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4073 Words
Judas llega con una noticia que está arrasando a todo el instituto, recientemente se ha abierto una página en f******k para dispersar los chismes de aquí. —No vas a creer lo que acaban de subir, —tiene su celular enfrente de mi cara, a una distancia considerable para que pueda leer. Es una publicación que reza. [Podréis ir a darse por culo, pero esta infidelidad no podéis perdonarla para nada. Este chulo, para esa mona] Había fotos. Se trataba del profesor de matemáticas, su novia quien era la secretaria del subdirector, estaba bajándose de una camioneta que pertenecía a este, y si fuera poco. También había fotos donde ambos se veían muy cariñosos tocándose. —¿Quién ha hecho esto? ¿de dónde lo has sacado? —Hace unos días abrieron una página para chismes del instituto, pero publicaban cosas muy peculiares, me imagino que darle más publicidad a su página han decidió ir por los maestros. Chismes jugosos, y no acaba allí, nena. Esto se pone más interesante, subieron una publicación ayer de Harry haciéndolo en el baño de hombres. Es una bomba, todo el instituto está siguiendo a la página y hasta los que no pertenecen a él. Se ha hecho viral. ¿Cuándo había pasado todo esto? No era de imaginarse, que ahora teníamos una página de chismes para todo el instituto. Pienso en mi profesor, debe ser cruel enterarse así, de que lo engañan y mucho más cuando todo el instituto lo sabe. Al día siguiente, su clase está en silencio. Cuando entra todos guardamos la respiración. Conecto miradas con él y le doy una de pena. Él retira su mirada, sabe que todos sabemos sobre la infidelidad de su novia. Dejo escapar un suspiro. Creo que esto apenas empieza y lo que se viene serán muchas relaciones siendo expuestas. *** En mi trabajo de cajera, me he acostumbrado a lidiar con todo tipo de personas, encuentras de malhumoradas, hasta psicópatas. En el tiempo que llevo allí, han muerto tres personas, compraban consecutivamente. Don Toño, que era el contador que vivía a unas cuadras de la tienda, venía a platicar conmigo cada vez que compraba. Decía que en su vida había tenido solo tres novias; la primera era su primer amor, la segunda, fue quien lo hizo superar el primer amor y la tercera sin duda fue su esposa. Que es la etapa de todo ser humano que debe tener. Su esposa había muerto y con ello su corazón se marchitó. Vivía solo porque veía de vez en cuando a sus nietos, me decía que quería emparentar a uno conmigo. Me reí en ese entonces. Cuando recibí la noticia de su fallecimiento, todo el día me hizo sentir triste, era un señor que me había alegrado los días cada vez que venía. Me compraba una paleta de hielo, para agradecer que lo escuchaba, siempre le dije que no era necesario, pero insistía, así que lo dejé hacerlo. Las otras muertes, corresponden a la Sra. Marian & Sr. Agustín. Ambos casados, tenían una hija que dejaron sola. Primero mataron al Sr. Agustín, le dispararon en la cabeza cuando iba a comprar a la tienda, eso fue temprano. Lo supe hasta en la tarde cuando entré a mi turno. Me sorprendió, era alguien con el que solía hablar igual, me contaba chistes. Era una familia de bajo recursos, y los chismes que rondaban decían que él y su esposa vendían m*******a, que por eso lo mataron. Después fue su esposa, un año después murió de cáncer en el pulmón, ella fumaba mucho. Me entristeció su partida. Es doloroso, conocer a personas y perderlas en poco tiempo. Me he llegado a encariñar con algunos clientes que frecuentan en mi trabajo. Está el viejito jubilado que viene a comprar cada quincena, por cervezas y helado, cada vez que su amigo lo visita. Don Carlo el jubilado y Don Marcelo el amigo. Don Carlo me dijo una vez que cuando quisiera podría ir a su casa a jugar ajedrez con sus amigos. —No sé jugar ajedrez —dije en ese momento, —además salgo tarde del trabajo. —Bueno la oferta está en pie. Puedes venir cuando gustes, —ambos eran buenas personas conmigo. Me recordaban al abuelo que nunca tuve. Ya me imaginaba jugando con ellos en las tardes, mientras bebíamos nuestra ginebra. Esperaba que algún día pudiera visitarles, eran dos veteranos que querían solo vivir de lo que ya habían trabajado, ambos fueron soldados en guerra y sobrevivieron para contarlo. Judas me envía un mensaje en la tarde. ¿Qué haces en la noche después del trabajo? Descansar. No seas aburrida. Vamos por unas cervezas al nuevo bar que abrieron. Es fin de semana, mañana trabajo. Pero en la tarde. Me voy a desvelar y estaré cansada mañana. No seas una aguafiestas, ostias. Te odio. ¿eso es un sí? Pasa por mí en una hora. Apenas saldré del trabajo. Cuando llego a casa, mamá está durmiendo. No quiero despertarla, y no pienso decirle que saldré, porque me dirá que no. Maldigo para mis adentros a Judas, siempre logra sacar lo peor de mí. Me doy un baño y cambio a una minifalda roja con blusa de tul negra, tiene estrellitas. Uso unas maxi-botas de cuero color rojas, se ven fabulosas con el conjunto. Tomo mi bolso y salgo por la puerta a hurtadillas. Judas está esperando en su auto con una sonrisa. —Te odio. Siempre logras convencerme. —Descuida cariño, te traeré temprano. Mañana estarás como nueva, con un energizante. —Eso espero. Solo unas cervezas y a casa. —Te amo. —Yo más. El nuevo bar estaba repleto de personas, no había un guardia que permitiera el paso, me imagino que era la primera noche en funcionamiento, querían atraer a más. Como era de esperar, Judas me conduce a la barra y nos pide dos cervezas claras. —¿No hay nada nuevo que contar de tu trabajo? Judas conoce todo de mí, le cuento sobre mis clientes, los chicos monos que llegan, todo. —Hoy llegó un chico muy mono con su padre. El señor me ha comprado unos cigarrillos y platico conmigo a cerca de su hijo. Estuvo coqueteando, diciéndome que sus tarjetas serán mías, y además me guiñó el ojo —me eché a reír. —el hijo está buenísimo, no te lo puedo negar. Trabaja en un banco, así que todos los fines de semana pasa por cerveza y los trajes le quedan de maravilla. Que Azael me perdone, pero no puedo negar su belleza. —¿Por qué le eres tan fiel a Azael? Él ni siquiera habla contigo fuera de la tienda, deberías aprovechar a otros buenazos. —Es un amor no correspondido, pero estoy tan ensimismada con él que no puedo ver a nadie más. —Esas son tonterías. Mira a tu alrededor, tanta belleza y tu embobada por un tonto que no te corresponde. Observé a los alrededores, tenía razón. Había chicos demasiados bellos aquí, no podía esperar menos, era una zona metropolitana con clase. —Vamos a la pista, necesito que muevas ese culito para mí. —reí a carcajadas mientras me arrastraba a la zona de baile. A Judas se le daba bailar música electrónica, a mí no tanto. Hice todo el intento por ajustarme a sus pasos, estaba sedienta y cansada. Lo dejé en la pista porque hizo clic con un chico que estaba justo al lado. Pedí otra cerveza en la barra. —Nunca creí encontrarte en estos lugares, no pareces ser de las chicas fiesteras —a mi lado había un chico alto, con gafas y una sonrisa sexy. Por todas las vírgenes, ¿lo acabo de invocar? Azael estaba hablando conmigo esta noche. —¿Qué haces aquí? —estoy sorprendida por su aparición. —Solo vine a ver que tal estaba el nuevo bar de la zona, ¿y tú? —Judas me arrastró aquí —señalé a mi amigo bailando muy junto al otro chico. Eso debería clasificarse como películas para adultos. —Ya sabes, le gusta frecuentar nuevos lugares, y no quería venir solo. —Entiendo. —hace una pausa —¿quieres otra cerveza? He estado viendo que solo has bebido eso desde que llegaste. —cierra los ojos y hace una mueca. —¿Me has estado viendo toda la noche? —no puedo ocultar mi asombro. —No quise decir eso, mas bien. Vi que tenías cerveza en tu vaso, así que me imaginé que desde que llegaste haz estado bebiendo ello. Trata de componer las palabras, pero ha cometido un error, ¿es enserio? ¿Azael me ha estado viendo toda la noche? ¿Qué significa eso? —Entiendo. —Solo olvida lo que dije. —Olvidado. Sonríe. Amo su sonrisa. Es una baja bragas instantáneas. —Entonces ¿quieres otra cerveza? —asiento, porque no encuentro las palabras para responder. Su belleza me tiene idiotizada. Pide la primera ronda. Porque sé con certeza que no será la última, me conozco bien. —Cuéntame ¿Qué oscuros secretos ocultas? —hace la pregunta como si no fuera nada, pero mi cuerpo se enfría. Tomo de mi cerveza, ve el cambio en mí y suelta una risita nerviosa. —Ok. No es para tomarlo enserio, solo bromeaba. ¿Mataste a alguien? —¡No! —suelto demasiado rápido. —No, claro que no. Nunca he matado a nadie, ni lo haría. Ríe a carcajadas. —Solo bromeaba, ¿no tienes sentido del humor? Eres muy seria, Nat. Sonrío nerviosa. —Lo siento. —No te disculpes. Comencemos de nuevo, ¿Qué haces en tus tiempos libres? Aunque llego a la tienda donde trabajas, no conversamos mucho, y perdón si no te hablo en el instituto, pero siempre te veo con el chico que está en la pista ¿es tu novio? —mira a Judas y le da un trago a su cerveza. Empiezo a reír fuertemente ¿por qué todos piensan que Judas es mi novio? El chico es mono y está como a un tren, pero lamentablemente para mi suerte, no le gusto, ni cualquier mujer en el mundo lo haría cambiar de parecer. —¿Sucede algo? —¿Es enserio? ¿No me hablaste todo este tiempo porque pensaste que Judas era mi novio? Asiente. Vuelvo a reír. No puedo creer que el chico que me gusta se ha alejado de mí, por culpa de mi mejor amigo. No era la primera vez que confunden a Judas como mi novio, tenemos una buena relación y nos tratamos como tal, y es que no ayuda el hecho de que no se le nota para nada el que es gay. Tiene una belleza masculina tan vil, que a cualquier persona haría dudar sobre si mismos. Amo a mi mejor amigo. —¿No es tu novio? Sacudo la cabeza. Y bebo de mi vaso terminando mi cerveza, él pide otra ronda. —Claro que no, ¿No te has dado cuenta? A Judas no le gustan las chicas. Vuelve a mirar a la pista, donde mi mejor amigo está restregándose contra el chico en sus partes. Ay por dios. —Oh ya entiendo —sonríe nerviosamente y bebé de un trago su cerveza. —Todo este tiempo pensé que él era tu novio, había escuchado rumores sobre su sexualidad, pero no sabía si era bisexual o algo parecido, ya que ustedes se llevaban muy bien. —Judas, es el único chico en el que puedo confiar. Nos llevamos muy bien, debido a que cada uno conoce bien su vida. No eres el primero que confunde nuestra relación con algo más. —Lo siento. —No te disculpes, era algo obvio. No podemos evitarlo. —Envidio su relación. —¿Disculpa? —Una relación como la de ustedes, no cualquiera la tiene. —Lo sé. Por eso, no ocultamos nada. —La base de una buena relación, es la confianza. —He hablado mucho de mí, ahora cuéntame de ti. —¿Qué quieres saber? —Todo —lo dije tan descaradamente que él se río. Íbamos por nuestra tercera ronda de cervezas. —Ya sabes donde estudio, quienes son mis padres y mi hermano pequeño. ¿Qué más? —¿Lo que más te gusta? —Los videojuegos, y los misterios sin resolver, todos esos crímenes de asesinos seriales. Que interesante. —Ya sé, soy raro. —No. A mi igual me atraen sobre los casos de asesinos seriales, en mi anterior instituto me decían rara por ello, pero creo que no es algo de lo cual avergonzarse, solo nos gusta investigar por qué esos asesinos tomaron esas decisiones. Ya sabes, llegar al meollo del asunto. —Lo sé, pero no todos piensan como nosotros. —Entiendo, ¿Otro dato sobre ti? —Me gusta viajar, y tomar fotos. —¿Enserio? Igual a mí, tomo fotos en mis ratos libres, voy a lugares un poco lejos de la zona y tomo algunas fotografías geniales. Por el momento no he podido viajar, pero estoy ahorrando para ello. —Que interesante, tenemos mucho en común. En algún momento deberíamos ir a tomar fotos juntos. —Eso me gustaría. Pide otra ronda de cerveza, para entonces me siento más relajada, la conversación fluye muy bien. Hasta que mi mejor amigo aparece. —Hola, linduras. —está sudado con la camisa desabrochada, eso solo significa una cosa. El tío se ha liado con un chico en el baño. Esa sonrisa en su rostro me lo dice todo, me guiña cuando alzo una ceja hacia su atuendo. —Veo que están pasándola de maravilla ¿verdad? Pide una ronda más y todos bebemos. —Deberías invitarla a bailar, Aza —sonríe. Y es así como Azael me invita a bailar a la pista. Sus manos tocan mi cintura repetidamente y eso me hace estar pisando el cielo, su toque me cohíbe y su aroma a varón me hace repetidamente morder mis labios. Estoy aguantando mis ganas de besarlo aquí y ahora, el alcohol que recorre mis venas me ha hecho más atrevida. Sus caderas se menean con cada ritmo a haciendo que mi cuerpo lo siga en los movimientos, nuestros cuerpos se rozan y compartimos el mismo aliento a centímetros de sus labios. Necesito de él, no sé si es por el alcohol que he ingerido, que me da valor de tomar su rostro y besarlo, muerdo mientras lo hago. Su cuerpo reacciona a mi toque y sus manos están sobre mis caderas acercándome a él y queriendo más de mí, intensifico el beso más profundo. Sus labios son suaves y ricos. Oh mi dios, quiero follarlo ahora. ¡Natalia! Por todas las vírgenes, necesito refrescarme. Me alejo de él sorprendida por mi arrebato, y lo miro. Sus ojos están oscuros por su lujuria. Me alejo de allí y voy por Judas. Necesito largarme de aquí, o algo malo va a suceder. Le cuento todo a judas cuando estamos en el auto. Grita de la emoción. —Debiste llevarlo a un hotel y cogerlo. —No. —rueda los ojos. —Aunque lo pensé. —sonríe descaramente. —Pronto. —Sácame de aquí. Antes de que venga. Cuando estoy en el trabajo, tengo sueño y trato de no dormirme. Cuando estoy cerrando mis ojos un ruido sordo me sorprende, es una bebida energética puesta en la caja. Miro a la persona que lo ha traído, es Azael. Mis mejillas se ruborizan. No puedo creerlo, trágame tierra. Todo lo que hice anoche fue culpa del alcohol. —Hola. —Hola, ¿es todo lo que llevaras? —respondo seca y seria. Es la forma que actúo cuando alguien me gusta mucho, tratando de esconder mis sentimientos, pero no creo que pueda hacerlo por más tiempo después del beso que le di en la pista anoche. —Si. —Son 2 euros. —me paga y lo registro. No quiero mirarlo a los ojos. Veo la bebida en la repisa. —¿No te la llevaras? Él se detiene en la puerta. —Es para ti. Y se va. Mi corazón da un vuelco. Acaba de comprar una bebida para mí, y eso me derrite el corazón. Mi crush, al que besé anoche, me acaba de dejar una bebida energizante, porque sabe que estoy desvelada. Se preocupa por mí, es lo primero que pienso, pero lo alejo cuando aparece. No puedo contener mi felicidad, así que le marco a mi mejor amigo. —¿Es enserio lo que me cuentas? —¡Si! Se me derritió el corazón. —Debe a ver funcionado el beso de anoche. —No pude mirarlo a la cara de la vergüenza. —Deja tu mojigatez. Es hora de que lo atrapes. Es tu crush, es el turno de que triunfes como toda mujer de una vez por todas. —¡Judas! —Es verdad, amiga. —Ve por él y cógetelo. Se que le traes ganas. —He soñado con esto todo el tiempo, no puedo creer que mis sueños estén siendo reales ahora. ¡Besé a Azael! Creo que es el inicio de algo mágico por venir. —Ya lo creo ¿Paso por ti en la noche? Necesito embriagarme, el tipo con el que cogí anoche fue de asco, quiero buscar su reemplazo. —¿Recuerdas que día es mañana? —Mierda. Esta vez te salva, pero irás conmigo a embriagarte cuando vengas a quedarte esta semana. —Lo sé, cariño. Yo igual necesito alcohol. *** Judas me dice que tenga paciencia, y que no sea la primera en hablarle, porque va parecer como si estuviera obsesionada por tener su atención y eso a los chicos no les gusta. —Te ves diferente, —la voz de Dante me hace saltar en mi silla, estaba tan concentrada en mis pensamientos con Azael que no visualicé a Dante a mis espaldas, en el salón solo había unos cuantos en el receso de comida. Le dije a Judas que no iría a comer esta vez a la cafetería porque tenía que estudiar para el examen de la próxima clase, ya que anoche no lo hice porque estaba demasiado cansada. —¿Diferente? ¿Cómo? Se encoge de hombros. —Hay un brillo en tus ojos, es como si estuvieras enamorada. ¿Lo estás? Arqueo una ceja. —No, pero eso no debería importarte a ti. —se aclara la garganta. Y sus hombros los endereza. —No estoy interesado, solo quería. Bueno, no importa. No tenía nada que hacer, así que vine a molestar. —¿El sr. Dante no está ocupado? Que milagro, por lo que sé, tienes una agenda demasiada saturada como para hablar conmigo. No sé por qué me sentía tan a la defensiva. Estaba quitándome el tiempo al hablar con él, en lugar de estar estudiando. —¿Qué sucede contigo? Que piba tan rara. Se va, dejándome con la palabra en la boca. Intento concentrarme el resto del tiempo que me queda del receso para estudiar, espero no reprobar. Si lo hago, culparé a Dante. Los siguientes días todo se vuelve un caos, Azael me da miradas en la cafetería, pero no se acerca a mí. Eso me duele. Dante me da miradas furtivas, como si me odiara, y eso me saca de quicio ¿Qué le hice? —¿Dante es bipolar? —le pregunto a mi mejor amigo un jueves. —¿Por qué? Mis conocimientos e información recabada antes, escuché esa palabra que me mencionas ahora. Pongo los ojos en blanco. —Solo necesitabas decir no. Suspira. —¿Qué sucede con Dante? —Últimamente me da miradas fulminantes ¿Qué le hice? Judas mira en su dirección justo cuando él desvió su mirada. Chico inteligente, sabía que hablaba de él. —No lo sé. Salvaste a su hermana, dudo que te odie. —Es raro que actúe así. —Se le pasará, deberá tener una mal semana. —Pues debería alejarse de mí, mientras se encuentra de ese estado de ánimo, porque sus malas vibras podría traerme mala suerte. Y así fue, todo fue culpa de Dante. Lo iba a matar, la próxima vez que lo viera. Reprobé el examen, para el cual estudiaba ese día en receso hasta cuando llegó él y me interrumpió con preguntas. Después de eso no pude concentrarme bien. —Vamos a embriagarnos, es viernes. Prometiste beber conmigo esta semana —Judas está a mi lado en la cama donde duerme. Me quedé a dormir anoche, le prometí una pijamada y alcohol. Ya hice mis deberes, y estudié para mi próximo examen de recuperación para el que reprobé. El profesor decidió dar una segunda oportunidad, debido a que más de la mitad del salón reprobó el examen. —Mañana te llevaré al trabajo, siempre lo hago cuando te quedas conmigo. —Lo sé, cariño. Cuidas de mí. —¿Qué quieres tomar? —Mientras sea licor, todo está bien. Necesito dejar pasar este amargo suceso de mi examen fallido por culpa de Dante. Puse mi iPod para escuchar música, mientras Judas bajaba a la cocina por los vasos y la botella que beberíamos. No pasó mucho tiempo en que sintiera mi cuerpo relajarse, queriendo más licor. Judas se encargaba de servirnos, estaba contándome del último chico con el que estuvo, cuando nuestros celulares sonaron con notificaciones de la página de f******k. Nos miramos extrañados, fuimos por nuestros celulares a mirar. Es una nueva publicación que acaba de hacer la página de chismes del instituto. ¡Santa virgen de los aliens! Escribían que Derek se había liado con alguien en el baño de hombres, mientras todos estaban en clase ¡Madre mía! Había fotos de los zapatos de Derek en rodillas, y alguien enfrente de él. Todos sabíamos lo que estaban haciendo, al ver esas fotos. Las piernas del otro chico fueron despixeladas. —Se lo merece por puto. —¿Qué? Judas deja su vaso en su escritorio y se acuesta en la cama. —Esa es mi respuesta, a cuanto te amo y puedo llegar a protegerte. Hago pagar a cada uno que te haga daño ¿Cómo? hiriendo con lo que le hace débil. —hace una pausa. —El talón de Aquiles de Derek, era su orgullo y reputación de macho Alpha ante su familia. Son republicanos reconocidos y prestigiosos. No podía manchar el nombre de su familia, diciendo que era gay. Mi cerebro trata de procesar esto. —Espera ¿fuiste tu? —¿No te has dado cuenta? Abro la boca y la vuelvo a cerrar. —No puedo creerlo ¿por qué? —Por ti. ¿Recuerdas esa noche que salimos a beber después del examen? La vez que nos encontramos a Dante y su amigo. Derek se portó como un idiota ignorándote. —sonríe. —Me había cansado que hiciera eso contigo, el de hablar conmigo y hasta lo último saludarte, como si no existieras. Derek siempre ha sido de los que solo tiene amistad con personas de alta sociedad, ya sabes. Siempre te hizo de menos, vi tu mirada esa noche y juré vengarme. No iban a herir a mi alma gemela, mientras estuviera conmigo. Mis ojos están cristalizados, enserio, la palabra amar, no es suficiente para lo que estoy sintiendo ahora con él. Me tiro a la cama y lo lleno de besos. —Te amo, te amo, te amo. No sabes lo que siento ahora, no hay palabras para expresar. Gracias por esto. —No hay de qué, hermosa. Eres importante en mi vida. —me besa la coronilla —además ya se lo merecía por gilipollas. Va por ahí en los pasillos aparentando ser todo un hombre. Cuando en la cama me gemía por más. —No me dijiste que te lo estabas cogiendo. —No me gusta decir nombre de los chicos con los que tengo sexo. Ya sabes, el hombre no tiene memoria. —Pero para este si tuviste —me carcajeo. —Es una lección, para que sepa con quién se mete. Además, la última vez que cogí con él me dejó esperando por horas y terminó rápido. Me trató como si él fuera lo mejor y yo nada. Merecía tener ese castigo, para que se dé cuenta que no saco el arma sin disparar. Donde pones la pistola, pones la bala. Sonreí. —chico inteligente.
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