Matías traerá a Dante en unas horas. La casa en la playa quedaba retirada de España. A mamá le había dicho que me quedaría en casa con Judas, para estudiar para nuestro examen. Teníamos dos días libres de la escuela para hacerlo. Esperaba el fin de semana me dé tiempo de estudiar, porque si no esta fiesta me costará muy caro. —¿En qué estáis pensando chiquilla? —los brazos de Judas estaban sobre mí. —En que espero estudiar los suficiente el fin de semana, para los exámenes de la próxima semana. —Eres inteligente, podrás con ello. —Eso esperemos. —La casa está algo llena. Catalina se encargó de invitar a algunos conocidos. La verdad que no veía a casi nadie con quien cruzara palabra en el instituto. Tomo otro coctel y lo llevo a mis labios. —¿Quieres bailar conmigo? Hay música bachata en la pista, a Judas se le da muy bien mover las caderas al son. Nuestros cuerpos se juntan, y comienzan a rozarse. La química que hay entre nosotros es palpitante. Después de unos minutos bailando, Catalina nos dice que Dante ha llegado, tenemos que escondernos y sorprenderlo. Todos corremos a escondernos. Hay pisadas en las escaleras de la entrada, escucho la voz de Dante desconcertada, y después gritamos ¡Feliz cumpleaños! Las luces se encienden. El rostro de Dantes es único, nunca lo había visto sorprendido y asustado al mismo tiempo. —¿Qué está sucediendo aquí? —Catalina va a su encuentro y lo abraza. —Feliz cumpleaños, tonto. Es una fiesta sorpresa para ti. —Me mira —Natalia y Judas me ayudaron a organizarlo para ti. Sus ojos oscuros se encuentran con los míos. Siento mi pecho agitarse. No me sonríe, no hace ningún gesto de que le haya hecho bien sobre ese dato. Está neutro. Vuelve con la hermana y le abraza, está sonriendo. —Gracias, hermosa. —vienen directo a la mesa de dulces, allí yace un pastel para él. Su hermana va directo al pastel y enciende las velas, hace que las sople. La mano de Judas va a mi cintura y me acerca a él. Sus labios están en mis oídos. —Sé que él está provocando algo en ti, desde hace tiempo. Estas muy agitada. No me atrevo a mirarle, estoy decepcionada de mí misma. Miro a Dante, nuestros ojos se encuentran y los suyos van a donde yace la mano de Judas, tuerce la boca como si le disgustara que las manos de mi mejor amigo estén encima de mí. Su mirada se vuelve a posicionar con su hermana cuando esta le dice que sople las velas, y él lo hace. Todos aplaudimos. La música es puesta y todos se olvidan del pastel. La verdadera fiesta comienza. Judas va por otro mojito para nosotros. Yo me adentro a la casa para subir al baño. En mi camino a las escaleras encuentro a Dante. Nos quedamos mirándonos por largos segundos que hacen que mi respiración se altere, mis pies no me sostendrán por más tiempo. —¿Qué estás haciendo? —su pregunta viene tosca y plana. Se por sus expresiones que está molesto. —¿Perdón? —¿Por qué ayudaste a mi hermana a organizar esto? —sus manos se abren y extienden, haciendo mella en el lugar.  —No pedí una fiesta sorpresa. No celebro mis cumpleaños. Catalina lo sabe muy bien. Ahora su voz se ha tornado más oscura, si es que puede sentirse eso. Pero realmente su aura provoca una tensión entre ambos que me hace sentir nerviosa y mal. —No sabía nada sobre eso. Ella solo me pidió ayuda. No creí que fuera a molestarte. —Si, lo hace. —se acerca, tanto que nuestros rostros pueden besarse ¿beso? ¿es enserio? ¿estoy pensando justo ahora sobre un beso con él? Debo estar majareta para ello. El chico parece que me odia, y yo pensando en un beso con él. —Estoy demasiado molesto como para decirte…—se calla. Cierra sus ojos y suspira. —Olvídalo. —Pasa junto a mi rozándome el brazo. Ese mero toque físico hace que me dé escalofríos y mis piernas se vuelvan gelatinas. ¿Qué rayos acaba de pasar? Demonios, estoy jodida si el contacto físico con Dante me deja en este estado. Jodida. Totalmente. Trato de controlar mi temperamento y camino al baño, que era el lugar a donde iba antes de toparme a este perro rabioso. Cuando regreso a la fiesta, Judas me entrega un mojito. —¿Por qué has tardado tanto? —Me he encontrado a Dante en el camino y ha discutido conmigo. Se enojó porque ayudé a su hermana a organizarle la fiesta. Rueda los ojos. —Gilipollas. No agradece nada. —Dice que no le gusta celebrar su cumpleaños. Su hermana lo sabía. —Catalina, solo quería hacerle cambiar de idea. Me ha contado un poco sobre él cuando te has ido al baño. Se acercó a mí. Dice que su hermano probablemente se iba a enojar, pero que lo iba hacer de todas formas. Quería que él cambiara esa parte suya. La de chico duro, que odia celebrar su cumpleaños. Solo porque le trae malos recuerdos. —¿Qué recuerdos podría traerle la fecha de su cumpleaños? Se encoge de hombros. —No me lo dijo. Ahora estoy más que curiosa por saber sobre Dante. Es un enigma que pide a gritos ser resuelto por mí, pero que en el fondo sé que podría traerme desgracias. Fuimos a la pista para seguir bailando y bebiendo. La estábamos pasando bien, hasta que vi a Catalina salir con dirección al mar, parecía verse muy mal. Le dije a Judas que iba a caminar un poco. Catalina caminaba rápido, la perdí en la oscuridad. Pero llegué a encontrarla un poco lejos de la casa de la fiesta. El problema era que no estaba sola, Dante estaba allí y estaban discutiendo. Me oculté detrás de una palapa pequeña que tenía unas tablas de surf. Escondite perfecto, o eso creía. —¿Por qué siempre eres así? No dejas que me acerque a ti, soy tu hermana. Quiero verte feliz, solo quería ayudar. —No ayudaste en nada, maldita sea. Siempre te lo he dicho, pero cada año cometes la misma estupidez de siempre. Tratando de celebrarlo ¿y como termina? Sabes muy bien la respuesta, pero te empeñas en joderme la vida más de lo que ya la tengo. —Dante, sabes que no es mi intención hacerte daño. Eres mi hermano, te amo. Pero solo quiero que olvides el pasado, no te está dejando avanzar en nada, míranos aquí. Lejos de casa, lejos de nuestra familia. —Llamas a esos señores, ¿padres? ¿es enserio? Ellos nos enviaron aquí, para deshacerse de nosotros ¿aun no lo entiendes? Nuestros padres no nos quieren. Así que deja de hacerte ideas tontas en la cabeza, que harán por jodernos más la vida, piba. Catalina se quedó llorando en la arena, mientras su hermano la dejaba sola, hecha un desastre. Mis ojos se cristalizaron por ella, no sabía que había sufrido antes con su hermano, pero debía ser algo que realmente hiciera a Dante odiar su cumpleaños. Me quedé en silencio, hasta que ella se fue. En mi caso, decidí caminar un poco más en la playa, el aire frio era reconfortante y escuchar el sonido de las olas golpearse lo hacía más atractivo. Por algo, la playa era uno de los lugares que me traía paz. Al igual que los hermanos Vélez, yo también estaba jodida. No tenía un pasado el cual me hiciera sentir orgullosa. Había perdido a un ser querido, cicatrices que jamás desaparecerían, y heridas aun verdes esperando en curarse, pero mis recuerdos no las dejaban. Cerré los ojos y lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas. El dolor punzante estaba ahí, queriendo salir, pero no se lo permití. No podría regresar a la fiesta con los ojos hinchados. Judas se daría cuenta de inmediato. Mis brazos me rodearon el cuerpo con el frío calando mis huesos. —Papá, perdón. Por todo. Imágenes de cómo fueron ocasionadas las cicatrices volvieron a mí, el real motivo de ellas. El correo recibido hace algunos días. Todo golpea con fuerza mi mente, es entonces que me derrumbo, caigo en la arena y dejo que todas las lágrimas se las lleve el mar. En ese momento quisiera que el mar me llevara con las olas. El dolor es insoportable. No sé lo que estoy haciendo hasta que me veo caminando dentro del agua, ¿estoy segura? ¿el dolor se detendrá? El agua fría, llega a mis rodillas y con cada paso sigue subiendo hasta mojar mi vestido, la oscuridad me invade y cuando estoy por dar el paso que hará que esto pare. Unas manos están sobre mí. —¿Qué mierda estás haciendo? —la voz de Dante es tan fuerte que se hace oír por sobre las olas. Mi cabeza se gira para verle. No puedo ver bien su rostro por la oscuridad, pero por algunos gestos noto que está cabreado. —Nada. —Suelto con voz plana. Me arrastra fuera del agua. y hasta tenerme en la arena, puedo ver que está más que cabreado. Parece el mismísimo demonio fuera del infierno. —¿Pensabas suicidarte? Sacudo la cabeza. —¡No! Para nada —suelto rápido y asustada. —Solo estaba tratando de refrescarme un poco, pero el agua avanzó demasiado rápido. Suelta una risita burlona. —¿Me crees idiota? —No. —Sé lo que intentabas hacer, bendito sea el momento en que te encontré y pude detenerte de cometer una estupidez. —Dante, creo que estas equivocado. Estas pensando cosas que no pasaron realmente. Sacude la cabeza y tuerce la boca. —Como sea, no quiero que vuelvas a intentar hacer algo así. —¿Quién eres para darme ordenes? —Te acabo de salvar la vida. —No me salvaste, porque no iba a suicidarme. —Trata de creer esa misma mentira, hasta que te des cuenta de la verdad. Empieza a caminar hacia la casa, y lo sigo. No puedo llegar sola y mojada, algo me inventaré para Judas. Hace frío y con la ropa mojada en mi cuerpo, comienzo a sonar mis dientes, como cuando estas congelándote. Dante se detiene y me mira. —Maldita sea. —Se quita la chamarra que se carga y me la da. —No la quiero. —No te pregunté. Úsala. Estas muriendo de frío, y no quiero llegar con un cuerpo congelado a la casa, así que póntela. Empezaba a odiarlo enserio, creía que esos sentimientos revoltosos en mi estomago eran simplemente lombrices. —No la usaré. Sigue sosteniendo la chamarra para mí, pero lo ignoro y paso a su lado hacia la casa. Escucho sus pisadas venir tras de mí y algo pesado cae sobre mis hombros, me ha puesto la chamarra a fuerza. —Trata de aceptar la ayuda que te brindan, eso no significa debilidad. Al contrario, eso habla de ser fuerte y saber en qué momento tener que aceptarla. Cuando llegamos a la casa, Judas, Matías y Catalina vinieron a nosotros, —¿Qué les ha pasado? ¿Por qué vienes mojada Nat? —Estábamos merodeando en la playa, entonces por accidente la tiré cerca de las olas y terminó así. —mi voz no salía. No sabía que decir con respecto a lo que Dante acaba de inventar para salvarme. ¿eso significaba que estaba en deuda con él? ¿Y qué haría con esta información? *** Desperté en una cama junto a Catalina. Mi ropa estaba puesta, mi cabeza iba a explotar y no tenía a quien culpar. Traté de sentarme lentamente en la cama para no hacer que rodara mi cabeza. Odiaba la resaca. ¿Qué había pasado? Me levanté de la cama y fui al baño. Me di una ducha para que mi cabeza tratara de concentrarse mejor en lo que había pasado la noche anterior. Unas imágenes llegaron a mi mente donde yo estaba bailando y tomando, hasta haciendo karaoke. No puedo creer que haya hecho todo eso. ¡Santa virgen de los aliens! Bajo a la cocina por un vaso con leche, y bebo hasta saciarme, lo bueno fue que hicimos las compras antes de la fiesta porque sabíamos que íbamos a quedarnos una noche a dormir aquí, e íbamos a necesitar comida. Encuentro en el camino algunos invitados en las escaleras durmiendo, en el sofá, piso, hasta en la terraza ¿Qué ha pasado aquí? ¿recreación de proyecto X? pues casi era una simulación. —¿Queda leche o te la has acabado? —la voz de Dante hace que me sobresalte y caiga la caja de leche al suelo. —Creo que ahí va mi ración de leche. —chasquea. ¿Qué diablos? —¿De dónde has salido? —Es mi casa, puedo salir por donde quiera. —Ruedo los ojos. —Al menos hay jugo. —Saca una caja de jugo de naranja. —Esto saciará mi sed. Odio la resaca. Ya somos dos. —¿Qué ha pasado anoche? —necesito saber cómo rayos llegué a la cama con Catalina. —¿No te acuerdas de nada? —sacudo la cabeza. —Si me acordara de algo, te aseguro que no estuviera ahora preguntándote, —idiota. Entrecierro los ojos. —En fin, solo quiero saber que tomé y fui directo a la cama sin hacer un show ¿verdad? Se le sale una risa burlona. —¿A qué viene esto? —Nada. —Dante. Hablo enserio ¿Qué hice anoche? —Solo bebiste e hiciste unas cosas que cualquiera hubiera hecho si tuviera el valor que tienes. —¿Qué cosas? Deja escapar un suspiro. —Cantaste karaoke. Y bailaste una canción demasiado sexy. —¿Qué? No hablas enserio. Se encoge de hombros. —No tengo por qué mentirte. Bebe de su jugo. —No creo que yo haya bailado algo anoche. —Pregúntale a los demás o mira el vídeo. Creo que algunos lo grabaron. —¿Qué? Estoy jodida. Si ellos grabaron, estoy realmente perdida. ¿y si lo suben a la red? ¿si lo publican en la página del instituto? —¿Qué más hice? —Mejor pregúntame, ¿que no hiciste? Hay burla en su voz. Sé que él sabe algo que no recuerdo ¿tan mal fue? ¿enserio hice algo de lo que voy arrepentirme? Cierro los ojos y trato de recordar algo, pero no hay nada solo risas, bailes y alcohol. El golpeteo de unos dedos en mi frente me hace abrir los ojos. —Tontita. No lograras recordar nada así. Ruedo los ojos. —Pues si tu me dijeras, creo que no estaría intentando recordarlo. Se encoge de hombros. —Solo puedo decirte, que realmente lo disfruté anoche. Me hace un guiño y se va. Mierda. Mis pensamientos van en marcha a todo lo que va. No puede ser. Acabo de recordar.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD