6

4202 Words
El sábado en la tarde Azael entra por la puerta de mi trabajo, y me hace una pregunta que nunca pensé escuchar de sus labios. —¿Quieres venir una tarde después de clases, al cine conmigo? Mi rostro se quedó pasmado al escuchar esas palabras. Azael Bach estaba pidiendo una cita conmigo ¿era una cita verdad? Es lo típico de ir al cine, y así, me tiene que hablar repetidamente para que pueda llegar a responder como una idiota. —Si, me parece bien. —trato de recomponer mi postura de tonta embobada que acabo de tener con él. ¡Santa virgen de los aliens! Necesito ayuda para hablar con un chico. Natalia, eres una perdedora. Me reprendo. —¿Qué tal el lunes? —¿lunes en el cine? —los inicios de semana nunca han sido de buena suerte para mí, pero esta vez decido arriesgarme. —¿Esta mal? ¿quieres otro día? —sacudo la cabeza y me apresuro a decir que no, para que no fuera a cambiar de opinión y se diera cuenta que estaba cometiendo un error al invitarme al cine. —No, me parece bien. El lunes después de clases, te veo. —¿Me darías tu número para quedar en un lugar para vernos? Mis mejillas se sonrojan, ¡oh por dios! Necesito oxigeno ahora mismo porque me estoy atragantando con mi saliva. Con torpeza comienzo a recitarle mi número. —Listo, gracias. Te veo el lunes, —se despide y con ello se lleva mi corazón, dejo escapar un suspiro mirando por la puerta donde se acaba de ir. —¿Estas bien? Parece que se te ha salido el corazón y esperas que vuelva por esa puerta. —Mi jefa se burla de mí, ella sabe sobre mi enamoramiento de años con Azael. —Creo que mi corazón nunca volverá. Se ríe por lo bajito. —No seas tonta, es solo un gusto, se te pasará. Es un chico que podría solo estar de paso en tu vida. De eso se trata, te enseñará algo y después se irán, tal vez te deje una lección o no lo haga. Eso dependerá de ti, a mi edad he tenido muchas lecciones de mis amores pasajeros. Créeme que sé con qué tipo de personas no debo estar y a quien echar de mi vida al segundo de que abre su boca —se ríe al solo recordar viejos momentos. —Lo mismo con los amores, me rompieron el corazón muy joven y eso me hizo darme cuenta de que no voy a vivir de amor toda la vida, hay gastos y tengo que comer, los chicos solo se interesan por meterse entre tus piernas y disfrutar todo lo que puedan hasta saciarse, después te desechan cuando no hay más por comer. Eso sucede cuando te enamoras de alguien que solo le interesa él mismo. Escuchar sus palabras crudas y verdaderas, me hace sentir con náuseas. Solo esperemos que Azael no sea ese tipo de chico que solo quiere saciar su apetito. —En fin, aunque las personas que te rodean te den consejos y te digan que no debes estar con esa persona. Tu haz de oídos sordos, al final te das cuenta por ti mismo, es entonces que caes en la cuenta de que todos tenían la razón. Es allí donde nace el ¡te lo dije! De tu amigo. Las palabras de mi jefa son sabias y poderosas, ella habla porque lo ha vivido y sé que ha tenido muy malas experiencias de su vida a lo largo de su trabajo. Ella me contaba en los ratos libres que teníamos, sobre sus amoríos, no le fue muy bien. Pero no podía opinar porque en realidad apenas iba a tomar ese barco, y parecía que iba a zarpar pronto. *** Y es que me gusta todo de él. Sus manos, sus labios, su sonrisa, es inteligente, caballeroso, educado, lo tiene todo. ¿Cómo no podría enamorarme de él? Azael estaba esperando por mí fuera del cine. Llevaba unos jeans negros y tenis del mismo color, un jersey color azul cielo, mi color favorito, pero él no lo sabía, que lo hacía ver tan sexy con esos lentes. «Los hombres no nos engañan, somos nosotras mismas engañándonos» El chico con el que me estoy por encontrar ha sido uno de mis amores por años, no he podido sacármelo de la cabeza ni del corazón por mucho tiempo. Si decido ahora entregar mi corazón a este chico, estaría entregándole las armas para destrozarme. Y no sé si estaba dispuesta para hacerlo. «Querido crush, creo que estoy asustada ahora de expresar mis sentimientos. No sé si cuando te confiese mi amor, tú me correspondas» Suelto un suspiro y me bajo del barco que llevaba sin deriva en el mar, donde el piloto no sabía que dirección tomar. Me lanzo al agua y decido llevar un salvavidas conmigo por si nadie viene a rescatarme. Cuando sus ojos me ven, sonríe y eso hace que mi corazón martillee en mi pecho. Le devuelvo una sonrisa nerviosa. Mis manos están sudando, no puedo creer que tengo una cita con mi crush. No tenía esa suerte en la vida. —Hola —suelto cuando me encuentro a su lado. —Hola —me da un beso a la mejilla y en esos segundos me tomo el tiempo para olerlo. Huele a una fragancia amaderada combinada con un toque de su olor a hombre, me hace sentir quedarme en sus brazos para olerlo toda la tarde. Mis pensamientos me hacen sonrojar. —He ido a ver la cartelera, parece que solo hay películas de comedia romántica y una de drama ¿te late alguna? —Iré a mirar. Y era cierto, solo películas románticas que eran de comedia. Que suerte la mía ¡ALELUYA! Escogimos una película de drama, donde una pareja que descubría que iba a morir pronto el novio y se casaron para vivir sus días. No puedo negar que lloré en cuando eso sucedió, Azael tomó la iniciativa de abrazarme y limpiar mis lágrimas. Mi corazón latió más fuerte. Cuando la película terminó, tuve que alejarme de él, aunque no quería. —¿Te ha gustado? —pregunta cuando estamos fuera de la sala de cine. —Ha sido una buena elección. —respondo. —¿Quieres cenar algo? Yo muero de hambre, no sé tú. —Si, tengo algo de hambre. —¿Qué quieres comer? Me muerdo el labio. Soy una persona muy indecisa. —Lo que quieras está bien para mí. —Nat, creo que al menos deberías saber qué comer. Por favor, dime una respuesta. Volví a morder mis labios. —¿Tacos? Sonrío. —Tacos me vienen bien. De hecho, es la mejor elección. —¿Enserio? —Sí. Vamos por tacos. Sonreí. Estaba comiendo mi cuarto taco cuando él iba por el sexto, hablaba enserio cuando me dijo que le gustaban los tacos. —¿Tienes pensando que quieres estudiar en tu futuro? —estaba curiosa por saber de su vida. —Seré igual que mis padres, ayudaré a salvar vidas. —Doctor. —Si, siempre me ha apasionado el ver como mis padres llegan a casa a veces con una sonrisa del hecho de que hayan dado luz a una vida o que la hayan salvado. Aunque a veces igual suelen estar tristes porque perdieron a una. En esta vida hay altas y bajas, lo he aprendido con el tiempo. —hace una pausa —pero quiero esto. Sé que tengo vocación. —No lo dudo, eres uno de los chicos más sobresalientes en tu clase y generación —confirmo. Aunque no éramos de la misma clase, sabia con certeza que era inteligente y más que eso, tenía un talento para ser doctor. Por sus amigos sabía que los ayudaba con alguna herida o fractura en su equipo de futbol. Con el tiempo, mis sentimientos fueron creciendo a su persona. No tenía ningún poder sobre mi corazón, y me odiaba por ello. El no poder controlar lo que sentía, pero si lo hacía creo que el resultado iba a ser fatal. Sucedió. Sin precedentes. Mi corazón se agitaba cada vez que escuchaba su voz o que su presencia estaba cerca de mí. El no poder controlar mis sentimientos, me convirtió en una persona tonta. «Alguien que no puede controlar sus sentimientos, es alguien débil» —¿Tú has pensado en algo? No me gusta que la conversación gire a mi entorno. No sé aun que quiero estudiar, y eso me asusta. Solo tengo un año para lograrlo. —No. Soy sincera, no puedo mentirle a mi crush. —¿Entonces? ¿Cuáles son tus ideales para tu futuro? —¿Tal vez viajar y tomar fotografías? —bromeo. Sonríe amablemente. —No es mala idea, créeme que quisiera participar en ese viaje. —¿Y qué nos detiene? —La vida, el futuro. Eso nos detiene —la realidad golpea fuerte y duro. Tiene razón, no solo podemos irnos y dejar las responsabilidades. Tenemos que afrontarlas como adultos y eso duele. La verdad siempre duele. Mi sonrisa pierde su poder. Mis pensamientos de adulto entran en función. Tiene tanta razón, todo este tiempo pensé que todo sería fácil. Que los sueños que tuviera podrían ser realidad, el problema es que a veces tenemos que sacrificar algo para llegar a ello. Triste realidad. —En esta vida, tienes que sacrificar algo para obtener beneficios a cambio. —Tienes razón, hay que empezar a poner los pies sobre la tierra. —Lo siento, por si soné cruel. Pero a veces nos hace falta escuchar esas palabras. Me tomó mucho tiempo darme cuenta el hecho que tenía que madurar y saber lo que quería. Y para obtenerlo debería poder luchar por ello, y sacrificar cosas. —¿Y valió la pena? Me da una mirada profunda de esas que te dejan sin aliento. —Si. Créeme que valió la pena, a veces soñamos demasiado siendo jóvenes, pero estamos ocultándonos la verdad. —¿Y cuál es? —Nuestro futuro. La cena fue bien, hablamos de nuestros gustos, y miedos. Me llevó a casa después de las nueve. —¿Te has sentido bien el día de hoy conmigo? —Claro, ha sido un día muy bien. Me la he pasado bien. —A mi igual. Me ha gustado estar contigo, deberíamos hacerlo de nuevo. Sonrío. —Eso me encantaría. —Espero que nuestra relación sea mejor ahora, creo que estamos acercándonos. —Si. Creo que lo será. Me despedí de él y bajé del auto. Mamá no estaba en casa debido al trabajo, subí a mi habitación y llamé a Judas. —Creo que mis sentimientos se han vuelto más fuertes. —Cuéntame todo. Le conté sobre la película que vimos y cómo se comportó, él se emocionó mucho. —Creo que le gustas ¿si no porqué te pidió una cita? —No sé cariño, la verdad es que me ha gustado pasar tiempo con él. —Creo que está avanzando mucho. Parece que el besó de esa noche resultó muy bien. —Creo que sí, por eso él ha querido conocerme —Eres una persona genial, cariño. ¿quién no quería estar contigo? Si hay alguien oponente lo mataría. Rio. —Te amo. —Yo más, corazón. *** La clase es interrumpida con las notificaciones de la página de chismes. Todos corren a ver que han publicado, no puedo quedarme con la curiosidad y miro mi celular. Otra pareja ha caído. Hay fotos de un chico siendo infiel con una amiga de su novia. Creo que el chico pertenece a la clase B, donde pertenece mi Azael. —Por favor, podéis guardar su celular. Hay una clase que dar. Algunos lo hicieron, otros estábamos pendientes sobre el rostro de la persona que era infiel. —La próxima clase, quiero un resumen del libro de Mujercitas. —Aún no han publicado el nombre del chico infiel. —Quien sea es un perdedor —afirma Judas. —Pobre chica. El enterarse sobre una infidelidad, en una red social es algo caótico. No quisiera ser parte de ello. —Eso sucede cuando pecas con alguien incorrecto. —¿Y cómo sabes que es el correcto? Se encoge de hombros. —Nunca se sabe, en realidad creas ciertas expectativas a la persona para hacerla parecer perfecta ante tus ojos y lo que sucede es que estás engañándote. Al final nos engañamos con nuestras propias mentiras. Dejo escapar un suspiro. Tiene razón. —Judas ¿Te has enamorado alguna vez? —su mirada cambia. Aunque somos mejores amigos desde hace unos años, nos conocemos todo. Hay algo que nunca he podido descifrar en mi amigo, y es su corazón. El esconde sus sentimientos cuando está enamorado, dice que si él enseña el verdadero corazón los destruirían y pisotearían. Es su debilidad, por ello lo mantiene guardado bajo llave. Así que disfruta el amor compartiendo con varios la cama, es la forma que puede protegerse a sí mismo. No lo juzgo, cada uno trata de mantener sus sentimientos resguardados. Mírame a mí, que me he guardado este enamoramiento por Azael desde hace dos años. —Si, lo he hecho. Pero no quiero hablar sobre eso ahora, solo puedo decirte que desde entonces cambié, las cosas no terminaron nada bien —finge una sonrisa y la acepto. Cambio de tema para quitar el ambiente tenso que acabo de crear con mi pregunta. Mi celular suena con otra notificación y el de Judas igual. Es una invitación a una fiesta en casa de Matías, parece que es su cumpleaños. —¿También te ha llegado? Es una invitación de cumpleaños de Matías. —Si ¿cómo obtuvo mi número? —Debió pedírselo a la hermana de Dante. Me lo pidió la última vez que la vi. No había visto a la chica desde ese entonces, y ahora que lo pienso tampoco a Dante después del desfile de modas ¿dónde estará? —¿Vendrás? —Si, me parece que me vendría bien ¿crees que le haya llegado a Azael la invitación? —Lo más posible es que sí. *** Llega viernes en la noche, y es el cumpleaños de Matías. Judas pasa por mi para ir a la fiesta. La casa está llena de autos alrededor, y nos estacionamos para adentrarnos al lugar. —Que guapo estáis hoy, Judas —una chica se acerca a él y lo besa en la mejilla. —Gracias, tú estás muy mona igual. No conozco a la mayoría de estas personas, no se les olvide que no pertenezco a esta clase social, sino fuera por Judas creo que no habría venido. —Habéis venido chicos, me parece genial —Matías aparece con dos vasos para nosotros. —Toméis todo lo que quieran, están en su casa. La barra es libre, también tenemos una alberca en la parte trasera por si quieren mojarse un poco —sonríe. —Gracias por invitarnos, —le ofrezco un pequeño regalo que he escogido en una tienda de caballeros, le he comprado un cigarro artificial, había leído que eso ayudaba a las personas a dejar de fumar. Ya que Matías fumaba demasiado, creo que le vendría bien. Me da un abrazo que me toma por sorpresa. —Muchas gracias, eres la única aparte de Dante que me ha dado un regalo esta noche. Creo que a estos pibes no les importo para nada, solo quieren venir a beber mi alcohol, pero ustedes son diferentes. Esta sonriendo. —No te conozco mucho, pero se ve que eres un chico super genial. Como ustedes dicen, me flipas. Judas le entrega una caja igual, es un reloj caro. Eso me dijo antes de venir. Le da un abrazo, igual y palmea su espalda. —Diviértanse, chicos. Iré a dejar los regalos a mi habitación. Nos quedamos con nuestros vasos en la mano y probamos de él. Estaba cargado. —Creo que mejor iré a preparar nuestras bebidas —dijo Judas. —Me parece una buena idea. Se escabulló para la barra, y yo fui hacia la parte trasera de la casa. Quería ver que tal estaba el ambiente allí. Había sido mala idea no poner en la invitación que trajéramos nuestro traje de baño. La alberca era extensa y estaba llena de chicos embriagándose en ella. Y entonces lo vi, mis ojos conectaron con él y mi cuerpo se desequilibró, mi respiración se agitó. Sus ojos estaban sobre mí con una intensidad que hacía que no desviara mis ojos sobre él. Estaba hipnotizada. Dante se encontraba dentro de la alberca, a su lado estaba una chica rubia que le acariciaba el pecho. En su mano derecha estaba su vaso, tomó un sorbo y no perdió nuestra conexión. —¿A quién miras? —Judas me atrapa viendo a Dante, desvío la mirada y me concentro en mi amigo. —A nadie. —Mentirosa ¿Por qué mirabas a Dante como si quisieras comértelo? —No quiero comerme a nadie. —Mentirosa —¡Judas! —Parece que hace un rato estaban haciendo el amor con la mirada ¿A qué se debe? —bebo de mi vaso, hace calor aquí. Agradezco haber elegido un vestido en forma de A, super fresco de color rojo. La parte de arriba era corsé en forma de corazón. —No estábamos haciendo nada, solo que lo miré por un rato tratando de saludarlo. Ya sabes que no tenemos una buena relación. —No sé, eso parecía que estaban haciendo bebes imaginarios. —Cambiemos de tema, no quiero hablar de él. —Vi a Azael con sus amigos. —¿Está aquí? —Si, querida. De hecho, se me acercó y preguntó por ti, le dije que estabas aquí afuera. No tardará en encontrarte. Sonreí. —¿Y qué tal iba? —No se veía mal. En comparación de Dante, creo que ya sabes mi respuesta. —mira hacia la alberca, —¿Por qué no nos dijo de la alberca? Hubiéramos traído traje de baño. —Lo sé. —Pero creo que hay algunas personas que igual no sabían y se han metido en ropa interior. Era cierto, había personas en su ropa interior sin importarle. —No me meteré así. —Yo sí, de hecho, traigo un bóxer super hot que compré la semana pasada en Fendi. Empezó a quitarse la ropa y no podía creer que iba hacerlo. Algunas personas se quedaron mirando a tremenda belleza desnudándose, yo estaba hiperventilando. Conocía a Judas y lo había visto antes en traje de baño, pero verlo ahora quitarse la ropa y quedarse en ropa interior me estaba ocasionando un problema en mi corazón. —¿Por qué estas sonrojada? —dice de una manera sínica. —Solo es ropa, nena. No pasa nada —toma mi barbilla con sus manos y se acerca a mí, tanto que puedo oler su bebida, sus labios van a mis oídos. —Parece que ahora tenemos un espectáculo mirándonos. Esto hará que varias chicas estén teniéndote envidia y algunos chicos estén queriendo matarme justo ahora, porque estoy tan cerca de ti semidesnudo. Tragué saliva. ¿Qué estaba haciendo? Una garganta fue sonada detrás de nosotros. —¿Qué está sucediendo aquí? —mis ojos se abrieron con asombro al ver a Azael parado junto a nosotros con un leve enojo e incomodidad. —¿Nat? —Nada. Judas me estaba contando un secreto. —Estoy nerviosa y mis manos sudan, ahora mi garganta está demasiado seca. Bebo de la bebida que Judas me trajo. —Ya entiendo, ¿Qué tal Judas? Parece que has montado un espectáculo para entrar a la alberca. Judas lo mira arqueando una ceja. —Ya sabes que me gusta llamar la atención —se encoge de hombros restándole importancia. —Ahora si no les importa, me iré al agua, necesito refrescarme un poco —me guiña antes de irse. Lo veo echarse un clavado con estilo, sin duda Judas sabe cómo llamar la atención de todos. —¿Sucede algo con él? —las palabras de Azael me traen de vuelta a él. —¿No me dijiste que era gay? Eso no parecía para nada ser gay. —Judas tiene varias facetas, a veces no puedo llegar a entenderlo del todo bien. —Ya vi. —Creí que no te encontraría aquí Tiene sus manos en los bolsillos. Lleva unos pantaloncillos cortos y playera, unas sandalias completan el look. Se ve demasiado fresco y relajado. —Yo tampoco creí encontrarte esta noche, ¿eres amiga de Matías? —Conocido, apenas llevo tratándolo hace unos días. —asiente, —¿Y tú? —Es amigo de un amigo mío, ya sabes, conexiones son todo esto —ríe. —He venido porque me ha traído él. —Ya entiendo, ¿Estas bebiendo algo? —pregunto. —Si, de hecho ¿quieres algo? Veo que ya te has terminado tu bebida ¿vienes? —señala hacia dentro de la casa. Asiento. Toda la noche me la paso hablando con él y riendo, estamos bebiendo con sus amigos, Robert suele ser divertido, es su mejor amigo. También está Josué, y Alan. Todo iba bien hasta que Dante hizo aparición en la sala donde nos encontrábamos. —Quiero su atención ahora mismo —tenía una voz que imponía autoridad, si en verdad su padre era político, creo que él seguiría sus pasos. Hubo un silencio inmediato. ­—Para seguir celebrando el cumpleaños de mi amigo Matías, hemos determinado crear un juego. Es verdad o reto, todos deben conocerlo y para los que no; el juego consiste en preguntar algo si quieres verdad o pedir que hagan algo en reto. —hace una pausa y me mira. —El reto consiste en beber seis cervezas a través de un embudo. Así que si eres valiente, creo que sería mejor opción a decir verdades de ti. —¿Quiénes juegan? —preguntó Matías. Quedaban pocos en la fiesta, la mayoría se había ido hace horas, eran pasada de la media noche. También debería irme porque mañana trabajaría, pero si lo hago ahora me tacharían de cobarde, tendría que esperarme un poco más. Todos dijeron que sí. —¿Natalia? ¿Juegas? —El escuchar de sus labios mi nombre hizo que mi piel se erizara. Dante, mantenía una ceja arqueada mientras esperaba una respuesta mía. —Estoy dentro. —Iremos a la piscina, el juego será allí. Todos nos movimos hacia el lugar y comenzó el caos. Judas estaba junto a un chico, parecía que se iba a llevar a la cama a alguien esta noche, no me miraba. Solo tenía ojos para él. Y eso me hizo sentir rechazada, mi mejor amigo estaba abandonándome en esto, y entonces me di cuenta que eso hice toda la noche, había llegado con él, pero mi tiempo estuvo con Azael ¿se habrá molestado? Esperaba que no fuera el motivo por el cual estuviera ignorándome ahora. Muchos fueron por la verdad y pocos por el reto, cuando tocó el turno de Judas, pidió reto. Era de esperarse, por ningún motivo daría respuestas. Matías pidió verdad, le preguntaron algo sobre su virginidad. Y ya todos sabían la respuesta, cuando llegó el turno de Azael, él pidió verdad. Dante hizo la pregunta. —¿Te gusta alguien que se encuentre aquí mismo ahora? Las mejillas de Azael se ruborizaron, y creo que estaba aguantando la respiración por saber su respuesta. Me miró antes de responder. —Si, alguien de aquí me gusta. Mi corazón estaba latiendo a mil por hora, no podía con esta sensación de satisfacción ¡Le gustaba Azael! Mi crush estaba correspondiéndome después de un enamoramiento por años. Cuando fue mi turno, pedí reto. No podía saber que pregunta me haría alguien del grupo, y al igual que Judas, solo estaba protegiéndome. El encargado de mis bebidas fue Matías y otros dos chicos. Iban por la tercera cerveza. —Con calma, chicos. No es una gran bebedora como ustedes. ¿Estás bien Nat? —Si, gracias. Seguimos con las otras tres y cuando acabe solo quería vomitar todo, pero me contuve. —¿Todo bien? —preguntó uno de los chicos que sostuvieron mi embudo. —Eso creo. Me sentía mareada, era demasiado alcohol en segundos. Tratando de que mi cuerpo procesara todo, sentí como perdía el equilibrio de mí misma. Mi cuerpo sintió un peso hacia atrás imposible de sostenerme de algo y caí a la alberca. ¿Qué persona no sabe nadar a esta edad? Yo. Nunca aprendí a nadar por miedo a hundirme en las profundidades del agua y nunca salir. Mi cuerpo se sintió pesado y mis ojos estaban cerrándose, adiós cruel mundo. Me gustó tener un viaje bipolar en el camino a mi muerte. Tragué demasiada agua al querer respirar, pero todo era inútil. ¿Papá estas ahí? ¿Estas esperándome? He querido verte desde hace años, te extraño. Pronto estaba tocando fondo y al mismo tiempo estaba levitando sobre una suavidad en mi piel. La oscuridad se apoderó de mí.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD