5

2732 Words
El lunes fue un caos total. Las fotos estaban rodando en **, Twitter, en todas r************* que conocieras. La reputación de Derek se había ido a la mierda, había escuchado que iba ser transferido porque sus padres lo querían devuelta a Republica Dominicana. No pude despedirme de él porque se fue inmediatamente. Quería carcajearme en su cara. Se lo merecía, siempre me trató de menos cuando estábamos en reuniones sociales. No veo en todo el día a Dante y eso me alivia, no está tampoco en el examen de recuperación, lo cual me dice que ha aprobado su examen. Jodido idiota, hizo que reprobara. En la cafetería solo veo a Matías, Dante no está a su lado. Lo cual me causa curiosidad ¿le habrá pasado algo? ¿estoy preocupada por él? ¡claro que no! —¿Sucede algo? Te ves como si estuvieras buscando a alguien ¿a quién buscas? —la voz de Judas me saca de mis pensamientos. Me giro para mirarle. —¿Qué? No busco a nadie. Solo echaba un vistazo a la cafetería. —Ajá —no se lo cree. —Por cierto, quiero invitarte u obligarte a ir conmigo a un desfile de modas que mi madre va a dar este miércoles. Tienes que venir conmigo. Abro la boca para decir que no, pero me calla antes. —¿No has escuchado la parte de que tienes que venir conmigo? Ósea, es obligatorio. Suspiro. —Cariño, no tengo nada caro ni lindo para ir a un desfile de modas de España. Irán las personas que tienen dinero y poder aquí. No puedo compararme con ellos. —Mi madre te ama, ella me ha dicho que te invitara. Yo sé que no te gustan estas cosas, pero acaba de sacar una nueva colección para otoño-invierno. Ella sabe lo importante que eres para mí. —me mira con sus ojos de corderito, no puedo negarme. —Está bien. —No te preocupes por el vestido, te llevaré uno mañana —me da una sonrisa coqueta, ¿Qué tipo de vestido escogerá para mí? Estoy muriendo de curiosidad, conociendo a mi amigo podría esperarme hasta un vestido de avestruz. —Me consientes mucho, te amo. Me da una abrazo rápido y corto. —Lo hago porque te amo y me gusta ver bien a las personas que amo. Te vas a divertir, ya lo verás. —Si estás a mi lado, siempre me divertiré.   ***   —Es un regalo de mamá. Ella lo ha escogido. —¿Qué? No puedo aceptarlo. —trato de regresarle la caja que me acaba de entregar, pero no lo acepta. —Podría tomarlo prestado, pero no como regalo, Judas. —Mamá dijo que estaría muy triste si no lo usaras esta noche. Quiere que te lo quedes ¿Quieres decepcionarla? Me rindo. —No. Sonríe. —Paso por ti en dos horas. Ponte hermosa, cariño. —me da un beso al aire, y se lo devuelvo. Dejo escapar un suspiro ¿Qué me espera esta noche? Entro a mi casa con la caja y mamá se le queda mirando. —¿Ese es el vestido? —le conté sobre la invitación de la mamá de Judas al desfile de modas que dará esta noche.  —Parece que es elegante. Es muy amable de su parte. —Lo sé, le he dicho que no puedo aceptarlo, pero se ha negado en llevárselo. Dice su mamá que es un regalo para mí, creí que solo sería prestado. —mamá abre los ojos sorprendida. —Eso es lindo de su parte. Dale las gracias cuando la veas. —Lo haré esta noche, mamá. Subiré a arreglarme, pasará en dos horas por mí y tengo que arreglarme el cabello. —Está bien. Baja cuando estés listas, quiero tomarte algunas fotos con el vestido de una diseñadora —sonríe. Asiento y corro escaleras arriba a ponerme bonita. Me llevo casi una hora buscando un peinado para el vestido. Termino usando el cabello ondulado sujetándolo de la parte laterales de mis orejas hacia atrás, poniendo un adorno en cada lado. El vestido es de seda color rojo con magas largas, la parte de enfrente está cubierta porque la parte de atrás muestra toda la espalda con solo una cintilla de pequeños diamantes (que no son reales, quiero creer) en la parte baja de mi espalda. Lo acompaño con unos aretes largos y un collar de una sola pieza pequeño, color n***o. Las zapatillas son tacón bajo color plata y termino con una cartera de mano color negra. Creo que es suficiente elegante para ir. Mi maquillaje es liviano, solo cargo un poco mis pestañas que se hagan resaltar y las sombras en los ojos. Uso un labial rojo, y poco rubor. He terminado. Cuando bajo las escaleras, mamá se queda boquiabierta. —¿Enserio eres tú? —Mamá. —Eres toda una mujercita, no puedo creer que has crecido tanto. Te ves tan hermosa, toda una mujer empoderada. —Mamá, solo es un vestido. —Tengo que capturar esto, quédate allí mismo. Quiero una foto de ti descendiendo de las escaleras como un ángel. Mamá corre por la cámara y cuando vuelvo ya me he tomado varias en mi celular. La dejo tomar todas las que quiera, hasta que escucho el motor del auto de Judas. Como todo un caballero mi amigo toca a la puerta y mamá se apresura a abrirle. Ya se conocen. —No vas a reconocerla, Judas. Es un ángel. Abre toda la puerta para que mi amigo me vea. La boca de Judas se abre lentamente, —nunca he dudado de tu belleza, cariño. Serás de la que más hablen esta noche los invitados. —Gracias, amor. —Quiero foto de ustedes dos juntos. —mamá vuelve a tomar un montón más de fotos. —Mamá tenemos que irnos, —le digo para que nos deje ir y no siga tomando más fotos. —Está bien, ya los he abochornado mucho. Les enviaré a su correo las fotos. Las amarán. Soy buena fotógrafa, por eso mi bebé obtuvo el don de la fotografía —me da un guiño. Sonrío, la amo. —Se la traeré en la madrugada, debido a que mamá celebrará una cena después para sus invitados. —¿Y la escuela? —Estaré bien, mamá. Te lo prometo. Estaré levantada super temprano. No la vi muy convencida. —Ya estás lista, ni modo que te diga que no. Corro abrazarla y la beso en la mejilla. —Te amo. —Yo igual. Cuídala, Judas. —Seré su guardaespaldas. —No lo dudo.   El evento, aunque era privado, había muchas personas en el lugar. La mayoría estaba bebiendo, Judas no tardó en traerme una copa de vino blanco. —Celebremos porque estás aquí. —brindamos y bebimos. —También porque eres la mujer más hermosa ahora mismo en este lugar ¿has visto cómo te han mirado esos hombres cuando entramos? Asentí. —Me sentí cohibida. No me gusta ser el centro de atención. —Pues lo eres ahora. No puedes evitar ser hermosa. No me considero tan bella como otras chicas que tienen piel de porcelana y sonrisa perfecta, pero sí sé que tengo buenos atributos, como los pechos y trasero. No una linda sonrisa, pero si una mirada inocente, que muchos me han dicho que atrae como un imán. Eso me hace parecer que soy tan inocente como un ángel, cuando en realidad no soy nada parecido a ello. —¿Eres tú? —la voz de Matías me toma desprevenida ¿Qué hacía aquí? —No puedo creer que exista semejante belleza en nuestro salón. —Te ves hermosísima, no puedo esperar a ver la cara de Dante cuando te vea. —¿Dante está aquí? No puedo evitar buscarlo en la multitud, pero no lo diviso. —Fue al baño porque le derramaron vino encima. Fue a limpiarse. —No sabía que estabas en la lista de invitados de mi madre. Por lo que sé, no te van estas cosas. Se encoge de hombros. —Dante me ha traído, fue el invitado. No quería venir solo. —Entiendo. —¿Por qué no me dijiste que Dante estaría aquí? —¿Debería haberlo mencionado? —arquea una de sus cejas. Me ruborizo y eso lo hace entrecerrar los ojos. —¿Sucede algo? —pregunta Matías. —No, nada. Tomo mi vino de un solo sorbo, y voy por más. No quiero ver a Dante y no sé por qué. Realmente estar cerca de él me haría sentir extraña, algo que no me explico. Cuando estoy tomando mi otra copa de vino blanco, Dante se dirige hacia nosotros abotonando sus mangas con la vista concentrada en ello, no me ha visto. Trago saliva, y veo como en cámara lenta su vista se va levantando mientras sus ojos llegan a los míos, eso me pone nerviosa. Su caminar es elegante y petulante, sabe que se ve bien en el esmoquin que trae puesto. El cabello está en un peinado hacia atrás, dándole más formalidad, sujetándolo en una pequeña cola en la parte alta de su cabeza. Se ve malditamente sexy. Dante Vélez, te odio y no sé por qué. Sus ojos suben y bajan examinándome, hay un brillo en ellos que desconozco. Cuando llega a nosotros, se toma el moño de su cuello y trata de acomodarlo. —He querido matar a ese hijueputa que no sabe beber. —Ostias, te he dicho que te calmaras. No podrías hacer un escándalo ahora. —Y mucho menos en el desfile de mi madre, porque si te mato, c*****o. Pone los ojos en blanco. —Dame un ratico después del desfile y voy le mato. —Dante, compórtate. Tenemos una dama presente. Me da una última examinación, alzo una ceja hacia él. —¿Ves algo que te guste? Me da una media sonrisa. —No te imaginas nada. —Por todos los capullos, deja de decir majaderías. —suelta mi amigo. Se ríe. —Solo digo lo que pienso, ella preguntó. —Eres muy sincero, recordaré eso la próxima vez que te haga una pregunta. —Tendré muchas respuestas para todas ellas. —¿Estas coqueteando conmigo? Vuelve a reír. —Matías deberíamos ir a nuestros lugares. Y fue así como Dante Vélez, me dejó una vez más con la palabra en la boca. —Lo voy a matar. —Tranquila, puedes tomarte otra copa —me lo tomo de un trago.  —Es hora de ir a nuestros asientos igual. Judas me lleva al desfile que está a punto de comenzar. Veo a Dante con Matías en la parte de enfrente de los asientos, a la sexta fila de donde nos encontramos, ellos están del otro lado. Así que puede verme igual. Me mira todo el tiempo en el desfile y eso me pone nerviosa. —¿Qué sucede? —Judas se da cuenta de mi reacción. —Dante me ha mirado toda la noche en el desfile, me pone nerviosa. —Es un gilipollas, no puede despegar la mirada de ti, como todos lo que están en esta sala ¿ya viste aquel tipazo que te da miradas coquetas? —mis ojos van a donde Judas me dice, el hombre debe de tener unos treinta y cuatro, es joven, pero me cohíbe cuando veo que me mira muy obscenamente. Igual había unas chicas que me miraban, ¿por qué yo? —Pero solo es un vestido. —No es el vestido, eres tú. El vestido fue hecho para ti. —No lo creo. —Ya lo veras. Trato de concentrarme en los modelos que hacen lucir la nueva colección de la madre de Judas. Todas las vestimentas son fabulosas, pero no me alcanzaría para pagar una camisa. Al finalizar el desfile, sale su madre junto con sus modelos. Toma el micrófono y agradece a todos por haber venido. —Quiero mostrarles mi primer vestido de la temporada que diseñé para este desfile y que se ha vuelto mi diseño favorito de toda la colección. Agradezco a la mejor amiga de mi hijo por portarlo toda la noche, y que ha hecho honorifico a su diseño. Es fabuloso, quiero pedir a Natalia que suba, por favor. Todas las miradas están ahora a mí, la luz del foco está enfocándome. ¿Qué? Y todos los flashes de las cámaras están sobre mí. Trágame tierra y escúpeme en Dubái ¡Por favor! —Judas, ¿Qué has hecho? ¿por qué no me has dicho nada de esto? —Si te lo decía, no ibas aceptarlo. —Te voy a matar. —Sube, después me matas —sonríe. Toma toda mi valentía para hacerlo y subir al estrado, con ayuda de uno de los modelos. —Cariño, eres la estrella más brillante en una constelación tan oscura. Quiero pedirles un aplauso —todos aplauden, me atrevo mirar a Dante. Mantiene una seriedad y mirada penetrante hacia mi ¿Qué significa esto? Hace rato estaba devorándome con los ojos y ahora parecía que quería desaparecerme en el escenario. —Gracias, por portar uno de mis vestidos favoritos de la noche. No pude escoger a mejor modelo, que tú. El vestido fue hecho para ti. —Gracias a usted, —me atrevo abrazarla y soy correspondida con uno más fuerte. —Eres como una hija para mí —esto me lo dice sin que los demás lo escuchen. —Espero verte en la cena. Asiento. —Estaré allí con Judas. Se termina el desfile y ella anuncia la after-party. —¿Por qué no me lo dijiste? Toda esta noche estuve portando un vestido de su colección. —Porque no ibas aceptarlo. Ella me dijo que no te dijera. Suspiro resignado. No hay nada que hacer. —Gracias, por el regalo. —Ella viene pronto, así que agradéceselo en persona. —Está bien.   ***   El jueves es un caos mi celular. Hay noticias del desfile de la madre de Judas y fotos mías a su lado. Anuncios con encabezados de que era la nueva musa para la diseñadora de modas más famosa de España. Otro encabezado decía que quién era y de dónde había salido. Chismes sobre si mi familia pertenecía a la realeza de algún país, o si era modelo en Estados Unidos. Todos querían saber sobre mi vida personal y eso me aterraba porque corría el peligro de que descubrieran cosas que no quería que nadie debería saber. Eso me pone ansiosa y me hace morderme las uñas. A veces cuando la ansiedad es demasiada me da ataques de pánico, no he tenido uno desde que me mudé de México. Mamá decía que me había sentado bien mudarnos y abandonar todo el pasado. —¿Has visto la nueva portada de Magazine? Eres alguien importante ahora, mi mejor amiga es famosa. —escupe Judas. Entrecierro los ojos hacia él, tiene toda la culpa de esto. —No puedo creer que me hayas mentido. —Amor, es una mentira pequeña que te ayudó demasiado. No puedes quejarte, además fue un regalo e idea de mi madre. —Aun así, deberías habérmelo dicho para prepararme en el desfile. —Aunque te hubiera dicho, te iban a tomar desprevenidas las palabras de mamá. Nunca se sabe con ella, es muy espontánea, no creí que te hiciera subir al escenario y dijera que portaras un vestido suyo. Me imagino que lo pensó en el último momento.  —se encoge de hombros restándole importancia. —Mamá es extraña a veces, ni yo mismo puedo comprenderla. Así que, si quieres culpables, culpa a ella. Yo no sabía nada de ese show de anoche. Es sincero y le creo. Si hubiera sabido que su madre me expondría de esa forma, al menos me diría algunos mensajes secretos para que yo me diera cuenta de que algo tramaba su madre. —Te perdono. —¿Cuándo te pedí que me perdonaras? —dice inocentemente, abro mi boca para decir una de groserías, cuando veo una sonrisa en sus labios y me abraza. —Es mentira, tontita. Te amo, y gracias por perdonarme el que mi madre te haga famosa. —ríe por lo bajito. —Chistosito —Me amas, como sea. —Ya sé, no tengo otra opción. Lo vuelvo abrazar y esta vez más fuerte. 
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD